Joaquim González Muntadas
Secretario General de FITEQA CCOO
Los "sabios" del FMI acaban de confesar que se han equivocado gravemente en los remedios y políticas pensados para atacar la grave crisis económica que padecemos en España junto con otros países de Europa. Reconocen haber subestimado los efectos y el impacto sobre la actividad económica del drástico ajuste fiscal y, con ello, sus consecuencias en la caída del consumo privado, la inversión y el incremento del desempleo.
Dicen que su error viene por considerar en sus estudios que un supuesto recorte fiscal del 1% -equivalente al 1% del PIB- provocaría una reducción en la actividad económica de un 0,5%. La realidad, analizada por el propio FMI, ha sido muy distinta. Un recorte del 1% reduce la actividad económica desde el 0,8% hasta el 1,7 %. Es decir que el error grave está en que el multiplicador fiscal es como mínimo casi el doble de lo que pensaban esos "sabios", algo que la inmensa mayoría de la "ciudadanía tonta" ya intuía, y venía denunciando y movilizándose.
El FMI, junto a las autoridades europeas, ha presionado a los gobiernos de España para que apliquen programas de muy severa reducción del déficit público con el objeto de recuperar la confianza de los inversores internacionales. Hasta el momento, el resultado ha sido ahondar más y más en la recesión provocando efectos dramáticos sobre la vida de millones de personas y, lo más grave, sin haber subsanado en lo esperado los desequilibrios macroeconómicos. Más allá de las teorías de los "sabios", la realidad ha demostrado lo evidente: perseguir el ajuste fiscal sólo a través de recortes en el gasto, sin que vayan acompañados de otras políticas que impulsen la actividad, acaba provocando un efecto de recesión en la economía muy superior al estimado en la pizarra de los "sabios" del FMI, porque ha terminado por frenar la recaudación, incrementar el déficit fiscal y agravar el coeficiente deuda/PIB.
El resultado final ha significado una mayor vulnerabilidad de España ante el apetito de los mercados financieros, que rápidamente han aprendido a alimentarse de los recursos que generan día a día los nuevos recortes y que van deprimiendo más y más nuestra economía, empujándola sin norte a políticas contradictorias e ineficaces que van matando poco a poca nuestra ya débil base económica. Unas consecuencias que nuestros "sabios del FMI” y otros han descubierto muy tarde, casi tan tarde como: Aquel ingenuo campesino que tenía un burro y pensando en la manera de ahorrar se le ocurrió enseñarle a trabajar sin comer. Así que empezó reduciéndole paulatinamente la ración diaria de comida. Pasaron los días y el campesino estaba contento por los progresos del animal. Un día el animal dejó de comer y siguió trabajando, así que el dueño se dijo satisfecho ¡ya lo he conseguido! Pero, a los dos días siguientes, se encontró al burro muerto, y, al verlo, el ingenuo campesino exclamó, como ahora exclaman nuestros "sabios" del FMI, ¡qué lástima, y qué mala suerte tengo! ahora que ya había conseguido enseñarle al burro a trabajar sin comer, va y se me muere.
Es el momento de que todos los sectores de la sociedad reaccionen ante el monumental fracaso de la política actual. Reaccionar dando un paso hacia adelante con sus propuestas e iniciativas dispuestas a negociar, como han hecho CCCOO y UGT, primero, con las "Propuestas sindicales para promover el crecimiento, el empleo y la cohesión social ante la crisis de la economía española" presentadas el pasado 21 de diciembre, y luego con el emplazamiento expreso por carta de los dos Secretarios Generales de ambas Confederaciones Sindicales al Presidente del Gobierno, al Presidente de la CEOE y a los Grupos Parlamentarios, para, como finaliza la misiva firmada por Toxo y Méndez, "iniciar un proceso de diálogo y concertación que es lo que nuestro país necesita".
Urge que la Zona Euro revise las formas y el fondo de su política, al igual que el Gobierno español que debe dejar de improvisar para cumplir las obligaciones fijadas. La gravedad de nuestra situación económica, que nadie resolverá por nosotros, reclama con urgencia un amplio proceso de diálogo y negociación, donde confluyan el esfuerzo equilibrado y solidario de todos y para el cual el sindicalismo español ha dado el primer paso, que busca que lleguemos todos y a tiempo.