El buen trabajo
del sindicato en la industria de la moda
Joaquim González
Muntadas
Director de
Ética Organizaciones SL
En síntesis, en
este documento se denuncia la realidad que sucede en las fábricas de hilatura
localizadas en Tamil Nadu -Estado con más de 72 millones de habitantes del Sur
de la
India-, donde
se produce gran parte del hilo y tejido de algodón de este país. En ellas
trabajan más de 100.000 mujeres menores de 18 años, contratadas en zonas pobres
por “reclutadores” que perciben hasta 12 € por contrato. Estas trabajadoras son
entregadas por sus propias familias a estos “reclutadores” en condiciones de
“trata de personas”. Sus contratos de "aprendizaje" lo son por 3 y
hasta 5 años, con salarios que no alcanzan los 50 € mensuales de los que se
descuenta la comida y la vivienda (hasta 30 literas por habitación).
El objetivo
fundamental de estas trabajadoras son los casi 800 € que cobrarán al finalizar
el contrato, y que representará la apreciada "dote" para poder
contraer matrimonio y, con ello, convertirse en "mujer felizmente
casada" (1), “sumangali” en idioma tamil, el nombre con que se designa
este modelo de contratación y que, aunque prohibido desde el año 2009 por la
Corte Suprema de
este Estado de la
India , es aún hoy ampliamente practicado.
Han sido muchas
las iniciativas impulsadas desde distintos frentes para erradicar esta brutal
práctica de contratación, empezando por la creación de un “Comité
de Acción Conjunta” de los 7 principales sindicatos que operan en la zona,
apoyados por la
Federación Sindical de la
Industrias (IndustriALL
Global Union) a la que pertenecen las Federaciones de Industria de CCOO y UGT.
Estas iniciativas sindicales han unido esfuerzos con otras entidades e instituciones
(como UNICEF), para la formación de colectivos de trabajadoras y trabajadores,
de sindicalistas, directivos empresariales e instituciones locales, sobre los
derechos humanos y del trabajo (salud, contratación, empleo), y se han
orientado especialmente a conseguir el rechazo social y la erradicación total
de las prácticas del Sumangali.
Desde las
primeras denuncias, las Federaciones de Industria de CCOO y UGT, tomaron la
iniciativa de conocer si nuestra industria de la moda, particularmente las
grandes marcas españolas, en la fabricación de sus prendas, estaban
aprovechando ese contrato Sumangali y la brutal explotación que supone, lo que
supondría contravenir frontalmente todos los compromisos de RSC de las empresas
y el Código Ético que el Sector Textil Confección español tiene suscrito con
las organizaciones sindicales.
Por ello es
necesario dejar constancia, por el bien de nuestra industria y el buen nombre
de sus marcas, que la respuesta, de todas y cada una de las grandes empresas de
la moda de nuestro país, ha sido de un rotundo NO, "no trabajamos con
empresas que usan este contrato", y afirman y garantizan que tienen
formalmente prohibido a sus proveedores trabajar con empresas que practiquen el
Sumangali.
Ante realidades
como ésta, o en relación a otras miles de realidades que en la economía global
atacan los derechos laborales más fundamentales, adquiere especial importancia
ante la
RSC y
los Códigos de Conducta, el trabajo y la función sindical, más allá de las
cuatro paredes, de las grandes empresas del primer mundo y de las grandes
marcas. Como vital resulta la intervención sindical para garantizar que los
solemnes compromisos declarados en los Códigos Éticos y de Conducta de las
empresas responden de verdad a los hechos, y no se queden sólo en grandes y
poéticas declaraciones, como demasiadas veces aún sucede.
Por esto es
bueno que se sepa que, si bien el sindicalismo español hoy puede tener
muchos defectos que reclaman soluciones urgentes, también es indudable, y es
parte de su realidad, el importante trabajo que realizan en favor del trabajo
decente en los sectores de la moda las dos grandes federaciones sindicales
española, Industria de CCOO y FITAG UGT. Una actividad que merecería ser más
conocida y reconocida, ya que hoy representa un referente internacional,
al ir claramente por delante de otros muchos países en iniciativas y en el
empeño diario por concretar con las grandes marcas de nuestro país, acuerdos,
compromisos e instrumentos de seguimiento que garanticen una producción limpia.
Porque precisamente estos compromisos y estas prácticas serán la mejor garantía
para un sector con mucho futuro si mantiene y refuerza su compromiso de seguir
trabajando inspirado por las tres “E”: excelencia, estética y ética que
debería ser la seña de identidad de la moda española.