miércoles, 6 de noviembre de 2019

CATALUÑA, ¿ACTIVISMO O POLÍTICA?


Quim González Muntadas

Los tiempos cambian que es una barbaridad, y en las formas de hacer política podemos afirmar que todavía más. Solo hay que ver cómo aquellas estrategias de acción política y de proselitismo en la búsqueda de tus iguales para sumar fuerzas y para organizarse en partidos políticos hoy forman parte de un pasado lejano para amplios sectores de la sociedad.

Empieza a parecer poco común la figura del militante organizado en un partido, comprometido con su esfuerzo y participando en sus estructuras, compartiendo  reglas de convivencia y de discusión y cuya opinión es contrastada por otros para ser potenciada o matizada según la dialéctica del debate.

Ahora se está imponiendo el activista, como se autodefinen tantas personas en sus perfiles de Twiter o Facebook, en la firma de artículos o en la presentación como oradores en conferencias, entrevistas y tertulias. Activista, él o ella, solos con su individualidad ante el mundo y defensores de una causa particular, específica y parcial.

Activistas sin aparente adscripción política, como expresión de que se ha desactivado la defensa del colectivo. Con nuevas formas de desarrollar la acción y la movilización social a través de las redes sociales y también, en no pocos casos, desde el sofá de casa. Personas que afirman que se han superado los partidos políticos porque entienden que son estructuras estrechas y que limitan la libertad personal.
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Pero en cambio la nueva realidad de las formas de acción que se han impuesto en los ámbitos del activismo desde la Red, tiene muy poco de participación real. La acción del activista, en muchas ocasiones constituye la máxima expresión de la verticalidad, su única reflexión son las consignas en la Red, seguidas con un grado de disciplina y uniformidad que para sí lo hubieran querido aquellos viejos y tradicionales partidos leninistas del férreo centralismo democrático.

Un ejemplo claro de las nuevas formas de acción desde la Red lo vemos como ejemplo en Catalunya con la movilización en torno al “Tsunami Democràtic”, que, en muy pocas semanas, consigue trescientos noventa mil inscritos en su cuenta de Telegram y es capaz de lanzar una consigna de acción desde el anonimato que siguen miles de personas con instrucciones claras del qué, cuándo, cómo y dónde actuar. Es la quinta esencia de la disciplina ciega. No sé quién me manda, pero le sigo dónde y cómo me diga. Algo que ni el militante del partido más leninista de la historia, ni el soldado más abnegado de un ejército regular, ni incluso los más fieles de la Iglesia Católica, harían para seguir instrucciones sin conocer quién las emite.

Son formas imbatibles para estos dirigentes del independentismo catalán que elaboran las estrategias y publican las instrucciones desde el anonimato, así nadie les podrá pedir responsabilidades por sus decisiones. Como también es cómodo para el activista en la Red que, frente a los aburridos partidos políticos con sus reuniones, argumentos, discusiones, asunción de responsabilidades, crítica, balances de resultados, dimisiones, votos, cuotas, escuchar y encontrar el consenso, etc. etc., puede cumplir con la causa con tan sólo unos retweets, un me gusta o un compartir.

Es mucho más divertido, como estamos viendo estos días en Catalunya, salir a la llamada a una marcha, a una manifestación, a un corte de vías y carreteras, o a la performance más ingeniosa por su colorido y estar viviendo una gincana permanente, como si estuvieran de colonias de verano todo el año, retransmitida en directo durante horas por TV3.

