viernes, 31 de mayo de 2013

RSC Y "pantalones: de 2 a 20 euros"




Tras el brutal accidente industrial de Bangladesh del pasado 24 de abril en el que murieron 1.127 personas y provocó más de 2.500 heridos, se ha demostrado que la Responsabilidad Social no es una cuestión de segundo orden en el debate social. Esta tragedia ha traído a la actualidad muchas preguntas en relación con las responsabilidades empresariales y el papel que cada colectivo puede jugar en este campo: empresas y organizaciones empresariales, sindicatos, consumidores, ONGs, Instituciones Internacionales y Gobiernos,

Los 1.127 muertos han colocado en el centro de la RSC al empleo y la calidad del trabajo, y han gritado a los consumidores de todo el mundo algo que ya deberían saber cuando se trata de un sector de consumo como es el de la Moda, un sector donde la fuerza del trabajo es determinante del precio del producto, y explica que se fabrique en países en los que los costes laborales son infinitamente menores que si se fabricara en la esquina de su casa.

Cuando el consumidor compra tres pares de calcetines a 1 euro, dos pantalones a 20 euros, una camisa a 10  euros y unos zapatos a 25 euros, por poner algunos ejemplos, tanto si los compra en un mercadillo, en la tienda de la esquina de su barrio o en la céntrica tienda de una marca mundial, debería saber que a ese precio ninguna de estas prendas ha sido fabricada por trabajadores y trabajadoras europeos, sino que se habrán producido en Turquía, en el Norte de África o en Asia.

Esta ha sido la realidad de la globalización de los mercados y de la producción, para bien y para mal.  

La industria manufacturera se ha desplazado de nuestro país presionada por la bajada de los precios, unos precios que nuestros costes salariales y sociales no pueden soportar. Así lo demuestran los miles de cierres de empresas y las decenas de miles de empleos perdidos en el sector del textil y de la confección en los últimos 12 años en España. Lo que demuestra que los consumidores no están dispuestos a pagar por un pantalón el coste de ser fabricado con los salarios del Convenio del Textil Confección español, con telas producidas en telares de Sabadell y confeccionadas en un taller de Toledo, como se hacía hace ya 25 años ya a un precio superior a los actuales 10 euros.

La exigencia en el precio ha desplazado de forma acelerada y definitiva la producción fuera de Europa y de España y a perder miles de empleos industriales, quedando sólo aquellas empresas que han sabido y podido pasar de fabricar a diseñar, distribuir y vender el producto acabado en un mercado global. Aunque también, todo hay que decirlo y reconocerlo, creando miles de nuevos empleos en diseño, administración, logística y servicios, que desde nuestro país atienden a todo al mercado mundial.

Por esto lo determinante en relación a la RSC no debería ser en dónde se produce porque no volverán a Europa y a España la mayoría de esas fabricaciones. Y por ello la garantía de responsabilidad social no se deberían identificar con el lugar donde se fabrica, sino esencialmente, en cómo se produce, porque es posible y ahí está el verdadero mérito y esfuerzo de aquellas realidades, que las hay y lo demuestran, fabricar en Marruecos, Turquía, Asia, también en Bangladesh, con responsabilidad social, con salarios dignos, seguridad y respeto a los derechos humanos.

Es el momento de aprovechar la especial sensibilidad social, esperemos que también empresarial, y el mayor activismo social y sindical que vivimos tras el accidente de Bangladesh, para exigir a las empresas el cumplimiento estricto del respeto de los derechos humanos y fundamentales del trabajo, estableciendo los mecanismos de control necesarios y de intervención sindical, y garantizar los derechos sindicales, en especial el derecho a la  libertad sindical y a la negociación colectiva, así como que las retribuciones respeten el concepto de “mínimo vital”.

Conscientes de que si bien el consumidor  no cambiará sus pautas de consumo y que mayoritariamente seguirá buscando el pantalón a 10 euros, ello jamás debería significar la complicidad de admitir que el precio del producto justifica el trabajo precario y sin derechos, ni en nuestro país,  ni en cualquier parte del mundo. Por esto,  los consumidores no pueden darle entender  al fabricante que admiten que  comprar su moda low cost están aceptando que las prendas no han sido fabricadas con trabajo decente y respetando la ley. Los consumidores no pueden  aceptarlo de la misma forma que no lo aceptan cuando embarcan en un vuelo low cost  y exigen todas las medidas de seguridad contempladas en la ley que regula la seguridad en la aviación y que el bajo precio no exime a la  compañía aérea  de respetarlas.




