En Alemania, las posibilidades de la Industria 4.0 son buenas porque somos el primer país que ha desarrollado una vasta visión de futuro y, sobre todo, apoyada tanto por el sector privado como por los sindicatos y la ciencia. (Henning Kagermann, Presidente de la Academia Alemana de Ciencias Técnicas).
Industria 4.0, Digitalización, Cuarta Revolución Industrial son los títulos y enunciados de infinidad de artículos de opinión, informes y libros que publican editoriales, fundaciones, instituciones académicas, económicas y políticas, consultorías y agentes sociales, pues toda entidad pública o privada que se precie de estar al día y atenta a los cambios que está viviendo la economía, la industria y el trabajo, presenta su investigación y opinión sobre las consecuencias y derivaciones que representará este cambio de paradigma.
La razón de escribir este artículo es, precisamente, la de llamar la atención sobre un nuevo documento relacionado con la digitalización y la Industria 4.0., elaborado, publicado y distribuido hace pocos días por CC.OO Industria y titulado “La digitalización de la industria y la acción sindical” (http://www.industria.ccoo.es/cms/g/public/o/6/o163594.pdf). Según esta organización, sirve como base de la campaña de información a sus órganos de dirección y afiliación, así como de sensibilización para los trabajadores y trabajadoras de los sectores industriales que organiza.
Un documento que describe pedagógicamente lo que es y representa la Industria 4.0 y la digitalización de la economía: reitera la exigencia de participar en todos ámbitos y foros institucionales relacionados con las políticas del gobierno y el conjunto de las administraciones públicas para impulsar nuestra industria y su digitalización, y la urgente necesidad de profundas reformas en el ámbito de la educación y la formación profesional. Insiste en la propuesta que desde hace varios años vienen defendiendo CCOO de Industria junto a la Federación de Industria de UGT, sobre la necesidad de un Pacto de Estado por la Industria que debe incorporar el Pacto por la Digitalización.
Lo verdaderamente relevante de este documento sindical son las propuestas de acción del sindicato para conquistar en las empresas nuevos instrumentos de información y participación, que garanticen la transparencia empresarial y el derecho de los trabajadores a conocer y participar en el diseño y puesta en marcha de los planes de futuro de sus empresa. Pone el foco, haciendo mirar al resto de los agentes sociales, económicos y políticos, hacia uno de los aspectos que menos atención están mereciendo a la hora de hablar de la digitalización, como los efectos sobre el empleo, sus condiciones y sus derechos en los centros de trabajo.
En definitiva, en línea con la política de los sindicatos centro europeos más avanzados y desde una posición valiente y sin complejos, pone el foco en el papel de los trabajadores y trabajadoras. Desde propuestas dirigidas a asegurar una transición tecnológica justa, alejadas del pesimismo paralizante y de las teorías catrastofistas del “no hay nada que hacer”, y desde la seguridad de la rica experiencia del sindicalismo español que ha afrontado en su ya larga historia, graves crisis y duros conflictos de reconversión industrial que le han enseñado que “empleadores y empleados, constituyen la influencia más apropiada para abordar los aspectos cualitativos y cuantitativos de la digitalización”.
Un documento relevante y muy útil si se traduce en acción en las empresas y sectores porque sitúa la necesidad de innovar desde la negociación colectiva nuevos instrumentos y nuevas formas de diálogo permanente en los centros de trabajo, que es tanto como decir que no todo vendrá de la mano de los cambios legislativos en materia laboral, ni tampoco sólo de las políticas de las administraciones públicas, y que el diálogo social en las empresas y en los sectores es imprescindible.
Un documento que debería servir como una demostración más a todas aquellas entidades e instituciones que organizan actividades sobre la Industria 4.0 y la digitalización, que aún no han entendido que los representantes de los trabajadores no pueden estar ausentes de su debate y reflexión, tanto por los conocimientos que pueden aportar como, guste o no a algunos, por el importante peso que tienen en los centros de trabajo. Y para que no olviden, que no es a la tecnología y sus avances lo que genera preocupación y miedos, sino su utilización y gestión cuando solo responde al beneficio de unos pocos y no tiene los contrapesos propios de una sociedad avanzada y democrática.