jueves, 31 de enero de 2013

EL OFICIO DE SINDICALISTA


Circulo Bellas Artes (Madrid) 31 de enero 2013

Nadie se extrañará si digo que estas palabras han sido las más difíciles de escribir durante los largos años de mi actividad pública. La duda ha surgido a la hora de elegir el temario de la que es mi última intervención como responsable de FITEQA CCOO, ante este auditorio tan especial, cada uno de vosotros y vosotras, todos compañeros y amigos, a quienes de todo corazón quiero agradecer vuestra presencia que nos honra como organización y como personas.

Confieso que la verdadera dificultad han sido las tentaciones que me han rondado, confirmando que si la carne es débil, el ego lo es todavía más.

Me he imaginado exponiendo ante tan distinguida audiencia “mi testamento político-sindical”, como quien dice ¡ahí queda eso! o ¡he dicho!. O haciendo una crónica de mi larga militancia, porque ya sabemos que todos tenemos una memoria tan buena, que incluso nos acordamos de aquello que no ha pasado nunca.

Pensé en aprovechar estos minutos para daros mi opinión sobre la actual situación social y económica, sabiendo que se resume diciendo que es muy grave. Al ser mi última intervención ante personas tan generosas, pensé incluso que podría hablar sobre temas y materias cuya ignorancia podría disimular gracias al escaso tiempo del que dispongo.

Pero voy a dedicar estos minutos para reivindicar el OFICIO DE SINDICALISTA, mi oficio, el que amo profundamente y que expresa una vocación sincera, que me ha facilitado, junto a mi buena salud, mi maravillosa familia que hoy está aquí y los muchos y leales compañeros y amigos y amigas, poder afirmar, no sin un poco de mala conciencia por sentirme tan privilegiado: ¡he sido y soy una persona muy feliz!, Feliz y muy agradecida por ello, agradecida a todos vosotros y vosotras  porque tenéis mucho que ver en ello. Gracias a todos.

Amigas y amigos, no tengo ningún pudor en confesar que he estado enamorado de mi trabajo porque me enamoré de muchas de las personas valientes, trabajadoras y leales con las que he trabajado en mi federación. Personas de CCOO que admiro y siempre admiraré como Salvador Bangueses. Compañeras que nos enseñan día a día que por cada mujer cansada de aparentar debilidad hay un hombre débil cansado de hacerse el fuerte. Y de tantas otras personas del banco sindical.

También del banco patronal y empresarial, a quienes no pienso citar para que no se me vea demasiado el plumero, pero no podría bajar de este escenario sin decir: Fabián Márquez eres un gran profesional, el diálogo social en España y las relaciones laborales del Sector Químico te deben mucho.

Y José Luis Montesinos Moreno, todo rigor, voluntad de sacrificio, estudio y modestia, virtudes, junto al compromiso, tan escasas y tan necesarias en nuestras sociedad, también en CC.OO. José Luis has sido elegido hoy Secretario General de FITEQA CCOO, y sólo te daré un consejo para tu nueva responsabilidad: enamórate de tu gente, de tus equipos, e intenta demostrárselo, que además  así te perdonarán muchos de los errores que vas cometer.

Confieso que durante todos estos años no sabía qué contestar a la pregunta ¿su profesión? y he contestado: profesional, asesor, fresador, mecánico, he contestado con muchos oficios, todos falsos, porque mi verdadero oficio es SINDICALISTA.

Sindicalista no es un verdadero oficio, lo sé. No está reconocido por ningún colegio profesional, no se accede con oposiciones o exámenes por títulos. No garantiza ninguna renta o prestigio particular. No es un verdadero oficio porque contiene (o tendría que contener) una buena dosis de voluntariedad e idealismo, o dicho de otra forma para definir idealismo: asumir objetivos como ciertos y verdaderos que aunque nuestros cinco sentidos no perciban con claridad, uno desea con tal fuerza  que la constancia en perseguirlos los van convirtiendo en vocación. Ya sé que eso mismo en algunas escuelas de psicología igual lo definen como locura, pero creo que sería exagerar. No estamos locos.