lunes, 27 de mayo de 2013

RSC Bangladesh: SÍ, SE PUEDE


Joaquim González Muntadas

Sí se puede y es posible. Lo demuestra el Acuerdo que dentro de unos días firmarán algunas de las más grandes empresas del mundo del sector de la moda:  Inditex, H&M, C&A, El Corte Inglés, MANGO y otras muchas que se irán adhiriendo, con la Federación Sindical Internacional IndustriALL Global Union, en el que acuerdan el compromiso de trabajar para impedir que se repitan tragedias como las vividas en Bangladesh en los últimos meses y transformar su industria textil en “segura y sostenible”. Y, con ello, se podrá desterrar la idea de abandonar este país, como parece que Disney y otras empresas quieren hacer, entendiendo que la opción más segura y más económica para las multinacionales es irse, al margen de los efectos que tendría para las trabajadoras y trabajadores que hasta ayer han cosido sus prendas.


El Acuerdo es muy ambicioso porque deberá provocar un cambio radical en la gestión de su cadena de proveedores para la mayoría de las empresas firmantes. También es un cambio muy importante en el papel y la función del sindicalismo internacional que  gana importantes instrumentos y medios para la tutela y defensa de los trabajadores de las empresas proveedoras de Bangladesh. Con su contenido, IndustriALL incrementa su corresponsabilidad en el desarrollo de las iniciativas previstas en él, obligando también a redoblar los esfuerzos para superar muchos de los graves problemas que padecen los sindicatos de Bangladesh, y que también en estos días han dado un salto muy importante en sus derechos sindicales, en  organizar y afiliar a los trabajadores y las trabajadoras y en el derecho a la negociación colectiva. En definitiva, su ejercicio es el mejor código de conducta cuando se habla de regular los derechos y condiciones de trabajo.

El Acuerdo es concreto y explícito. Establece un plan de ejecución, plazos, órganos de gestión, recursos, procedimientos de solución y arbitraje, procedimientos de inspección de edificios y mecanismos de cooperación con la OIT y el Gobierno de Bangladesh. Pretende garantizar la plena cooperación de las empresas proveedoras de aquel país en su aplicación, con referencia a las actividades de inspección y formación, así como a la garantía de puesto de trabajo y retribución en las fábricas que deben ser cerradas para corregir los defectos que se detecten.

Abunda en la experiencia obtenida del trabajo en común entre IndustriALL e Inditex en aplicación de su Acuerdo Marco, el único hasta hoy existente en la industria textil, firmado el  4 de octubre de 2007,  y es un fuerte acicate para que las empresas que se adhieran a este Acuerdo por Bangladesh, asuman también la firma del Acuerdo Marco de empresa con IndustriALL, y para que en la gestión de su Responsabilidad Social incorporen la intervención sindical a la que han sido tan refractarios.

El día 24 de abril de 2013 ha quedado inscrito para siempre para recordar las 1.127 personas muertas en sus puestos de trabajo, con la misma fuerza que se inscribe en la historia del sindicalismo y la lucha social  por la globalización de los derechos humanos y el trabajo digno en el mundo, como hoy seguimos recordando el 1 de mayo de 1886 o el 8 de marzo de 1857.

A pesar de las dificultades para traducir las voluntades expresadas en el Acuerdo en avances y mejoras, el paso hacia adelante es muy importante, sabiendo que las empresas multinacionales estarán vigiladas por la sociedad y por el sindicalismo y éste, a su vez, será observado respecto de su capacidad de garantizar que nadie más deje la vida y la dignidad en su trabajo.

Todas las Empresas, y no sólo las del sector de la moda, deben ser hoy muy conscientes de que Bangladesh y los más de un millar de muertos, las indignas condiciones de trabajo y salario, las auditorías sin rigor, la corrupción de su administración, la inmoralidad de muchos de sus empresarios, han  puesto en cuestión muchas de las miles de páginas, discursos, seminarios, conferencias, consultores, asesores, validaciones y certificadores, y que hoy la RSC exige una puesta al día si aspiramos a que sea entendida y valorada por las sociedad como algo más que imagen o en algunos casos solo humo.


Radio Parapanda. EMPRESAS TRANSNACIONALES Y ACUERDO SOBRE INCENDIOS Y SEGUIDAD EN LOS EDIFICIOS EN BANGLADESH



jueves, 9 de mayo de 2013

PACTO DE ESTADO: SIN COMUNICACIÓN NO HABRÁ ACUERDO


Joaquim González Muntadas

Toda persona experta en negociación sabe que la fase más compleja y determinante de esta difícil tarea se encuentra en garantizar una comunicación clara y creíble entre las partes que la protagonizan. Durante muchos años, hasta el pasado 1 de febrero, he sido el máximo responsable de la Federación Sindical de CC.OO (FITEQA CCOO) encargada de negociar, entre otros muchos, el convenio colectivo el de la Industria Química española. Un convenio reconocido por su utilidad por los trabajadores y trabajadoras de las grandes, pequeñas y medianas empresas de todo el Estado español, y percibido por los empresarios como una fortaleza en las relaciones laborales e industriales de este  sector en nuestro país.