Y sobre todo también, es más cómodo y divertido para los líderes de los partidos independentistas y para gobierno de la Generalitat que en lugar de ejercer la aburrida actividad parlamentaria y responsabilidad institucional, han transferido al activismo la responsabilidad de la acción política y el futuro del país. Convirtiendo la agitación social en un fin en sí mismo que sirve para  tapar  el fracaso del  “procés” y su nula gestión de gobierno, aunque este acabe devorando a los partidos políticos. Una institución imprescindible porque hasta ahora, después de siglos, aún no se ha inventado nada que mejore la democracia representativa ejercida desde los partidos políticos cuando estos son capaces de asumir su responsabilidad.

miércoles, 2 de octubre de 2019

EL NO DE CCOO Y UGT A LA HUELGA INDEPENDENTISTA


Quim González Muntadas

El independentismo político y civil lleva varias semanas anunciando y organizando su respuesta, dicen contundente, a la sentencia que el Tribunal Supremo hará pública en pocos días, en este mes de octubre.  Han anunciado, entre otras muchas acciones, unas conocidas y otras llevadas en secreto por la amalgama de instituciones, organizaciones y entidades independentistas una Huelga General, aunque, seguramente por pudor semántico de la palabra huelga, algunos sectores más de derechas y neoliberales, lo bautizan como “una aturada de país”. de unas horas, un día, tres días o incluso hay colectivos que defiende indefinida.

A fecha de hoy faltan concretar los detalles del alcance y la duración de esa movilización, aunque ANC, los CDR, EL TSUNAMI DEMOCRATIC, ENS PLANTEM, etc., etc., nos anuncian que aspiran a que sea una “acción estratégica y unitaria, con el epicentro en las principales vías de comunicación”. Se supone que nos quieren  decir lo que todo el mundo entendemos, con “principales vías de comunicación”.

Para garantizar el éxito de la movilización, como informan diariamente los medios de comunicación, están sondeado a representantes de las diversas patronales  a fin de evitar un rechazo frontal de las empresas a la huelga, sea general o parcial y, con ello, evitar el riesgo de que el seguimiento no vaya más allá de los botiguers del centro de los pueblos y de muchos de los empleados públicos de la Generalitat y Ayuntamietos con mayoría independentista.

Apoyando  la convocatoria hace semanas que ya se han pronunciado los principales dirigentes de todos los partidos y asociaciones independentistas, y, por supuesto, también el President de la Generalitat y sus Consellers y a la que se le ha sumado la última Resolución del Parlament respaldando la desobediencia civil e institucional, lo que marca una clara referencia de por dónde pueden ir las cosas tras conocerse la sentencia. Y, una vez más, ahí están en su papel de agitación y propaganda todos los medios de comunicación públicos dependientes de la Generalitat  que llevan semanas, sin pudor, y con todo el descaro, alentando y promoviendo esta movilización que busca desde el primer momento la referencia en aquel 3 de octubre de 2017, convertida ya en otra fecha más del glosario independentista preñado de efemérides históricas.

Hemos oído pronunciarse a alcaldes y alcaldesas, asociaciones de comerciantes, de payeses, de estudiantes y de PYMES. Incluso los directivos de la Cambra de Comerç de Barcelona se han declarado a favor de una "aturada de país”. Pero falta una pieza fundamental, faltan CCOO y UGT, ya que en aquella movilización del 3 de octubre del 2017, con mucho o poco entusiasmo según los barrios, estuvieron presentes los dos grandes sindicatos confederales en Catalunya, lo que le dio el sobado argumento de “movilización trasversal”, reiterado en la mayoría de los actos y acciones que organiza el secesionismo con el eslogan de que esto “no va de independencia, va de democracia”. Aunque siempre, con todo el descaro, al final vemos que no dejan duda que  sí es a favor de la independencia.

Conscientemente, CCOO y UGT no convocarán paros en las empresas, como ya no lo hicieron en el pasado mes de febrero, ante la huelga general convocada coincidiendo con el inicio del juicio del 1-O en el Tribunal Supremo. La negativa del sindicalismo confederal, abrumadoramente mayoritario en la clase trabajadora de Catalunya, de participar en la estrategia del independentismo es trascendental porque clarifica dónde están los intereses de los trabajadores y trabajadoras catalanes y, sobre todo, define con claridad la colocación y las prioridades del sindicalismo de clase en el conflicto social, tanto en Catalunya como en el resto de España. Porque CCOO y UGT no son una organización más, ni una de tantas entidades, plataformas, colectivos o coordinadoras que se han ido creando y deshaciendo en estos años en Catalunya al calor de los acontecimientos del procés. Ambos sindicatos tienen historia, estructuras representativas de la pluralidad social  y la diversidad del mundo del trabajo. Tienen capacidad de criterio propio para expresar su opinión autónoma sin necesidad de aparecer confundidos con intereses y tácticas electorales que en el fondo es a lo que responden las anunciadas movilizaciones para este mes de octubre.


miércoles, 25 de septiembre de 2019

¡QUÉ ERROR!


