No es habitual desde el sindicalismo resaltar el valor de un
acuerdo como el alcanzado en estos días en la empresa gallega de moda Adolfo
Domínguez (AD) que, tras una compleja negociación, contempla una rebaja
salarial. Lo habitual es dar solo publicidad a aquellos acuerdos que contengan
mejoras salariales y sociales para que puedan ser referencia positiva e
intentar disimular el contenido de los otros por el temor de que se conviertan
en un mal referente.
¿Donde
está, entonces, el valor positivo de este acuerdo que afecta a más de 600
personas, mayoritariamente mujeres? En que ha sido aprobado por el 69% de las
personas afectadas y ha sido el resultado de una negociación trasparente; en
que ha facilitado compartir las debilidades y también las fortalezas de la
empresa; en que sus duras medidas de sacrificio son parte de un Plan
Estratégico que apuesta por el futuro en las difíciles circunstancias de un
sector de consumo como es el de la moda; en que las medidas intentan en lo
posible la proporcionalidad del esfuerzo entre los diversos colectivos, en que
la vigencia responde al tiempo que duren las circunstancias que lo motivan y,
en justicia, introduce también, recuperación y mejoras en proporción a los
beneficios de la empresa, con un lógico grado de variabilidad según los
resultados de la empresa.
Este
Acuerdo es una expresión clara hacia el público, los clientes, las
administraciones públicas, los bancos y especialmente hacia los accionistas,
del compromiso de los trabajadores y trabajadoras por el futuro de AD como una
de las referencias más potentes de la moda gallega y española. El Acuerdo
expresa la exigencia de los trabajadoras/es para que los gestores de la empresa
redoblen sus esfuerzos en una apuesta por la internacionalización y mejora de
sus actuales sistemas de gestión, que deberán garantizar el futuro.
Este
Acuerdo enseña a los sectores políticos que ven las Reformas Laborales solo
como elementos de debilitamiento de la capacidad de representación colectiva de
los sindicatos, y también enseña a los empresarios que tan solo saben afrontar
las situaciones difíciles con sus trabajadores desde el autoritarismo y el
abuso de poder. Ambos deben saber que jamás obtendrán los resultados positivos
y los compromisos que producen el diálogo y la negociación equilibrada y
transparente.
AD es parte
de un sector industrial, el textil y la moda, que vive un largo periodo de
práctica paralización del consumo en nuestro país, y que debe atacar grandes
retos que le exigen día a día mejorar la calidad, la innovación, la formación y
abrir nuevos mercados internacionales. También deben corregir errores de
comunicación, ya que los mensajes fuera de contexto, transmiten una imagen
distorsionada de la marca y, sin duda también, de su principal accionista. Las
trabajadoras y trabajadores de AD y con ellos FITEQA CCOO queremos que la marca
sea reconocida por su ética, su estética y su transparencia porque de ello
depende su empleo de hoy y del futuro.