Joaquim González Muntadas
Director de Ética Organizaciones SL
Este año la
ONU ha situado el 8 Marzo, Día
Internacional de la Mujer trabajadora, como la ocasión de poner fin a
todas las formas de discriminación y eliminar la violencia contra todas las
mujeres y las niñas en los ámbitos público y
privado, incluidas la trata y la explotación sexual, junto a otros tipos de
explotación como el matrimonio infantil, precoz y forzado, y la mutilación
genital femenina. En este mundo laboral que está viviendo una profunda y
acelerada transformación tecnológica y digital, el objetivo es concienciar a la sociedad y exigir las
necesarias políticas a los poderes públicos y económicos para que en el
año 2030, se garantice el 50- 50 de hombres y mujeres en el empleo.
Entre otras
iniciativas, como advirtió en 1995 la Conferencia Mundial de las Naciones
Unidas sobre la Mujer celebrada en Beijing, es imprescindible corregir la baja
participación de las mujeres en las nuevas tecnologías y las sociedades de la información
pues supone una brecha tecnológica y
digital que las mujeres siguen padeciendo en relación a los hombres.
Como apunta la
resolución de la ONU para este Día Internacional de la Mujer, para superar el
déficit en presencia tecnológica y digital de la mujer, es imprescindible
garantizar la igualdad de oportunidades en todos los niveles de la educación y
la formación, y que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a una enseñanza preescolar, primaria y
secundaria gratuita, equitativa y de calidad.
A pesar de los
evidentes progresos a escala mundial en favor de la equidad de género en la
educación, los informes de la OCDE recuerdan cada año que no han sido
suficientes para eliminar las desigualdades entre alumnos y alumnas. Existen
factores sociales que dificultan este objetivo, pues los similares
resultados en los 34 países miembros de la OCDE (Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económico), muestran que solo una de cada veinte
chicas se imagina trabajando en el futuro en un área científica o técnica,precisamente
donde están los empleos mejor pagados y de mayor calidad, frente a cuatro de
cada veinte chicos.
A pesar de los
reiterados estudios PISA que nos muestran que los rendimientos en ciencias en
las escuelas de los chicos y las chicas son similares, el 50 % de los padres
imagina a sus hijos varones trabajando en un área científica y técnica, y sólo
el 20 % a sus hijas.
Para alcanzar
el reto de la igualdad y la garantía del 50- 50 de hombres y mujeres en el
actual mundo del trabajo, en profunda transformación por la revolución
tecnológica y digital, es imprescindible que se incremente la participación de
las mujeres en las profesiones tecnológicas, pues actualmente las chicas
representan menos del 20% del alumnado de licenciaturas STEM (ciencia,
tecnología, ingenierías y matemáticas).
Como ejemplo,
es imprescindible modificar la realidad expresada en el reciente Mobil Word
Congress celebrado en Barcelona, donde sólo el 25% de los asistentes han sido
mujeres, y solo la mitad de este porcentaje han sido intervinientes en las conferencias,
mientras queel personal que ha atendido los stands estaba integrado por azafatas en un
90%.
En todo el
mundo se necesita un cambio significativo en la opción de la formación de las
niñas y para ello es imprescindible que cambie su relación con las asignaturas
de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas y garantice la posibilidad de competir con éxito por los
"nuevos empleos" bien remunerados.
Es una
prioridad poner la educación en el corazón de las políticas públicas de los
gobiernos y la formación permanente de las trabajadoras en el centro de las
políticas sindicales y en la negociación colectiva. La formación como una
palanca más para combatir la brecha salarial, la discriminación profesional y
los techos de cristal que existen aún en muchas
empresas y sectores e impiden la promoción y el desarrollo profesional de las
mujeres.
Aprovechemos
este 8 de Marzo y dediquemos todos los esfuerzos, voluntades y recursos para combatir la discriminación
de la mujer en las empresas y la sociedad. Comprometamos los recursos e
iniciativas necesarias para alcanzar la igualdad de género en todo
el mundo. Ya que, como escribió el anterior presidente de las Naciones Unidas,
“no hay ninguna otra mayor inversión en nuestro futuro común”.