Una actividad o trabajo voluntario que no debería identificarse o significar improvisación e imprecisión, porque tan importante como la conciencia que debe tener el sindicalista en su indispensable e inequívoca colocación, junto aquellos que representa en el conflicto de intereses en la empresa y en la sociedad, está el rigor exigido, están los necesarios conocimientos, teóricos, prácticos, las técnicas de trabajo que van más allá de, permitidme la ironía, digamos de estar con los "buenos", o de forma más objetiva, estar con tus representados. Hoy también a los mejores sindicalistas se les dice: "Es uno o una que conoce bien su oficio".

No sé cuánto de lejos habré estado de aquella definición de sindicalista que hizo Pablo Iglesias hace más de 100 años cuando dijo: "los representantes de la clase obrera, son los que tienen que dar la cara con más frecuencia, los que tienen que alentar a los trabajadores en los momentos de desaliento, los que tiene que darles ejemplo arrostrando las arbitrariedades de los patronos, de las autoridades y de todo el mundo..... De modo que no pueden ser de madera de vividores que engañan a los suyos; por el contrario han de ser hombres  incorruptibles que dan ejemplo a los suyos de como han de cumplir la lucha".

Amigos y amigas, confieso que nada me gustaría más que no haber estado demasiado lejos de estas condiciones que para este oficio reclamaba hace más de cien  años Pablo Iglesias, porque que hoy siguen siendo igualmente imprescindibles.

Si tuviéramos que hacer la definición de funciones de su puesto de trabajo, el oficio de sindicalista consiste esencialmente en el arte de distinguir correctamente en cada caso entre aquello en lo que debemos ponernos de acuerdo y aquello en lo que podemos -e incluso debemos- mantener el desacuerdo. Dicho de otra forma, su función esencial consiste en negociar y acordar con quien representa a la empresa, las condiciones de trabajo y la renta de sus representados, de todos los trabajadores y las trabajadoras, estén a jornada completa o a tiempo parcial, a turnos, sean jóvenes, veteranos, inmigrantes, o desempleados etc., a la clase trabajadora con todas sus pluralidades.

Por ello, desde los inicios, la organización básica del sindicalismo ha estado siempre, (salvo aquellos sindicatos, que los hay pero no es común en los países de nuestra órbita, que en la práctica son más un movimiento político), en los centros de trabajo, y su encuadre responde a las especificidades productivas, profesionales, de la propiedad de las empresas, pero siempre respondiendo a la relación del trabajador con su puesto de trabajo y las condiciones del mismo.

Creo que la síntesis del oficio de sindicalista está en encontrar la justa relación entre la razón, la racionalidad  y lo razonable. Está en saber transitar inteligente y honradamente con estos conceptos, entendidos como LA RAZÓN o acción intelectual que nos pone en contacto con la realidad, y la facultad de juzgar, ordenar y relacionar nuestros conocimientos. La RACIONALIDAD, como la capacidad de acompañar esa razón por la escala valores del sindicalismo, guiados por la solidaridad y la defensa de los más débiles, para llegar a un resultado, a un acuerdo RAZONABLE, que quiere decir  posible, negociado y aceptado.

La crisis social y política, no solo económica, que vivimos, está debilitando, cuando no destruyendo, los débiles instrumentos de representación democrática que tenemos: partidos, patronales y sindicatos, y con ello a sus representantes y, en particular, a los sindicalistas, haciendo todavía más meritorio el compromiso de aquellas personas que ejercen este oficio en un país donde se desconfía del voluntariado y del compromiso hacia los demás, donde la expresión más común cuando se dice que zutano o mengana se ha presentado como voluntario en la Sociedad Protectora de Animales, o en la Cruz Roja, o a limpiar el bosque comunitario, o a las elecciones sindicales en su empresa, la expresión es "será por algo y algo se llevará".

Es muy difícil esta actividad de ejercer la representación de los demás y la militancia social, como también saben algunos amigos empresarios comprometidos con su causa, que han utilizado recursos y tiempo a sus familias y empresas asumiendo responsabilidades en su Asociación Empresarial, en este país del "algo se llevará".