Quim González Muntadas

Ayer, 17 de septiembre de 2019, tras el anuncio de que el Rey no tenía propuesta de candidato para la convocatoria de una nueva sesión de investidura, al escuchar a Pablo Iglesias explicar lo que según él habían sido las causas por las que han fracasado las negociaciones que permitieran investir presidente a Pedro Sánchez, y lo que representaba el que se hubiera frustrado la creación de un gobierno progresista como él ha propuesto, me he acordado de este chiste:

Un ruso, nuevo rico, conduce a gran velocidad por la carretera con su flamante coche. Se estrella contra un árbol y tras unos segundos emerge del desastre y gime:
─Mi Mercedes... Mi Mercedes...
Los médicos de la ambulancia que le están atendiendo le dicen:
─Pero señor... ¡Qué importa el auto! ¿No ve que ha perdido un brazo?
Y mirándose el muñón sangrante, el hombre llora y sigue gritando:
¡Mi Rolex! ¡Mi Rolex!

Tuve la sensación de que Iglesias se parece al nuevo rico ruso que se lamenta por haber perdido primero el Mercedes, y luego el Rolex, sin capacidad para ser consciente de que lo que de verdad ha perdido tenía un valor infinitamente mayor y representaba una pérdida mucho más grave, puesto que acababa de perder parte de su brazo. 
En esta frustrada negociación, lo grave de verdad que ayer hemos perdido la clase trabajadora y los sectores progresistas de este país, lo más grave de este fracaso, no es que él y UP no estuvieran en el reivindicado gobierno de coalición, aunque creo que hubiera sido una muy buena noticia que hubiera aceptado la propuesta de acuerdo que tuvo encima de la mesa en el mes de julio. La verdadera catástrofe es que se ha frustrado un posible programa de gobierno con el que se podían sentir identificados los sectores que Podemos dice que aspira a representar. 
Con este párrafo no pretendo responsabilizar en exclusiva, ni mucho menos, a UP, ni a su líder Pablo Iglesias, del fracaso de las negociaciones. Porque ahí está también la gestión errónea, errática y amateur de Pedro Sánchez, empezando por el error de anunciar desde una cámara de TV lo que nunca un buen negociador haría, el veto a Pablo Iglesias. La primera norma de Técnicas de Negociación es no atacar y descalificar al interlocutor, y centrarse en las propuestas. Y, en la misma línea de descalificaciones, el que Pablo Iglesias afirmara que querían estar en el Gobierno, no para aplicar un programa común consensuado con el PSOE, sino porque “no se fiaban” de Pedro Sánchez, del PSOE.
Creo que en el fondo la explicación última de este desaguisado también la tendremos que buscar en los nuevos estilos de dirección que se han impuesto en los partidos políticos. El hiperliderazgo que ha hecho desaparecer el debate colectivo y con ello los contrapesos que necesita toda organización, eso de la tesis, la antítesis y la síntesis. Ha desparecido la estructura de los partidos y, como dijo el sabio, “estructura es lo que dura”. Y es este hiperliderazgo lo que da lugar a que muchas veces la estrategia no sea más que los humores, las fobias y las filias del líder. Sin esta realidad no se entenderían las purgas que viven y vivirán todos los partidos tras los congresos: sobran “todos aquellos que no me votaron en las primarias o en el Congreso como Secretario General o Presidente del Partido”.
Sólo así, con estos hiperliderazgos, se entiende que está negociación fuera lo más parecido a una serie televisiva que bien podría llevar el título de “Juego de adolescentes o de egos”.
Pero ahora viene lo peor, la nueva campaña electoral, ahora viene el “yo no he sido”. El todos contra el PSOE y el PSOE contra todos. Las descalificaciones y las medias verdades entre la izquierda. Mientras, la derecha a esperar que la frustración o el sectarismo, el ver quién la dice más gorda, lleve finalmente a que amplios colectivos de la izquierda no vayan a votar.
No es ciertamente una perspectiva muy constructiva, ni entusiasmante.  Pero yo iré a votar el próximo 10 de noviembre, y votaré a los mismos que el 28 de abril. No porque lo haya hecho bien la candidatura que entonces elegí. Sólo porque no lo ha hecho peor que las demás.
Nos va mucho a los trabajadores y trabajadoras, que no nos pueda el desengaño.

