martes, 27 de mayo de 2014

LA RUPTURA DE LA PATRONAL TEXTIL NO ES UNA BUENA NOTICIA

Estos días los medios de comunicación han informado de la ruptura del Consejo Intertextil Español (CIE), creado hace 35 años con el objetivo de representar de forma unitaria a las empresas y gremios que forman el sector de la industria del textil-confección.

La patronal, en lugar de afrontar la modernización de sus estructuras para adaptarlas a los cambios experimentados en las empresas del sector, que exigen un nuevo papel a las asociaciones empresariales para recuperar afiliación y representatividad, muy debilitada en estos años de crisis, decide romperse y litigar internamente porque no querer, o no saber, gobernar sus diferencias. Los particularismos de cada sector específico priman cuando es más necesario que nunca reforzar el papel y la fuerza de toda la industria del textil y la confección, el conjunto del sector de la moda española, para sumar fuerza institucional, económica y social.

Una patronal, el CIE, que fue capaz, precisamente por su unidad, junto con CCOO Industria y Fitag UGT (las federaciones sindicales mayoritarias que organizan y representan a los trabajadores del sector textil-confección), de construir y mantener durante tres décadas el convenio colectivo general de la industria textil y de la confección así como de negociar el único plan de reconversión de un sector sin empresas públicas en los años ochenta. También, y más recientemente, de negociar, firmar y gestionar el plan de apoyo al textil-confección con un protagonismo de los agentes sociales nunca visto en nuestro país.

La patronal se divide, cuando la tendencia se orienta a integrar los procesos productivos más allá de donde se realizan; cuando la mayoría de los sectores productivos, al menos los más avanzados e innovadores, están trabajado para combinar todas las fases del producto y aprovechar la transferencia de conocimientos que promueven la innovación, compartiendo recursos y esfuerzos para aprender unos de otros.

Mientras en el ámbito internacional y nacional la gran mayoría de organizaciones sindicales y patronales están realizando amplios procesos de fusión, integrando subsectores y sectores enteros para disponer de más y mejores medios y aprovechar los escasos recursos a partir de una visión integrada del mercado y del producto, la patronal española del textil y confección, el CIE, se rompe y retrocede varias décadas.

Justo cuando es más necesario que nunca aunar el sector de la moda y crear un eficaz sistema moda como tienen otros países, integrando calzado, piel, complementos, vestuario, etc.; exprimiendo al máximo las evidentes fortalezas competitivas que ello podría representar. En este objetivo, cuando las patronales deberían aportar liderazgo y cohesión, se dividen.

Precisamente ahora, en un sector de pequeñas y pequeñísimas empresas necesitadas más que nunca de liderazgo empresarial y de compromiso de sus grandes empresas y marcas para que puedan ejercer de locomotora que empuje y ayude a la necesaria reindustrialización y a recuperar producciones que en su día fueron deslocalizadas. Precisamente ahora, la patronal se disgrega y se debilita.

Ahora, cuando las empresas de retail, las distribuidoras y las marcas de la moda necesitan relacionarse con todo el proceso productivo, diseño, materia prima, textil de cabecera, confección y vestuario. Y cuando son más necesarios los esfuerzos para mejorar la formación y las cualificaciones profesionales en el sector, la patronal española decide confrontarse entre sí y poner en riesgo el diálogo social que ha sido un valor constante en la última década, debilitando con ello el convenio colectivo del sector. Un convenio que constituye el único ámbito que proporciona a un sector industrial disperso y de pequeñas empresas. La entidad y el volumen que necesita para exigir, ahora más que nunca, el apoyo social y político como sector generador de riqueza y de empleo industrial mayoritariamente femenino. 

Hay mucho trabajo pendiente en el sector textil-confección de nuestro país, importante para el mercado laboral y la economía, y muy importante para algunos territorios. Hay muchos cambios que acometer en sus relaciones laborales e industriales para mejorar las condiciones de empleo de sus trabajadores, y también para mejorar su competitividad.

Hay muchos ámbitos de diálogo y negociación por crear en un sector que necesita mejorar su imagen y atraer talento. Hay muchos apoyos que conquistar para un sector con futuro, a pesar de que muchos lo hayan enterrado una y mil veces. Un sector con futuro, aunque sus patronales hoy se empeñen en ir en sentido contrario al de los tiempos. Esperemos que quieran y sepan rectificar antes de que sea demasiado tarde.



sábado, 24 de mayo de 2014

El empresario tuerto y la presidenta del Círculo de Empreesarios

La señora Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios, expuso hace unos días ante los medios de comunicación donde veía los problemas de la economía española,  explicando, según su entender, las causas del elevado desempleo, y específicamente del juvenil, y cómo resolverlo. Unas declaraciones, que por crudas y algo desalmadas, recuerdan a ese estereotipo de empresario del pasado en nuestro país, que tanto daño ha hecho a la imagen empresarial.

