miércoles, 26 de agosto de 2020

METIENDO BULLA: "LO PRIMERO ES ANTES"


 

Quim González Muntadas

 

“Lo primero es antes” propone don Venancio Sacristán, padre del afamado actor Pepe Sacristán.  Con esta frase cierra, desde hace unas semanas, su artículo diario José Luis López Bulla en su Blog “Metiendo Bulla”. Una frase que es un editorial de política, e incluso de filosofía, en los momentos actuales cuando deberían estar tan claras las prioridades, al menos para la izquierda política y social. Un blog, el de José Luis, seguido diariamente con fiel devoción por miles de personas de toda España y otros país . Porque son unos artículos directos, bien escritos, con finura granadina y obsesión por la correcta ortografía. Unas veces sarcástico y otras provocador. Pero siempre inteligente y lleno de un valiente sentido común, opinando sobre la actualidad, el mundo del trabajo, la política o la cultura.

Tiene mucho mérito escribir diariamente, durante más catorce años. Solo la disciplina de un veterano militante y líder sindical y político, que presume más de sus numerosas primaveras de edad que de los años de cárcel que sufrió en la dictadura franquista y de los importantes cargos sindicales y políticos que ejerció: Secretario General de CCOO de Catalunya y Diputat en el Parlamente de Catalunya. De quién Manolo Vázquez Montalbán dijo que lo había usado gratuitamente de asesor de ópera y como diccionario viviente.

José Luis López Bulla, que ha publicado centenares de artículos en los principales diarios (El País, El Mundo, El Periódico y ahora Nueva Tribuna), que ha escrito cuatro exitosos libros relacionados con el mundo del trabajo en este país en el que esta literatura está ausente de las librerías. Son “Qüestió salarial i nova cultura”, “El sindicalismo en la encrucijada”, “Cuando hice las maletas”, y el último, dedicado a los sindicalistas ante los profundos cambios tecnológicos y de organización que vive el mundo del trabajo: “No tengáis miedo de lo nuevo”. Algo muy poco común en un país en que el pensamiento y la opinión de la mayoría de sus líderes no se suele expresar más allá de los 140 caracteres de Twiter.

Tiene mucho mérito, responder a la cita, día a día, durante más de 14 años, para dar la opinión sobre los conflictos laborales, los acuerdos sindicales y convenios colectivos, unas materias que lamentablemente tan poca atención y reflexión merecen a los medios de comunicación. También sobre la política en mayúsculas, y ridiculizando la que es minúsculas. Sobre los nacionalismos, tan nocivos para la solidaridad entre la clase trabajadora y el progreso social. Sobre el patriotismo, que escribió, “yo, como Norberto Bobbio que la emoción patriótica solo la sentía cuando veía en un pueblecito una estatua de Dante. la siento cuando veo en Fuentevaqueros la efigie de García Lorca. Igual que en Italia viendo la figura de Verdi  o en París la de Voltaire (a pesar de algunas de sus cosas), o en Barcelona ante la estatua de Francesc Layret, abogado defensor de los trabajadores asesinado en 1920 por los pistoleros de la patronal catalana”.

Un blog que siguen miles de personas, muchas de ellas militantes o ex militantes de las organizaciones políticas de izquierdas y sindicales. Un blog que, cuando como una rutina diaria obligada lo abrimos en Internet, leemos la máxima de Arquílaco que encabeza “Metiendo Bulla”: "Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría". Lo que es una buena síntesis de lo que nos vamos a encontrar navegando en ese inmenso trasatlántico construido hasta hoy con 2.240 artículos en los que nos acompañarán pasajeros tan ilustres y de tanto interés como son  Giuseppe Di Vittorio, Osvaldo Gnocchi-Viani, Luciano Lama, Bruno Trentin, Umberto Romagnoli, Karl Marx (que desde la confianza es tratado como el Barbudo de Tréveri), Winston Churchill, el filósofo español Gregorio Luri, Carlos Navales, Enric Juliana, Paco Rodríguez de Lecea, o el maestro confitero Ceferino Isla, más conocido como Tito Ferino de Santa Fe.