viernes, 2 de agosto de 2019

¡INÚTILES!


Joaquim González Muntadas

Inútiles, más que inútiles, es la expresión que más he escuchado de personas amigas, de izquierdas y progresistas, que hemos seguido con preocupación el día a día de las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez. Inútiles porque han sido incapaces de cerrar un acuerdo que se consideraba conveniente y, sobre todo, se preveía posible atendiendo a los resultados salidos de las urnas.

Hoy no se trata de buscar culpables, aunque no hay duda que han existido errores y que ninguno de los dos partidos puede escapar de sus responsabilidades. El PSOE por su desconcertante estrategia de cambios en sus propuestas sin apenas argumentación. La insinuación del fantasma de unas nuevas elecciones y la insistencia muy poco creíble opción de la abstención de  PP y Cs. Han acabado transmitiendo una imagen de improvisación, poca credibilidad y nula eficacia de presión a UP, si este era uno de sus objetivos.

Tampoco está exento UP de responsabilidad, que ha errado de plano en su estrategia de negociación. No por haber introducido cambios desconcertantes en su objetivo, ya que UP siempre ha dejado claro y meridiano su objetivo desde la noche del 28 de mayo que era conseguir un gobierno de coalición, que en parte, y no hay que olvidarlo, había conseguido en la recta final de la negociación,. Su error habrá que buscarlo en la explicación de el “¿por qué?” de su presencia en un gobierno de coalición. “Somos la garantía, ya que sin nosotros el PSOE no es de fiar”, ha sido su reiterado argumento central que condena a una lógica de negociación de suma cero. Repitieron el mismo argumentario que en la reciente negociación de los Presupuestos Generales del Estado en el que explicaron cada avance y medida positiva (SMI, pensiones, vivienda, etc) con un “hemos arrancado al gobierno del PSOE… “. Una lógica explicable en una negociación presupuestaria en puertas de una campaña electoral. Pero muy poco útil para construir las bases de la negociación de  un gobierno de coalición  que se debería sustentar en la confianza y el compromiso común.

El otro error ha sido el convencimiento de cada uno de creer adivinar las debilidades de la otra parte. Y en este caso es fácil deducir que no han acertado ninguno de los dos.

Ni Pedro Sánchez, acertó al  creer que conocía la psicología de Iglesias al no considerar el inmenso peso que tiene en toda negociación la reacción emocional que resulta del “juego del ultimátum”, en el que un negociador es capaz de sacrificar unas ganancias significativas, como creo que ha sucedido este el caso, con tal de castigar a la otra parte al tener, como dijo el líder de Podemos, la sensación de humillación.

Ni tampoco acertó Pablo Iglesias, al equivocarse en su convencimiento de que, al final de los finales, en Pedro Sánchez acabaría primando su interés de mantearse en la Moncloa a cualquier precio. Lo que le hizo creer que esta era su baza principal y definitiva, que le haría alcanzar sus máximas pretensiones. Se equivocó al no haber sabido medir dónde estaba “el límite elástico”, ese punto máximo de tensión que puede soportar un material sin sufrir deformaciones permanentes que le hará que ya no vuelva recuperar su forma original.  

