Serán muy pocos los ciudadanos de
Catalunya e incluso del resto de España que hoy no sepan que Valeo Martorelles
está en lucha desde que el 24 de julio la multinacional francesa Valeo (una de
las principales fabricantes mundiales de componentes para automóviles con
130 plantas y 70 centros de I+D+i y con cerca de 70.000 trabajadores
directos repartidos en 26 países) les comunicó su decisión de trasladar la
totalidad de la producción y a la mayoría de sus trabajadores a la otra
factoría que tiene en Zaragoza, y con ello el cierre de su centro de
trabajo.
Se conoce este conflicto no por que
afecte a miles de personas, ni por ser una empresa con una marca de consumo, lo
que siempre ayuda a darle notoriedad e incluso permite generar la presión hacia
la empresa por parte de sus consumidores que se solidarizan con los
trabajadores afectados. No, la notoriedad de este conflicto se la da el coraje
de esos pocos trabajadores y trabajadoras.
El conflicto de Valeo es la respuesta de
esos 257 trabajadores y trabajadoras a una decisión empresarial que han
entendido como un ataque frontal a sus derechos y una clara vulneración de las
garantías laborales que tienen pactadas con la empresa en acuerdos vigentes.
Como en todos los conflictos, cada parte juega sus cartas. Y estos trabajadores
han entendido que las suyas están en la unidad, la movilización, la
solidaridad, y en la negociación. Y por ello, durante todo el mes de agosto y
septiembre están en huelga, al tiempo que han desplegado una frenética
actividad informativa que ha conseguido llevar sus razones al conocimiento de
otros muchos trabajadores y trabajadoras de otras empresas y al conjunto de la
sociedad, y tejer un fuerte apoyo solidario a su causa.
Todo ello sin dejar de exhibir con
orgullo su afiliación y militancia sindical, en este caso mayoritariamente a
CCOO. Porque no hay comparecencia pública, rueda de prensa o asamblea, que no
haga evidente el protagonismo de los sindicatos. Un hecho que resalta, porque
se contrapone a esa tendencia, últimamente bastante extendida en algunos
conflictos laborares similares, que intenta disimular el papel de las
organizaciones sindicales porque sus protagonistas creen que es más fácil ganar
simpatías y llegar mejor a la sociedad si se presentan desde la plataforma
exclusiva del comité de empresa, escondiendo las siglas y pancartas de los
sindicatos aunque el peso de la dirección, asesoramiento e incluso los costes
recaigan en las estructuras de éstos.
Contradiciendo este prejuicios, durante
estos meses los trabajadores y trabajadoras de Valeo, con el reconocimiento del
protagonismo sindical, están recibiendo el apoyo de miles de personas y también
de destacados líderes políticos que se han acercado a la puerta para demostrar
su solidaridad, como Joan Coscubiela, Lluis Rabell, Miquel Iceta, Pablo
Iglesias, Pedro Sánchez, Oriol Junqueras, David Fernández, … También han pasado
todos los alcaldes y concejales de la comarca, algo que ha dado visibilidad pública
al conflicto y calor a sus protagonistas para seguir en su lucha en busca de
una solución razonable.
Loa trabajadores de Valeo también han
podido comprobar lo poco que ha hecho, más allá de las buenas palabras, el
gobierno de la Generalitat al que han reclamado compromiso e intervención a
favor de su causa. Saben también que pueden seguir esperando la respuesta a su
reclamación de que el President de la Generalitat viaje a Paris para
entrevistarse con el máximo responsable de la multinacional francesa. Porque la
cruda realidad es que ni Artur Mas ha ido a Paris, ni parece muy previsible que
Mr. Jacques Aschenbroicha, presidente de Valeo, tenga previsto viajar a
Barcelona para ver a Artur Mas en estos días.
El conflicto de Valeo se resolverá, y
seguro que bien. No puede acabar de otra manera si atendemos a la inteligencia
demostrada por las personas que protagonizan y dirigen el conflicto y las
negociaciones. Y los trabajadores podrán decir “¡nos lo hemos ganado!, con
razones, movilizando y negociando”. Y por esto, nadie más que ellos, junto con
los miles de personas que han desplegado su solidaridad y sus sindicatos, podrá
apropiarse del resultado de su sacrificio, que ha sido mucho, defendiendo
nuestros derechos.
Pero es necesario y útil saber, porque
es otra enseñanza de esta larga y dura lucha, que su organización y su buen
seguro resultado final, no son fruto de la improvisación. Lo es de años de
trabajo sindical en una empresa fuertemente sindicalizada, con altísimos (más
del 70%) niveles de afiliación, cuyos trabajadores han sido un ejemplo de
compromiso y solidaridad con otros conflictos laborales y sociales.
Por todo esto el conflicto de Valeo es
un buen ejemplo. También una eficaz respuesta a tantos y tan interesados cantos
del cisne sobre el final del sindicalismo cuando éste es más necesario que
nunca.