Un buen rincón para descansar en estos tiempos difíciles en los que se abren a paso firme y con demasiada facilidad los discursos sectarios, improvisados e irreflexivos. Un buen rincón para estos tiempos llenos de urgencias partidistas que acaban tapando emergencias sociales. Y en los que cobra especial importancia el tener claro que “lo primero es antes”.

 

martes, 25 de agosto de 2020

FONDOS PARA LA RECUPERACIÓN. EN LA COOPERACIÓN ESTÁ LA FUERZA

Quim González Muntadas


El 18 de agosto pasado La Vanguardia publicó un artículo firmado por los profesores Esteve Almirall, Xavier Ferràs, Antoni Garrell, Xavier Marcet, titulado Catalunya ,un replanteamiento económico global. Sería útil que el gobierno de la Generalitat y las fuerzas políticas, sociales y económicas de Catalunya prestaran atención a su contenido. Como también es de utilidad atender las lúcidas observaciones a este artículo que ha publicado en  Nueva Tribuna Isidor Boix, en las que apunta los riesgos de presentar una Catalunya como una unidad concebida al margen de España, aislada en Europa.

¿Qué señalan los cuatro profesores? Pues lo que todos ya sabemos, aunque nos cuesta reconocer: «Catalunya ha perdido peso como país industrial y como una de las regiones innovadoras de Europa.» Y lo ha perdido a pesar de haber tenido un modelo de investigación que ha dado buenos resultados científicos, pero que ha sido incapaz de constituir un modelo de innovación serio y sostenido, al haberle faltado la necesaria apuesta presupuestaria pública. Y, sobre todo, la ausencia del necesario compromiso con la innovación del mundo empresarial catalán, que hace años optó por ir desprendiéndose de las empresas más emblemáticas, precisamente aquellas que deberían haber sido la punta de lanza y el motor para crear la base del necesario ecosistema de innovación. Porque sin empresas y empresarios, no hay innovación.

Un déficit que se ha resultado disimulando durante décadas tras los mejores planes estratégicos y pactos sociales y políticos. Unos planes que decían pretender el impulso y la modernización del sistema productivo para convertir a Catalunya en una plataforma de industria avanzada y competitiva, engarzada en el cambio digital y de la industria 4.0. La realidad ha sido que todo ello se ha quedado en el papel y no ha pasado de la teoría. Solo con que se hubiera hecho realidad un 20% de todos esos planes y pactos, Catalunya sería hoy una de las principales referencias de Europa.

Esta consideración obliga a enterrar el repetido autobombo institucional y la generalizada autocomplacencia sobre nuestra realidad, y reconocer, una vez por todas, que se ha hecho muy poco mientras se han ido perdiendo industrias y centros de decisión de las que fueron grandes empresas catalanas — por cierto resulta sorprendente la poca tinta que ha merecido este hecho durante los últimos años —.  Son déficits que no se resolverán solamente con recursos, tampoco con más toneladas de papel en Planes y Pactos Estratégicos aislados del resto de España. 

Ahora los Fondos Europeos para la Recuperación pueden representar una formidable ocasión para, desde el realismo de lo que en realidad somos y de dónde partimos, poder producir ese necesario punto de inflexión estratégico que precisa el modelo productivo de Catalunya y del resto de España. Un país, lo hemos comprobado, tan vulnerable en cada crisis.

Es la hora de fijar con realismo, pero también con ambición, cuáles son los motores sociales y tecnológicos que se deben impulsar. Cuáles son propios y específicos de cada realidad territorial, en este caso Catalunya, como apuntan los cuatro profesores en su artículo. Pero también comunes con el conjunto del Estado y con los planes complementarios entre algunas Comunidades Autónomas, o con otros países europeos como son Francia y Alemania, por poner un ejemplo en el sector  de la automoción.

Catalunya no ha sido, ni es, una excepción. Sabemos que los cambios sociales están afectando a todos los niveles, comenzando por las personas y alcanzando al conjunto de la comunidad, sea en el ámbito urbano o rural. Que la aceleración de la revolución tecnológica alcanza a todos los sectores económicos, desde la agricultura a los servicios y del turismo a la industria. Sabemos que la sostenibilidad medioambiental nos obliga a abordar nuevos retos y oportunidades con horizontes de medio y largo plazo. Son retos que difícilmente pueden encerrarse en un solo territorio y afrontarse de forma aislada desde una Comunidad o desde un sector productivo.