Ahora, tras el fracaso y los errores se abre una nueva oportunidad. Conscientes, como sabemos bien, por experiencia, aquellas personas que su oficio es el sindicalismo que cuando se rompe una negociación casi nunca se reinicia con un ”como decíamos ayer”,  ni en el punto y la hora del día de la ruptura. Pero los votantes del PSOE y Unidas Podemos tenemos el derecho de pedir que los protagonistas  aprendan de los errores cometidos. Tenemos el derecho que en este nuevo ciclo que se abre, en lugar de repetir reproches y los mismos argumentos de antes de la votación de la fallida de la Investidura y  pongan en común   una reflexión adulta y profesional de las causas que explican su fracaso. Y sobre todo, tenemos el derecho que se pongan a trabajar en lo imprescindible, en lo que interesa a la inmensa mayoría de sus votantes, más allá de los nombres de los y las ministras y las formas de gobierno. Que pongan a tratar en el “¿para qué?”, o sea en un programa de gobierno común, realista, valiente en el que su eje sea la justicia social, la solidaridad, la lucha contra la desigualdad y la defensa  del bien común.

Lo contrario, deben saber que no se les perdonará.

sábado, 11 de mayo de 2019

SALVADOR LÓPEZ, UN ARTESANO DEL SINDICALISMO



Joaquim González Muntadas
9 de Mayo 2019

No he encontrado mejor título para este recuerdo y reconocimiento al compromiso y trabajo de Salvador López, que: Salva, un artesano del sindicalismo. Artesano, en la definición de Richard Sennett en su libro El Artesano es: persona que se compromete y enorgullece de su oficio y producto; persona que en su trabajo diario demuestra la constante interrelación entre el conocimiento, la reflexión  y la acción. 

Conocí a Salva en un pequeño cuartel del ejército en la ciudad de Barbastro. Nuestro primer tema de conversación fue el vino. En concreto, si la cosecha del año 51 fue mejor añada de rioja que la del 52. Eran, como podéis suponer, nuestros respectivos años de nacimiento. Concluimos la apuesta, nada original por cierto, con una botella de vino que compartimos.  

El segundo tema de conversación fue la política. Formábamos parte de un reducido grupo de soldados que nos reuníamos para comentar las noticias de aquel convulso otoño del año 1973, en el que coincidió en septiembre el golpe de estado de Pinochet, y en diciembre el atentado contra Carrero Blanco y la sentencia del Proceso 1001, que juzgó a los diez miembros de la dirección de CCOO, conocidos como los diez de Carabanchel.

Pocas años más tarde nos encontramos de nuevo al finalizar una manifestación de las aún no legalizadas CCOO, en una de las calles traseras de este edificio de Vía Layetana, que entonces era la sede del Sindicato Vertical, la CNS. Comisiones Obreras estábamos ya organizándonos en las empresas y sectores en torno a la negociación de los convenios colectivos. Salva, junto a otros compañeros y compañeras (permitidme que mencione a dos que ya nos dejaron, Carlos Ezcurra y Julián Jiménez que falleció el pasado mes de marzo), organizaron el Sindicato de Químicas de CCOO de Barcelona en la calle Padilla.

La militancia de Salva en la política y, principalmente, en su sindicato, fue generosa, sincera y auténtica, y su obra, amplia y muy rica. Sabemos que son las acciones las que acreditan las ideas, que somos lo que creamos y hacemos, y no sólo lo que pensemos y decimos. Por esto quiero recordar algunas de las obras más relevantes de este sindicalista, de igual forma que cuando se hace un reconocimiento a un artista, se resaltan sus obras más significativas.

Salva fue protagonista de muchas e importantes movilizaciones, negociaciones y acuerdos. Primero, en su etapa de Secretario de Acción Sindical, y como Secretario General de la Federación de Químicas de CCOO de Catalunya hasta enero de 2006. Dirigió la lucha por la salud laboral en la empresa Urquima, una dura huelga debida a la intoxicación continuada de sus trabajadores por mercurio, selenio y benceno, un conflicto que marcó un antes y un después en la conciencia sobre la salud laboral en el sector. Lideró la acción sindical en conflictos como Laboratorios Doctor Andreu, Textil Puigneró,  Aiscondel de Cerdanyola, Levis, y un interminable etcétera.

