Encontramos pocos libros de
investigación o ensayo relacionados con las condiciones de trabajo en los
distintos sectores productivos y oficios en las estanterías de las librerías.
En comparación con la generosa cantidad de trabajos y estudios que se generan
en la mayoría de países europeos, en nuestro país se estudia muy poco el mundo
del trabajo. Quizás podríamos encontrar la razón en el escaso valor que nuestra
sociedad da al trabajo, prácticamente desaparecido de nuestra cultura, sea
cine, teatro, música o literatura, donde los protagonistas suelen ser
profesionales liberales, periodistas, profesores, altos ejecutivos o
empresarios, y donde muy pocas veces las historias giran en torna a la vida de
la mayoría de la sociedad, reflejando la realidad de las condiciones de trabajo
en un oficina, una fábrica o un hotel.
Por esto, es casi un acontecimiento la
reciente publicación del libro “Las que limpian los hoteles” de la editorial
Icaria sobre las condiciones de trabajo de las camareras de pisos que limpian
los hoteles, escrito por el investigador Ernest Cañada con la colaboración de
las federaciones del sector de servicios de CCOO y UGT, presentado en Barcelona
y en Madrid los días 5 y 6 de noviembre, y donde se describe la dura
realidad del trabajo de las casi 100.000 trabajadoras encargadas de la limpieza
de las habitaciones de los hoteles.
El libro ha dado la voz a decenas de
trabajadores limpiadoras de piso de hoteles de todas las zonas turísticas y
grandes ciudades españolas que explican sus condiciones trabajo y las
enfermedades musculares y óseas con que suelen acabar. Se ha convertido en una
herramienta eficaz para reforzar la campaña mundial por la dignificación y la
mejora de las condiciones de trabajo y de vida de las centenares de miles de
mujeres “limpiadoras de piso” que hay en el mundo.
Dolores, Angelina, Isabel, Soledad,
María, Lola, Eulalia, Antonia, Esther, Melani y así hasta treinta mujeres
trabajadoras en hoteles de Baleares, Costa Brava, Valencia, Costa del Sol,
Extremadura, Barcelona, Madrid, Galicia que dicen: “ Estamos hechas polvo,
seguimos trabajando a fuerza de pastillas”; “Vamos sobrecargadas, llevamos un
trabajo enorme y el cuerpo pasa factura”; “vamos reventadas”; “Donde se
necesitan 20 camareras solo hay 14 o 15” “A mí me han robado la salud y como a
mí a todas mis compañeras”, “Siento que no tengo tiempo para hacer el trabajo
bien, después de tantísimos años no te sientes profesional”, “te hacen un
contrato de un año y luego te echan a la calle, porque si no te tiene que hacer
fija”, “Recibimos un burofax diciendo que habíamos sido externalizadas. Desde
entonces vivimos en la incertidumbre”, “El hotel fue prescindiendo de las
supervisoras porque cogían a estudiantes de turismo en prácticas”, “No sabes
cuándo vas a trabajar hasta el día antes, tienes que estar siempre disponible”,
“La externalización ha sido un desastre” "casi ninguna de nosotras llega
trabajando a la edad de la jubilación"
Dicen que los bajos salarios, las
lumbalgias, las ciáticas y los dolores de espalda, la falta de pausas, de
descansos y de criterios ergonómicos en el mobiliario de las habitaciones,
quedan tapados por las estrellas de los lujosos hoteles. Facilitada por la
última Reforma Laboral, cuentan la infernal tendencia de que los hoteles
externalicen el servicio con Empresas de Servicios Integrales, que aplican el
salario de un convenio propio pues les permite pagar salarios por debajo del
convenio del sector, y fraccionar un contrato en dos para mejorar la
productividad, como si de una carrera de relevos se tratara, entendiendo que en
un trabajo duro como éste, producen más dos empleadas de cuatro horas, que una
de ocho horas. Nos han contado que muchos hoteles pagan 0,90 euros por
habitación, un euro por habitación doble y 1,25 euros por suite.
Aunque iniciada hace pocos meses, esta
campaña sindical global y mundial está teniendo ya efectos positivos, porque
está permitiendo dar conocer a las instituciones públicas, a las fuerzas
políticas y al conjunto de la sociedad la necesidad dignificar una de las
figuras profesionales más decisivas para garantizar el buen servicio al cliente
en un hotel, como es la limpieza de las habitaciones. Está motivando el
activismo de centenares de militantes sindicales para promover la afiliación
sindical como mejor garantía para la defensa de los derechos, impulsando la
creación de redes sociales y la innovación en formas de comunicación
entre las camareras de pisos de los distintos hoteles y de diferentes países
para difundir sus experiencias y apoyarse. Nuevas formas que están significando
una verdadera innovación en las formas coordinación sindical que acabarán, sin
duda, siendo un ejemplo del sindicalismo en red, a imitar por otros muchos
otros sectores de la producción.
Esta es una lucha que merece el
compromiso también de los clientes. Por esto, apoyando a esta campaña sindical,
sería muy útil y positivo que los huéspedes de los hoteles, cuando leemos las
hermosas palabras de la publicidad formando grandes frases referidas a la
sostenibilidad, los valores de la responsabilidad social y empresarial, además
del saludo y una sonrisa de reconocimiento de la dureza del trabajo de las
camareras de piso, convendría interesarse por las condiciones de trabajo y si
responden a contratos precarios y de explotación, para en el caso de que así
sea, hacerlo constar en ese generoso libro de sugerencias o esas encuestas de
satisfacción que tienen la mayoría de los hoteles. Porque no habrá turismo
responsable y de calidad sin trabajo de calidad de sus trabajadores y
trabajadoras.
“Las que limpian los hoteles” han
empezado una larga e inteligente lucha que merecen el total apoyo del
sindicalismo nacional e internacional. Ellas son las auténticas estrellas de
los hoteles y así lo demuestra el brillo de su lucha