Una realidad preocupante que explicó muy bien en un magnífico artículo en El País del pasado 8 de octubre nuestro amigo Marcos Peña, a quien aprovecho para decir que es un gran honor que esté hoy aquí con nosotros y contar con su amistad, y que siempre ha sido un referente para mí. En ese artículo titulado: "Parece que toca defender a los políticos..." que nos mandamos unos a otros como el que respira aire fresco, decía: ‘hacen falta, y mucha, los políticos, hacen falta y mucha, sindicalistas y líderes empresariales. Y lo que de verdad hace menos falta es que agotemos nuestras energías en regresar a la tribu, en debates emotivos y viscerales de eficacia más que dudosa que muy rara vez registran realidad’. Gracias, Marcos, por tu compromiso con la democracia y el progreso social. Estoy convencido de que la solución a nuestros muchos y graves problemas están  hoy aquí, en buenos y honrados sindicalistas, en buenos y honrados gestores empresariales, en buenos y honrados  profesionales de la docencia, de la economía, del derecho y de la política, como también está a pocas manzanas de aquí en la carrera de San Jerónimo, en los centros de trabajo y de estudio.

Amigos y amigas, me apetece expresar que no he sentido la más mínima incomodidad por ser y ejercer de catalán ni en Madrid ni en ningún otro lugar de España, más bien todo lo contrario, he recibido reconocimientos previos, y por esto, inmerecidos, que iban asociados a mi origen de catalán. Deciros que milito con esa multitud de personas de éste y otros países, que ya nacimos cansados de patriotismos baratos. Que soy de los que piensan que se pierde mucho tiempo y energías discutiendo esencias en lugar de dedicarlo a construir existencias. Y sobre todo pienso que en estos momentos complejos el Sindicalismo Confederal de UGT y CCOO es o debería ser, un instrumento esencial y básico para la defensa de los valores universales que son la democracia, la justicia, la equidad y la cohesión social. Que debería ser uno de los tirantes más sólidos y resistentes de los que dispone la sociedad española hecha de singularidades potentes y sensatas, capaces de entenderse y de respetar un proyecto de convivencia común.

Compañeras y compañeras de FITEQA CCOO: me habéis permitido realizar el trabajo más importante de todos aquellos que a mi persona le podían ser ofrecidos, de haberlo podido hacer durante largos años y me habéis premiado permitiéndome defender mis ideas y trabajar para que con las vuestras, intentemos mejorar las condiciones de trabajo y por ello, la sociedad. Espero de verdad haber sabido pagar tal honra con mi trabajo, con mi dedicación. Espero haber ejercido mi responsabilidad: “con discreción y aseo” empleando una frase taurina más propia de mi amigo y admirado José Luis López Bulla, a quien aprovecho para agradecer en nombre de un regimiento de gente, su intensa y rica aportación constante e inagotable al tan necesitado estudio y análisis del mundo del trabajo y del sindicalismo, como también su presencia y sus palabras.

Para acabar, voy a cumplir con la promesa hecha a quienes os habéis interesado por lo que iba a hacer a partir de hoy. Empiezo un nuevo trabajo que espero no tardar mucho en cargar también de ilusión. Un viaje en un mar muy tormentoso como es la situación económica que vivimos. Consciente, como dice el adagio que si uno va a un lugar nuevo que no conoce, deberá ir por caminos que desconoce, prometo aplicar el consejo del sabio cuando aconseja ‘el día que no sepas a donde vas, acuérdate de donde vienes'.

Soltaré amarras e izaré las velas de un minúsculo bote de nombre ÉTICA.ORG,  empresa dedicada a la gestión de equipos, formación e iniciativas para la mejora y gestión del cambio en las Relaciones Industriales y la Responsabilidad Social, que mañana registraré y desde donde intentaré ganarme honestamente el salario, exprimiendo lo que creo que he aprendido con vosotros y vosotras durante estos años: dirigir y formar equipos, arrancar proyectos, inventar objetivos, en resumen liderar grupos y proyectos. Unos conocimientos que espero puedan ser de interés para algunas empresas, entidades y organizaciones y si es así, ¡FANTÁSTICO! Y si no, antes de que se estropee demasiado su único tripulante amarraré ese pequeño bote, volveré a tierra, volveré a mirar la brújula..

Ahora sí, hasta siempre, amigos y amigas, hasta siempre compañeros y compañeras de CCOO,  sabed que me llevo vuestro afecto y que soy muy  feliz de ser uno de los vuestros,  y como dejó escrito el trabajador de CCOO del textil y gran poeta catalán Miquel Martí i Pol:

Cridem qui som i que tothom ho escolti.
I en acabat, que cadascú es vesteixi
Com bonament li plagui, i via fora ,
Que tot està per fer i  tot és possible .