Conflictos complejos y duros, pero también innovadores en políticas sindicales, como en Pirelli Manresa, donde Salva demostró inteligencia y fuerza en las convicciones y, sobre todo, valentía para liderarlas y defenderlas, en circunstancias poco favorables, en ocasiones por la  oposición de algunos colectivos sindicales.

He querido resaltar algunos conflictos porque su principal escuela fue la acción sindical mirando de frente los problemas, tal como solía repetir en las reuniones y asambleas.

Salva, en su responsabilidad de Secretario General de Catalunya de Químicas, jugó un papel nuclear para hacer realidad la fusión de Químicas y Textil, de la que surgió FITEQA.  Se implicó con todas sus fuerzas para que aquel proceso de sumar historias, realidades y personalidades tan diversas fuera un éxito.

No fueron épocas fáciles, marcadas por nuestras diferencias internas, que hicieron especialmente compleja la dirección de una organización como FITEQA Catalunya, donde se expresaban, con fuerza similar, las dos posiciones presentes, en aquellos años, en el conjunto de las CCOO.  Gracias a él, y a tantas otras personas de la dirección de aquella Federación en Catalunya, se creó un clima de unidad de acción en el proyecto y de respeto a la pluralidad en el trabajo común. 

En enero del año 2006, Salvador López abrió otra etapa de su vida al asumir la secretaría de acción sindical de FITEQA estatal. Así lo reflejaba el periodista de El País, Serafi del Arco el lunes 30 de enero de 2006:: Salvador López (Mugías del Camino, Lugo, 1951) dejó el viernes la secretaría general de la Federación de Industrias Textiles, Químicas y Afines (FITEQA CCOO) después de estar 16 años al frente. Llegado a Barcelona en 1963, deja su despacho de Vía Layetana por otro en la madrileña plaza de Cristino Martos, .. Salva López, nostálgico de Os Ancares, su tierra, enamorado de Cuba y amante de la buena mesa. Y la noticia seguía apuntando una larga lista de conflictos laborales en los que Salva había sido protagonista.

Desde su nueva responsabilidad  siguió mirando de frente a los problemas, reflejado en decenas de acuerdos en convenios colectivos, expedientes, pactos en empresas y en  los sectores, muchas veces con fuertes movilizaciones y siempre con un serio trabajo sindical con el colectivo de personas afectadas: CEPSA, INDO, Carburos Metálicos, Michelin, Gamesa, Gas Natural, Vidrio y Cerámica, Textil Confección  o en el Convenio General de la Industria Química del que fue actor principal desde sus creación en el año 1978. Así se reconoció el pasado diciembre en la sede del Ministerio de Trabajo con ocasión del 40 Aniversario de ese Convenio Colectivo, también por parte de UGT y de la Patronal de la Industria Química.

Salva ha sido una persona admirada que dio y recibió el cariño y la amistad de quienes trabajamos con él. Tuvo el reconocimiento y agradecimiento de cientos de hombres y mujeres del sindicato con los que trabajó codo con codo. Dejadme que reproduzca, como un ejemplo más,  unas líneas de una entrevista que publicaron en la revista de la  Sección Sindical de CEPSA en abril de 2010 y que dice lo siguiente. Leo literal:   

“ENTREVISTA A SALVADOR LÓPEZ - FITEQA CCOO

Cuando hablamos de un dirigente sindical, a muchos nos suena a lejanía, a sindicalismo de despachos, a personas que no pisan la realidad del día a día, PERO nuestra convivencia estos últimos años con CC.OO nos dice cosas bien distintas.

Decir que este "viejo zorro" -con perdón y con cariño- representa todo lo contrario a un personaje lejano y extraño, es exactamente el sentimiento que hoy tenemos los que estamos afiliados/as a las CC.OO de CEPSA.