Durante estos años una de las preguntas más habituales que me han hecho los estudiosos de la materia al comprobar la fluidez y el buen resultado de las negociaciones de este convenio colectivo ha sido, ¿a qué responde este particular éxito? Y si respondía a una política distinta de la patronal o de las federaciones sindicales del sector. Mi respuesta siempre ha sido, porque así lo creo, que la razón se debe buscar en el método de negociación, que es particular, y ha garantizado que las negociaciones del convenio colectivo se inicien previamente con diversas jornadas presididas por el Presidente de Consejo Económico y Social, donde patronal y sindicatos intentan poner en común la realidad económica, industrial y laboral del sector y mirar juntos la realidad desde la que debe partir la negociación. 

Compartir un mínimo análisis de la realidad es condición necesaria –y por supuesto no suficiente-, para garantizar que en cualquier negociación se hable el mismo lenguaje. Otra cosa radicalmente distinta serán las alternativas y las propuestas que se aportan en toda negociación leal y profesional, para que destilen y puedan concretar un acuerdo, o en este caso, alcanzar el Pacto de Estado que necesitamos para afrontar con todas las fuerzas posibles la lucha contra el paro y sus consecuencias humanas, sociales, económicas y políticas.

Partir del kilómetro cero es lo que se ha hecho en las diversas negociaciones para la Reforma del Sistema de Pensiones, como parece que también será en la comisión de expertos que se inicia, ya que se ha entendido que una negociación para afrontar unidos un problema no es mirarse uno al otro, sino mirar juntos el mismo problema, algo que todavía está muy lejos de lo que está sucediendo para conseguir un Pacto de Estado.

El protagonista y principal responsable de este déficit es el Presidente del Gobierno, quien tiene la responsabilidad de liderar el diálogo e impulsar la suma de compromisos con la negociación. No hay debate parlamentario, ni cauces para la reflexión común, y la participación en las instituciones se seca. Su política de comunicación impide la discusión y  la aportación de propuestas, mientras que sus mensajes resultan difusos, contradictorios y cambiantes. Si no modifica de forma radical esta política de comunicación, va a dificultar, por no decir impedir, cualquier negociación. Por esto veo muy difícil un Pacto de Estado entre el gobierno y la oposición, porque es difícil entender -y sobre todo creer- la mayoría de las improvisadas y cambiantes propuestas.

La mayoría de la sociedad está harta de comprobar que quien gobierna dice una cosa y hace otra para que parezca la contraria. Esta falta de claridad y coherencia en la acción explica el desapego de la ciudadanía hacia las instituciones políticas y hace todavía más difícil el éxito de ésta y cualquier negociación, porque la comunicación es siempre la primera condición mínima que permite entenderse a personas y organizaciones, a no ser que alguien sea tan deductivo como Manuel, personaje de este ilustrativo chiste: 

"Manuel viaja a Santiago para ver a su amigo Carlos que por suerte lo encuentra a los pocos minutos en esta ciudad. Cuando le ve, Carlos exclama muy sorprendido  "¿qué haces aquí Manuel?”. Y  este le responde con toda  naturalidad: “venía a verte”. “¿Y cómo supiste que estaba en Santiago?”. “Fue muy fácil”, le contestó Manuel. “Me acerqué a tu casa en Pontevedra, y tu mujer me dijo que habías ido a A Coruña, para que yo pensara que estabas en Vigo. Pero lo entendí claro y en seguida y me dije, "Carlos está en Santiago”. 

Sin un análisis compartido de la realidad y sin un esfuerzo de comunicación que sea algo más claro que el de los personajes del chiste, es difícil que se pueda superar la incapacidad de las fuerzas políticas para el diálogo y el acuerdo, porque están más cómodos en la descalificación y en el intento obsesivo de destruir al contrario, objetivo para el cual cuentan con la inestimable y entusiasta colaboración de importantes medios de comunicación y que a buen seguro están consiguiendo como reflejan las últimas encuestas del CIS.

Dejemos de improvisar ocurrencias, dejemos la astucia para otros menesteres y pongámonos  en serio a trabajar por un Pacto Social y Político, por el empleo, la protección social y la actividad económica, la situación lo exige.