Gritemos quiénes somos y que todos lo escuchen.
Y luego, cada uno se vista  como buenamente le plazca. ¡Y a la calle!
Que todo está por hacer y todo es posible.

martes, 29 de enero de 2013

LA REFORMA LABORAL Y EL CORRIDO DE LA MINISTRA BAÑEZ


Dice el corrido de Rosita Alvírez: "La noche que la mataron Rosita estaba de suerte:/ de tres tiros que le dieron / nomás uno era de muerte".

Algo muy parecido a este conocido corrido mexicano nos dijo la ministra de Empleo, Fátima Báñez, el 23 de enero, el día antes de la publicación de los datos trimestrales de la Encuesta Población Activa (EPA). Nos dijo la suerte que había tenido el empleo en España, porque el gobierno había aprobado hace casi un año la reforma laboral. Habíamos tenido suerte, porque gracias a su reforma sólo hay 691.700 personas más en el paro y sólo hay 1.800.000 hogares con todos sus miembros sin empleo. Suerte, porque gracias a la reforma laboral y a las nuevas figuras de contratación laboral, sólo el 55,1% de los jóvenes están en el paro y tan sólo hay 46.100 más desde la aprobación de la reforma laboral. 

Realmente, tenemos suerte. La misma suerte que Rosita, cuando oímos a la ministra Báñez, un día antes del mazazo de esa última EPA, que nos recuerda que sólo el 37% de la población española está empleada. Un dato que habla por sí solo si lo comparamos con el 49% en Alemania y 51% en Holanda. Y dice ahora la Ministra que "gracias a la reforma laboral aprobada por el Gobierno se está combatiendo eficazmente el paro y está dando muy buenos resultados. Como muestra el hecho de que se hayan firmado en un año 73.600 contratos para pymes y 50.200 contratos de formación". A lo que, todos a coro, deberíamos añadir: “¡Ni más, ni menos!”.

Lo más grave de las declaraciones de la señora Ministra, incluso más que los propios datos, es pretender persistir en actos de fe o, aún peor, el cinismo que imposibilita la mínima objetividad para analizar, más allá de debates académicos, políticos o ideológicos, como expresan con toda crueldad las cifras del paro y destrucción de empleo de la última EPA, el negativo resultado de la reforma laboral. Y no ver lo que nos enseña el día a día, cuando demasiadas empresas han visto en el ajuste vía despidos el camino más fácil, cómodo y barato, para gestionar sus dificultades coyunturales ante la bajada de la demanda. Esta decisión se impone en lugar de la tan repetida flexibilidad interna que pudiera ir ligada al mantenimiento del empleo, opción que precisa de un mayor esfuerzo de negociación y compromiso de las empresas con los trabajadores y sus representantes. 

Ahí tenemos la prueba del estrepitoso fracaso en términos de empleo de la última reforma laboral. Nos lo explican muy bien Carlos Martín y Miguel Ángel García, del gabinete Económico Confederal de CCOO, en su artículo "Tres reflexiones sobre la EPA" publicado en el diario El Mundo, cuando señalan que "aunque el PIB cayó menos el año pasado (-1,3%) que en 2009 (5,7%), la destrucción de empleo en el sector privado ha sido casi el doble en 2012 en términos comparados". 

Cuando en el año 2009 por cada punto de caída del PIB el empleo asalariado del sector privado se redujo 2,2 puntos porcentuales, en el año de aplicación de la reforma laboral la perdida ha sido del 4%. Se cumple así el lógico efecto de cuando se facilitan las causas de despido y a la vez se eliminan los mínimos equilibrios entre la empresa y sus trabajadores; se desincentivan otras fórmulas alternativas, más complejas porque precisan de un mayor diálogo, pero que dan un resultado más equilibrado a favor del empleo. Son éstas últimas fórmulas más frecuentes en otros países y son las que diferencian a las sociedades avanzadas y ricas de las atrasadas y pobres. Pero nosotros estamos de suerte, la suerte de tener la reforma laboral, tanta suerte como Rosita.


jueves, 24 de enero de 2013

REFORMA LABORAL: A PROPÓSITO DEL "ACUERDO (casi) HISTÓRICO" FRANCÉS


Me permito parafrasear el título del editorial de Le Monde del 14 de enero a propósito del acuerdo concluido entre la patronal francesa (MEDEF) con 3 sindicatos (CFDT, CFTC y CGC), porque apunta tanto a la importancia del reto que se habían planteado hace tres meses la patronal francesa y los cinco sindicatos más representativos en nuestro país vecino, como a los resultados alcanzados. Otros dos sindicatos (CGT y FO) no lo han suscrito (1).

