Joaquim González Muntadas
Este mes, coincidiendo con el 8 de marzo, Día
Internacional de la Mujer Trabajadora ,
se han presentado y publicado un sinfín de informes relacionados con los
avances y a veces retrocesos de las mujeres en el trabajo y en la sociedad. Se
han vuelto a poner de manifiesto las diferencias salariales por razón de sexo,
también las dificultades para avanzar en la presencia de mujeres en los
consejos de administración de las empresas, donde vemos como año tras año, a
pesar de las leyes y recomendaciones nacionales y europeas se mantiene la
escasa presencia de mujeres en éstos. Hemos conocido la relación directa entre
contrato a tiempo parcial y mujer y se han publicado estudios muy importantes
sobre la relación entre mujer y pobreza, que deberían tener mayor difusión
porque denuncian situaciones que la sociedad está obligada a corregir.
En estas fechas también deberían conocerse los avances
efectivos, aunque silenciosos, que se han producido en muchas empresa y
sectores, avances en los que mucho tiene que ver la RSC , la
acción sindical, la negociación colectiva y el diálogo, y en los que son protagonistas
trabajadores y trabajadoras, empresarios, sindicatos y patronales. Avances en
la contratación de mujeres en sectores industriales hasta ayer masculinizados o
en la corrección de diferencias salariales en situaciones de trabajo de igual
valor. Avances en acciones de conciliación o en mayor atención formativa a las
mujeres. Avances reales, insisto, fruto de la acción, del diálogo, de la
sensibilización sindical y empresarial, pero vemos también que son avances
sujetos al riesgo del abandono a medida que se va agravando la crisis y muchas
empresas tiene la tentación de relegar sus compromisos y planes de igualdad por
entender que son” lujos” prescindibles en situaciones difíciles como las que
vivimos.
Pero la noticia más impactante es la aparecida en diversos
medios de comunicación encabezada por el titular: "Las empresas
prefieren a los hombres para gestionar la crisis" que nos informa de la reducción del
número de mujeres en cargos de responsabilidad ejecutiva, que han pasado del
19,50 % en el año 2009 al 10,30 % en enero del 2013, como se ha dado a
conocer en el estudio realizado por la escuela de negocios AEDA y la
consultoría de recursos humanos ICSA.
El estudio refleja el retroceso de las mujeres en las
responsabilidades ejecutivas por entenderse que los valores que aportan no son
los más apropiados para afrontar la dura situación de crisis, expresando un
grave retroceso cultural que delata el paso atrás de reforzar aquellos viejos,
rígidos y además ineficaces valores en la gestión empresarial y así enterrar
las buenas intenciones expresadas en los cientos de seminarios, campañas y
jornadas para propagar y sensibilizar en la necesidad de que las empresas
cuenten, más de lo que lo hacen, con el talento y los valores femeninos en la
gestión empresarial.
Lo más grave de esta noticia es que advierte que estamos
retrocediendo en el tiempo y en el espacio, y que en los ámbitos de muchas
empresas y de la sociedad se sigue persistiendo en el error de entender que la
rigidez y la jerarquías son las mejores formas de gestión para la salida de la
crisis, cuando han sido precisamente estos valores, junto al autoritarismo, los
causantes de parte de nuestro histórico retraso económico, de nuestro débil
tejido productivo y de la escasa innovación.
Es muy mala noticia precisamente ahora y en estas
circunstancias, porque deberíamos considerar más que nunca que sólo nos sacarán
del pozo de la crisis mayores grados de flexibilidad y de participación, unos
valores más identificados con la mujer, que deberían propiciar en muchas
empresas un cambio en las formas de gestión empresarial que aporten una nueva
cultura allí donde todavía hoy estén marcadas por el autoritarismo y el
machismo. Por esto precisamos más Planes de Igualdad, como nos demuestran día a
día las empresas con futuro, para conseguir entornos con hombres y mujeres
iguales en derechos y oportunidades, capaces de integrar y aprovechar su
diversidad y pluralidad. Hagamos el esfuerzo de incluir más mujeres en la
gestión, si no es por justicia, por demostrada eficacia.