“No tengáis miedo de lo nuevo”, este es el título del libro, dirigido al mundo sindical, escrito por José Luis López Bulla y Javier Tebar Hurtado, que acaba de editar Plataforma Editorial, prologado por el siempre brillante profesor Antonio Baylos. Es un hecho excepcional, y también una buena noticia para el mundo del trabajo, que se publique un libro sobre sindicalismo, en un país donde no hay prácticamente literatura que vaya más allá de la historia de las organizaciones o de relatos de algunos conflictos, luchas, o biografías heroicas de sus líderes históricos.
En España se escribe poco, por no decir prácticamente nada, sobre las experiencias de la acción sindical en las empresas. Debido a lo mucho que cotidianamente produce con su acción, negociación y acuerdos en los centros de trabajo, como sucede en la mayoría de los países de nuestro entorno, nuestro sindicalismo merecería más estudio y publicación que ayude a profundizar en la realidad del mundo del trabajo que es, por suerte, mucho más rico y va más allá de las leyes y sentencias de los tribunales.
Con este libro, directo y provocador como es su dialéctica, José Luis López Bulla hace una útil aportación al debate sindical, tan necesario en estos tiempos llenos desafíos, cambios y transformaciones profundas en el trabajo y las empresas. Un libro dirigido a las decenas de miles de personas comprometidas con representar el mundo del trabajo, y con la lucha diaria por su humanización. En palabras del autor, el sindicalismo precisa una “profunda autoreforma” tanto en sus formas de organización y representación, como en sus formas de comunicar y movilizar. Sobre todo, una profunda actualización en sus propuestas y reivindicaciones para que respondan de verdad a la nueva realidad que se vive en la empresa global, flexible, digital, y al nuevo mercado de trabajo tan distinto al de hace escasos años.
Sobre todo, José Luis López Bulla, insiste en lo que ha sido una constante diaria en su discurso desde su Blog Metiendo Bulla: “ el problema ….. no es el envejecimiento en las formas de representación del sindicato, especialmente en el centro de trabajo. La cuestión está en la afasia, de un lado, entre los cambios en el centro de trabajo y el mantenimiento de las mismas formas de representación anteriores a tales mutaciones…… mientras las formas organizativas del sindicato - especialmente la representación - mantienen el carácter típico de los tiempos del fordismo en el Estado nacional”.
Advierte de que más allá de los papeles aprobados en los congresos, el sindicalismo confederal debe comprender que la victoria en el conflicto social depende tanto de la justicia de sus reivindicaciones, como de la capacidad de afiliar y organizar a los trabajadores y trabajadoras que aspira a representar en los centros de trabajo, una condición que no es sustituible con la acción sociopolítica, también necesaria, en las calles y plazas.
Y por otra, este veterano, culto e impertinente sindicalista reitera lo que ha sido en su larga y rica historia de militancia sindical y política, su constante obsesión, la exigencia a todas las personas con responsabilidades sindicales, a todos los niveles, para que se formen y estudien permanentemente. Y que esta necesidad la entiendan como una obligación inexcusable, propia del ejercicio de su responsabilidad, que debería enterrar la vagancia intelectual aún presente en algunos rincones del sindicalismo. Es un buen libro, ameno y útil para la defensa de la utilidad del sindicalismo desde una reflexión sobre sus importantes desafíos.
La segunda parte, escrita por el profesor de historia contemporánea, Javier Tebar con el título “Volver al trabajo, volver al sindicato” contiene poderosas preguntas como ¿Adiós a la clase obrera? ¿Qué final del trabajo? o ¿Condenados a vivir en el mundo que vivimos? Son preguntas que nos ayudan a poder afirmar: Compañeros y compañeras, no tengamos miedo de lo nuevo. De nosotros depende.