En los años 60, en la fábrica textil de Sabadell donde trabajó mi madre durante más de 30 años, se contaba una historia que bien podríamos aplicar a la sensación que, probablemente, muchas personas hayan tenido al escuchar el mensaje de la señora Mónica Oriol. Se trata de una historia que nunca supe si era cierta o inventada pero se non è vero, è ben trovato que dirían en Italia.

En una gran fábrica de hilatura en la que trabajaban más de 500 mujeres, para explicar la dureza y escasa sensibilidad del empresario --conocido como el tuerto-- se contaba la siguiente historia:

"El dueño de la fábrica, que había perdido un ojo, se fue a EEUU para que le pusieran uno de cristal que le costó un buen dinero; estaba tan contento del trabajo perfecto de la clínica americana que cuando volvió a su fábrica lo primero que hizo fue enseñar el prodigio médico a varias trabajadoras de su empresa. Orgulloso, les preguntó: ¿decidme, sabríais distinguir cual de los dos ojos es el de cristal? y ellas sin dudar le contestaron: el ojo de cristal es el derecho. El empresario, sorprendido, insistió en cómo habían acertado con tanta seguridad si eran idénticos. Y sonriendo le contestaron: sí, son idénticos, pero en el ojo de cristal se aprecia un poco de humanidad en la mirada.".

Sin duda, falta de humanidad es lo que desprenden las declaraciones de la presidenta del Círculo de Empresarios. Sin embargo, creo que estas declaraciones no son representativas del pensamiento de la mayoría de los empresarios de este país, porque si lo fueran, nuestra sociedad tendría un gravísimo problema: el de tener una clase empresarial que entiende que los sectores de la sociedad más débiles y desfavorecidos "no valen para nada", precisamente lo contrario del discurso que con dificultad quiere abrirse camino: el de la gestión empresarial por valores y como centro de la empresa, las personas, sus oportunidades y diversidades.

Lo más decepcionante de las declaraciones de la señora Oriol, heredera de una larga tradición empresarial familiar, presidenta de uno de los lobbys empresariales más influyentes de nuestro país, Mujer líder 2010 y Empresaria del año 2009, no son las soluciones para salir de la crisis, ni los juicios de valor por los que ha pedido lógicas disculpas, todo hay que decirlo.

Lo más preocupante es la nula asunción, que expresa esa clase social, de sus responsabilidades y dando a entender que no han tenido nada que ver con el descalabro económico y social que padecemos. E incluso creen que la responsabilidad la tienen las pocas luces de las víctimas, los parados y ese millón de jóvenes desempleados sin formación que ella describía de forma gráfica y campechana, como: “salían del colegio sin cualificación, ganaban mil y hasta mil quinientos euros. Eran los reyes del mambo el viernes y el sábado. Los amigos en el cole, sin un puñetero duro, y ellos invitando a todas las niñas".

Según la señora Oriol, nada tiene que ver el abandono escolar con nuestra fracasada política educativa, donde incluso en 2013, en plena crisis económica, situaba a España a la cabeza de Europa en abandono escolar temprano entre los jóvenes de 18 a 
24 años. Un 23,5% de jóvenes españoles había abandonado la enseñanza prematuramente el pasado año, el doble de la media comunitaria. La diferencia es que ahora no podrán "invitar a todas las niñas" porque son jóvenes desempleados.

Así que, según la señora Oriol, nada tiene que ver el abandono escolar de esos "reyes del mambo" con la altísima tasa de suspensos en la enseñanza obligatoria ni con los eternos y mal resueltos problemas de la educación y la formación profesional en nuestro país. Ni tampoco, según su elitista visión del mundo, los graves déficits de formación que hacen que en España los graduados en FP de grado medio fueran en 2011 el 29% frente al 45% de Europa.

Por suerte, hay otro pensamiento empresarial, seguro que mayoritario, que entiende que no hay personas sin valor, empresarios que no responsabilizan a las víctimas y que creen que el futuro de sus empresas, como el de la sociedad, está en valorar a las personas, que deben ser el centro de la gestión de sus empresas. Se trata de empresarios conscientes de que el progreso está en sustentar la gestión sobre unos valores que respondan al humanismo y la Responsabilidad Social Empresarial y que este año, es muy posible, que la señora Mónica Oriol no sea nombrada ‘empresaria de RSC del año', como no lo habría sido nuestro empresario tuerto de Sabadell.