¿De quién hablamos?, de Salvador López, pero todos le conocemos por Salva.

Este catalán de acogimiento y gallego de origen, representa unas Comisiones Obreras cercanas y con sentido común, unas Comisiones Obreras responsables pero con claro sentido de Clase.

Salva hace un sindicalismo pragmático, pero cargado de una buena dosis de sangre caliente y roja. Respetuoso, colaborador y firme, es un sindicalista de corazón, de esos que están convencidos de lo que hacen... porque se lo creen desde el fondo de sus huesos y porque no pierde la orientación de qué somos y qué representamos los trabajadores y trabajadoras. “

Amigos y amigas, comparto la descripción que hace casi una década hicieron los compañeros y compañeras de CEPSA. Salva fue un tipo especialpor su fuerte personalidad, directo y sin rodeos. Así lo expresó en su forma de entender la militancia sindical y política, y en el compromiso con sus ideales, por los que luchó con  honestidad y pasión. Por esto no le importó defender sus posiciones, también cuando eran minoritarias, en la organización o en la sociedad. Y por esto se había ganado el derecho a no esconder su desprecio a las personas interesadas, arribistas, falsos o pelotas. Y también por esto su militancia fue auténtica, sincera y generosa.

Salva nunca dejó de sentirse trabajador de Laboratorios Esteve, y fue miembro de su comité de empresa durante toda su vida laboral, hasta su último día de trabajo. Disfrutó de la confianza y el reconocimiento de sus compañeros y compañeras. Y aquí quiero resaltar el apoyo especial que recibió de Silvia Huerto, que nos dejó hace unos años. Las personas del mundo sindical que estamos hoy aquí sabemos la importancia y el valor que representa que, tras más de treinta años, yendo solo un día por semana a la empresa por sus responsabilidades sindicales en la dirección del sindicato, no hubiera perdido la fuerza ni la representatividad y, sobre todo, el cariño de sus compañeros y compañeras de trabajo.

Como persona y sindicalista, Salva disfrutó del respeto, e incluso la admiración, de muchos profesionales y empresarios que le tuvieron enfrente en complejas negociaciones y duros conflictos, y de quienes se ha oído adjetivos y reconocimientos que hinchan de orgullo el corazón de amigo y de prestigio a CCOO.
 
Cerró su ciclo, con la ilusión de un joven militante, en la nueva Federación de Industria CCOO. Y al final, durante poco más de un año, representó a CCOO en el Tribunal Laboral de Catalunya donde sintió, así lo explicaba él, el aprecio de las personas que lo componen.

Salva amó la ciudad de Barcelona, conocía como pocos su historia, arquitectura y costumbres, y convertía en un placer pasear con él por esta ciudad. Como hombre de izquierdas e inteligente quiso disfrutar de varias y complementarias identidades, al contrario de lo que exigen los nacionalismos, una ideología  de la que fue radicalmente contrario. Se sintió catalán, gallego, español, europeo y, sobretodo, se sintió parte de la patria más noble, de la que debería formarse con la fraternidad y la solidaridad entre todos los trabajadores y trabajadoras del mundo.

Salva sintió el aprecio de muchos compañeros y compañeras que vieron en él a ese compañero auténtico, solidario, trabajador, leal y honrado. Como aquel sindicalista que describió Ernesto Sábato en su libro La Resistencia, que se desvaneció en la calle y que, al ser fue reanimado, le preguntaron por qué no había comprado algo de comer con el dinero que llevaba en su bolsillo, a lo que respondió que ese dinero era del sindicato.

Por esto, amigos y amigas, compañeras y compañeros, estas palabras, además de ser un recuerdo a nuestro compañero, amigo o camarada Salvador López, son también el reconocimiento al trabajo y el esfuerzo, a la ilusión y a la lucha de los miles de hombres y mujeres que militan en la causa del sindicalismo, que hoy forman las Confederaciones Sindicales de CCOO y UGT.