El mayor riesgo, y el peor error que podemos acabar cometiendo, es que cada una de las Comunidades Autónomas, y particularmente Catalunya, vea el mundo desde su agujero y se desprecien todas las potencialidades y sinergias que puede representar, en tantos temas, una inteligente cooperación entre los distintos territorios y sectores económicos. De la capacidad de liderazgo que sepa ejercer el gobierno de España dependerá también poder convertir en realidad estas buenas intenciones. Confiemos que se intente y se pueda. Por el bien de todos.


jueves, 13 de agosto de 2020

140.000 MILLONES, ¿LA JODEREMOS UNA VEZ MÁS?

 


Quim González Muntadas

Europa nos ha asignado, fruto del Acuerdo de Recuperación Económica alcanzado en la Unión Europea, un volumen de recursos muy considerable. Al mismo tiempo se han marcado, con bastante claridad, los objetivos y prioridades a los que se deben destinar esos recursos. Por ello, España se encuentra en la urgente necesidad de definir su Plan, digámosle, estratégico, que responda del uso y destino de unos recursos que deberán ir dirigidos a alcanzar los objetivos de la Agenda de la ONU para el desarrollo sostenible 2030.

Dicho de otra forma, estamos ante la gran ocasión en la que deberíamos saber acertar en nuestras prioridades y distinguir los sectores económicos y productivos a potenciar. Acertar en distinguir qué necesidades sociales son las que exigen mayor atención y qué colectivos precisan mayor protección.

Estamos en el momento de encontrar la valentía y la fuerza política necesaria para acometer las reformas que llevan décadas esperando en el cajón. El momento de evitar la improvisación, el clientelismo, los electoralismos populistas, tan comunes en nuestra práctica política cuando se trata de distribuir recursos.

Estamos ante la ocasión del protagonismo de la política en la que prime el rigor. De pasar de las palabras a los hechos. De convertir los reiterados proyectos y las teorías de lo que “se debería hacer” en acción política.

En definitiva, estamos ante la hora de la verdad, para el gobierno de España por supuesto, pero también para todas y cada una de las Comunidades Autónomas, para los partidos políticos,  las patronales y los sindicatos, los empresarios y los trabajadores etc. Porque todos tendremos que elegir.

Una opción es repetir los viejos errores y que finalmente el reparto de estos recursos sea el resultado de la fricción y el combate feroz de los agravios comparativos al que apelen todos y cada uno de los territorios y sectores económicos. Y que el resultado final quede en la espontánea dinámica del mercado y en la suma agregada de los proyectos aislados de cada una de las Comunidades Autónomas como esferas que no se tocan ni se articulan en el proyecto común que es España.

O por el contrario, esta vez sí, somos capaces de construir, desde un Proyecto Común de futuro del país, impulsando lo que podría y debería ser un Plan Estratégico de país a 10 años. Un Plan que gire en torno a los objetivos de la Agenda 2030 y que da sentido a la intervención pública como motor de la economía. Y desde tal Plan, con el mismo eje y articuladas, todas las iniciativas, planes y proyectos autonómicos y locales sumando sinergias, tal como se define la articulación mecánica la articulación.

¿Sabremos aprovechar la oportunidad? Puede ser. Serias dudas surgen de las maneras con las que diversos partidos políticos e instituciones públicas abordan el Pacto del Gobierno central con la Federación de Municipios sobre los 15.000 millones. Una “revuelta” que ha sido capaz, desde el agravio comparativo, unificar todo el arco político del  PP a la CUP. Todos juntos, al grito de “van a robar los ahorros de los ciudadanos de nuestra ciudad”.

Si lo que estamos viviendo estos días es el preámbulo de lo que nos espera a la hora de la discusión del destino de esos 140.000 millones en los que tantos tenemos puesta tantas esperanzas de un buen destino y de palanca para construir un país mejor, más competitivo, cohesionado y más solidario, si es así, estamos jodidos y habremos perdido nuestra última oportunidad.