La CGT, primer sindicato del país, y la CFDT, el segundo, han explicado el resultado de estas negociaciones desde razones y conclusiones contrapuestas. Resulta difícil valorar a distancia el texto concluido y las explicaciones, porque exigiría un profundo conocimiento del ámbito en que se aplica, sus relaciones laborales, su marco legislativo y convencional, la historia de sus relaciones sociales, así como la coyuntura en la que se concluye. 

Las materias tratadas nos resultan familiares y abordan los temas candentes en el mercado de trabajo y las relaciones laborales e industriales, materias que se encuentran esencialmente en la misma línea de lo pactado en nuestro II AENC, donde junto a la formación, la cobertura del desempleo, los derechos sindicales o la agilización de los trámites administrativos para las empresas, se prioriza la denominada ‘flexibilidad interna’. En un acuerdo suscrito en el marco de la crisis, que necesariamente ha de suponer concesiones y avances mutuos, ha de resultar decisivo para su equilibrio el entorno económico y social en el que se sitúan. Y no sólo el nacional, sino, tanto o más que éste, el supranacional, como la realidad nos demuestra cada día.

Por ello, sin entrar a valorar las virtudes o deficiencias del acuerdo francés, incluso más allá del hecho positivo de que algunas de las reformas contempladas en el acuerdo estén directamente relacionadas o condicionadas a la obligación de las empresas a mantener el empleo, quiero dar la bienvenida a las noticias que nos llegan de Francia, en la medida que sirven para reiterar que la mejor salida de esta situación sólo podrá venir de la mano de un amplio acuerdo social y político. Y si bien su contenido no podría ser un referente para nuestro país –debido a las distintas realidades-, debería ser una lección para el Presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, y para todos aquellos dirigentes que hablan y reclaman la necesidad de acuerdos y pactos con los agentes sociales. 

Sería muy positivo que tomaran en cuenta las formas y las bases sobre las que se ha sustentado el inicio y el proceso de negociación de este Acuerdo en Francia. Primero, por la apuesta decidida y la voluntad de liderazgo del Presidente de la República francesa, quien, en su primera declaración de gobierno, expresó sin matices que el centro y la base de su mandato residirían en construir el llamado "nuevo contrato social". Segundo, por la clara y decidida voluntad del gobierno francés de hacer del diálogo social un arma contra la crisis y un instrumento para repensar Francia juntos, esencialmente con el diálogo de los agentes sociales. Y tercero, considero necesario el estudio y consideración del método utilizado para la gestación del Acuerdo, que se inició reuniendo a más de 300 representantes del Gobierno, los sindicatos y la patronal en una Conferencia Nacional, con el objetivo de trazar una hoja de ruta común que definiera  las líneas maestras del diagnóstico compartido de la situación del país a corto y medio plazo. El plan anunciado por el  Gobierno de Francia es utilizar el Consejo Económico y Social para discutir y desarrollar los grandes bloques de la política económica francesa: empleo, sistema productivo, igualdad de mujeres y hombres, industria.

La diferencia más importante en esta materia entre los dos países reside en las concepciones tan diametralmente opuestas entre el Presidente de Francia y el de España, el primero porque entiende imprescindible, como definió gráficamente, que para resolver los problemas de su país es preciso "quitar el barro de los engranajes que paralizan la maquinaria francesa y que necesitan de un alto el fuego entre sindicatos y empresarios"  y el segundo, Mariano Rajoy, quien desde el día de su elección se ha dedicado a tirar toneladas de arena a los engranajes de la maquinaria de las relaciones laborales española despreciando el diálogo social con el aplauso de importantes sectores de la patronal. Así que, bien pensado, podríamos sacar del Acuerdo (casi) histórico de nuestros vecinos franceses algunas experiencias útiles para nuestro país, cuando menos sus formas, porque el contenido seguro que lo mejoraremos con nuestra voluntad de diálogo y propuestas. ¿Por qué? Porque sobran razones: Francia 10 %, España 26, 02% de paro. 


