La palabra trilema no está recogida en el diccionario
de la Real Academia Española, pero se puede leer en múltiples artículos y
trabajos de análisis político y económico. La popularizó Dani Rodorik, profesor de Harvard, en su libro “La paradoja de la globalización “,
donde la define como las opciones que hoy deben afrontar los dirigentes de los
estados democráticos occidentales en torno a la globalización económica, la
democracia política y la soberanía nacional. Explica que en un mundo
globalizado como el actual, con democracia y plena soberanía de los
Estados, no es posible combinar todo al mismo tiempo y con la máxima
intensidad.
En síntesis, si un dilema es la elección entre dos alternativas
incompatibles, un trilema es elegir dos opciones sobre tres
alternativas que simultáneamente son incompatibles. Que es precisamente lo que
estos días Pablo Iglesias y los dirigentes de Podemos, tienen pendiente de
resolver ante la investidura de Pedro Sánchez y la formación de un gobierno de
cambio.
Por una parte, necesitan no aparecer como los directos
responsables de no desalojar al PP del gobierno e impedir la aprobación de
importantes medidas que son una clara mejora de la situación actual, como las
referidas a la reforma laboral, a un ingreso mínimo vital, instaurar un
impuesto sobre los grandes patrimonios o bajar el IVA cultural, etc.
Por otra parte, Podemos necesita repetir el mensaje de que vienen
y, sobretodo, que van hacia lugares diferentes que el resto de partidos políticos.
Como su líder Pablo Iglesias, recibido el pasado sábado 9 de abril en el Casino
de la Aliança del Poble Nou de Barcelona con el grito de los asistentes “no
queremos pacto”, repitió al referirse al final de las negociaciones con PSOE y
Cs: “hemos resistido la
voluntad de otras fuerzas que intentan domesticar y normalizar a Podemos”.
Necesitan insistir que ellos están en una orilla frente a todos los demás en la
otra.
Y por otra parte, desde la razón misma de su constitución, está su
rechazo a ser una organización testimonial instalada en la oposición en el
papel de “pepito grillo”. Si algo desde el primer día Podemos ha expresado con
nitidez es su aspiración a influir, condicionar y sobre todo a gobernar, en la
misma línea del famoso: “El cielo no se toma por consenso: se toma por
asalto” lo cual
quedó meridianamente claro en su declaración de intenciones la noche del 20D,
al igual que sucedió tras la audiencia real. Así que, como en el trilema de
Robrik, las tres opciones a la vez y las tres con la máxima intensidad no son
posibles.
Se puede facilitar la investidura, apuntarse el mérito principal
de haber desalojado al PP y condicionar e influir de forma muy importante en la
política de nuestro país como resultado de una negociación. Pero ya no se
podría defender que se va a lugares diferentes a los demás. Porque ya no
estaría solo en su orilla frente al resto.
Se puede, como parece, no votar la investidura y afirmar que
han impedido que les normalicen y domestiquen. Y con ello, mantener su orilla.
E incluso se puede defender la ambición declarada de “tomar el cielo” y unas nuevas elecciones con la
posibilidad de ser el principal partido de la oposición, por delante del PSOE.
Pero no podrán impedir, por mil ingeniosas metáforas como “Pedro Sanchez enjaulado”,
“los Intereses del Ibex 35” o “con
otro líder socialista habría acuerdo”, cargar con la culpa, para muchísimas
personas de izquierdas, de frustrar un gobierno del cambio y de las
consecuencias de unas nuevas elecciones de las que es muy probable que
salgan un futuro gobierno de derechas.
El tiempo nos dirá las consecuencias de la opción del trilema elegida por Podemos. Pero merece
la pena recordar que un partido vale la suma de sus votos y de sus
alianzas, que el poder es tanto lo uno como lo otro. Además que en política no
se ha construido nada duradero desde las intransigencias, los ataques
personales y la descalificación. Esperemos que la iniciativa ciudadana de
recogida de firmas en torno a la carta dirigida a PSOE, Podemos y Ciudadanos:
ES POSIBLE Y NECESARIO UN GOBIERNO DEL CAMBIO: REPETIR LAS ELECCIONES NO ES
SOLUCIÓN https://porungobiernodelcambio.wordpress.com/ convertida en menos de 24 horas en una potente y plural
movilización ciudadana sea un acicate para reactivar las negociaciones hacer
realidad un acuerdo, evitando ese irredentismo tan común en la historia de la
izquierda de despreciar lo posible para idealizar lo imposible. Porque, si se puede, un gobierno del
cambio.