(1) Texto del acuerdo: https://mail-attachment.googleusercontent.com/attachment/u/0/?ui=2&ik=b0af572379&view=att&th=13c68d399f4432e4&attid=0.1&disp=inline&safe=1&zw&saduie=AG9B_P-0TCgdQy25L-ASvxlvSHYi&sadet=1358972382375&sads=d2I-grrOb_f9Zg6R_RGFlh8SgEc&sadssc=1

jueves, 17 de enero de 2013

EL POLÍTICA INDUSTRIAL HAGÁMOS CASO DEL SABIO EINSTEIN

El peor error que podríamos cometer los trabajadores, empresarios, sindicatos y patronales de este país sería esperar que, una vez terminada la profunda crisis que estamos padeciendo, todo, o casi todo, fuera igual en el mundo del trabajo o al menos fuera muy parecido al de ayer. 

Porque esta es la lógica a la que parecen responder muchas de las medidas que se están aplicando en la mayoría de nuestras empresas. Cuando la respuesta para recuperar la productividad perdida se dirige casi exclusivamente a reducir costes por la vía de despidos o reducción de salarios, o que el eslogan preferido sea "hacer lo mismo con menos".

No sólo debemos hacer lo mismos con menos, como se repite constantemente en las empresas, instituciones y organizaciones. Conseguirlo no tiene mucha ciencia, al comprobar que los gestores no reparan en las consecuencias sociales o económicas futuras. 

El verdadero reto al que debemos responder urgentemente está en conseguir hacer cosas diferentes o hacerlas de forma distinta a como se han venido haciendo. Cambio al que incluso se puede llamar innovación. Innovación en el producto, en la gestión, en la organización del trabajo, en la relaciones laborales, y en la formas de gestionar y dirigir.

Nuestro país necesita romper ese conservadurismo desmoralizador porque precisamos remover y liberar todas las energías transformadoras que hemos tenido tanto tiempo dormidas. Y debemos expulsar los miedos al cambio, fruto de esa lógica desconfianza por errores pasados en las empresas, universidades, administraciones públicas y también, como no, en las organizaciones sociales y políticas. 

Somos un país creativo, de gente alegre y comprometida cuando nos sentimos llamados a la implicación. Se nos trata como adultos y no se nos presentan soluciones fáciles ante realidades complejas como la que vivimos. 

Si hablamos de innovación, lo están demostrando día a día algunas redes de solidaridad que se construyen en los barrios más pobres, y lo vemos en las iniciativas de cooperación. Fijémonos como se están reinventando las fuentes de financiación y gestión en muchas ONGs confirmando con ello el valor de la innovación social para fortalecer el sentimiento de la ciudadanía.

Precisamos de esa innovacio
́n fundamentada en la creatividad para encontrar y desarrollar nuevas ideas, y asumir el riesgo de llevarlas a la práctica. Por eso sólo hay innovación allí donde hay compromiso y cooperación, dos condiciones muy necesarias para que nuestras empresas y el conjunto de la sociedad expulsen el pesimismo y el conservadurismo de esperar mejores tiempos pasados que no volverán. 

Porque ha cambiado la demanda y las costumbres, y con ello el mercado y la sociedad. Y mientras se impone "el hacer lo mismo con menos", se olvida la conocida cita de Albert Einstein: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". 

Lo primero que tenemos que conseguir es no volver a repetir los errores pasados que explican con mucha claridad la grave situación que estamos padeciendo, al menos en campos que hemos de reconocer no les hemos dedicado suficiente atención: la educación y la enseñanza, la investigación, el mercado de trabajo, la cooperación empresarial y las relaciones laborales.

Precisamos innovar en nuestras viejas relaciones laborales para modificar la concepción rígida y poco participativa de la actual organización del trabajo de muchas de nuestras empresas. Es necesario revertirlas hacia una gestión más adecuada de los recursos humanos con el objetivo de conseguir una mano de obra más cualificada, más flexible y más polivalente. Pero también más valorada y, con ello, más comprometida con el futuro de su empresa. Porque son los trabajadores y trabajadoras los que condicionan el nivel tecnológico a utilizar y, más importante todavía, su grado de aprovechamiento y un recurso esencial para la innovación de cada empresa.

Evitemos repetir viejos errores aunque sean más baratos y hagamos caso al sabio Einstein: no hagamos siempre lo mismo si no queremos llegar al mismo sitio.

martes, 8 de enero de 2013

LOS "SABIOS" DEL FMI Y EL BURRO QUE TRABAJABA SIN COMER


Joaquim González Muntadas
Secretario General de FITEQA CCOO


Los "sabios" del FMI acaban de confesar que se han equivocado gravemente en los remedios y políticas pensados para atacar la grave crisis económica que padecemos en España junto con otros países de Europa. Reconocen haber subestimado los efectos y el impacto sobre la actividad económica del drástico ajuste fiscal y, con ello, sus consecuencias en la caída del consumo privado, la inversión y el incremento del desempleo.

Dicen que su error viene por considerar en sus estudios que un supuesto recorte fiscal del 1% -equivalente al 1% del PIB- provocaría una reducción en la actividad económica de un 0,5%. La realidad, analizada por el propio FMI, ha sido muy distinta. Un recorte del 1% reduce la actividad económica desde el 0,8% hasta el 1,7 %. Es decir que el error grave está en que el multiplicador fiscal es como mínimo casi el doble de lo que pensaban esos "sabios", algo que la inmensa mayoría de la "ciudadanía tonta" ya intuía, y venía denunciando y movilizándose.

El FMI, junto a las autoridades europeas, ha presionado a los gobiernos de España para que apliquen programas de muy severa reducción del déficit público con el objeto de recuperar la confianza de los inversores internacionales. Hasta el momento, el resultado ha sido ahondar más y más en la recesión provocando efectos dramáticos sobre la vida de millones de personas y, lo más grave, sin haber subsanado en lo esperado los desequilibrios macroeconómicos. Más allá de las teorías de los "sabios", la realidad ha demostrado lo evidente: perseguir el ajuste fiscal sólo a través de recortes en el gasto, sin que vayan acompañados de otras políticas que impulsen la actividad, acaba provocando un efecto de recesión en la economía muy superior al estimado en la pizarra de los "sabios" del FMI, porque ha terminado por frenar la recaudación, incrementar el déficit fiscal y agravar el coeficiente deuda/PIB.

El resultado final ha significado una mayor vulnerabilidad de España ante el apetito de los mercados financieros, que rápidamente han aprendido a alimentarse de los recursos que generan día a día los nuevos recortes y que van deprimiendo más y más nuestra economía, empujándola sin norte a políticas contradictorias e ineficaces que van matando poco a poca nuestra ya débil base económica. Unas consecuencias que  nuestros "sabios del FMI” y otros han descubierto muy tarde, casi tan tarde como: Aquel ingenuo campesino que tenía un burro y pensando en la manera de ahorrar se le ocurrió enseñarle a trabajar sin comer. Así que empezó reduciéndole paulatinamente la ración diaria de comida.  Pasaron los días y el campesino estaba contento por los progresos del animal. Un día el animal dejó de comer y siguió trabajando, así que el dueño se dijo satisfecho ¡ya lo he conseguido! Pero, a los dos días siguientes, se encontró al burro muerto, y, al verlo, el ingenuo campesino exclamó, como ahora exclaman nuestros "sabios" del FMI, ¡qué lástima, y qué mala suerte tengo! ahora que ya había conseguido enseñarle al burro a trabajar sin comer, va y se me muere.

Es el momento de que todos los sectores de la sociedad reaccionen ante el monumental fracaso de la política actual. Reaccionar dando un paso hacia adelante con sus propuestas e iniciativas dispuestas a negociar, como han hecho CCCOO y UGT, primero, con las "Propuestas sindicales para promover el crecimiento, el empleo y la cohesión social ante la crisis de la economía española" presentadas el pasado 21 de diciembre, y luego con el emplazamiento expreso por carta de los dos Secretarios Generales de ambas Confederaciones Sindicales al Presidente del Gobierno, al Presidente de la CEOE y a los Grupos Parlamentarios, para, como finaliza la misiva firmada por Toxo y Méndez, "iniciar un proceso de diálogo y concertación que es lo que nuestro país necesita".

Urge que la Zona Euro revise las formas y el fondo de su política, al igual que el Gobierno español que debe dejar de improvisar para cumplir las obligaciones fijadas. La gravedad de nuestra situación económica, que nadie resolverá por nosotros, reclama con urgencia un amplio proceso de diálogo y negociación, donde confluyan el esfuerzo equilibrado y solidario de todos y para el cual el sindicalismo español ha dado el primer paso, que busca  que lleguemos todos y a tiempo.