Dicen que la
evidencia no se demuestra, que no hace falta argumentarla, ni incluso
explicarla, porque habla sola. Y esto es lo que sucede con el escándalo que
hemos conocido estos últimos días en relación a la gestión de la empresa
pública Canal Isabel II, al comprobar lo falsas que pueden llegar a ser las
menciones honoríficas, y los premios que se otorgan a las empresas por su
Responsabilidad Social; lo insolventes que pueden ser las entidades, organismos
e instituciones que prescriben la reputación de las empresas, o lo tramposas
las que auditan y estampan su firma autentificando los datos de las memorias y
la transparencia en la gestión de empresas y organizaciones.
¿Por qué estas
afirmaciones? Al generalizar, existe el riesgo de que paguen justos por
pecadores, pues habrá excepciones que respondan lo que firman y afirman
con rigor.
Los
compromisos y honores reflejados en el portal de transparencia de la empresa
Canal Isabel II, conocida la realidad, suenan al menos a una tomadura de pelo,
si no a un insulto a sus empleados, a los clientes y al conjunto de la
sociedad.
A la empresa
Canal Isabel II le fue otorgada, por sexto año consecutivo, la mención
honorífica a la gestión transparente y responsable por el Pacto Mundial de
Naciones Unidas (Global Compact), una entidad cuya misión es precisamente
promover los 10 principios básicos que universalmente se
entienden como responsabilidad social empresarial y que agrupan en cuatro
áreas: derechos humanos, trabajo, medio ambiente y anticorrupción.
Visto el resultado en el Canal Isabel II, resulta desolador, y debería ser
objeto de preocupación para los dirigentes de esta aún prestigiosa entidad de
las Naciones Unidas.
“El Pacto
Mundial de Naciones Unidas (Global Compact) ha otorgado por sexto año
consecutivo el grado Advanced al Informe Anual corporativo de Canal de Isabel
II, la máxima calificación que concede la mayor iniciativa voluntaria de
responsabilidad social empresarial en el mundo. Esta distinción reconoce la
calidad de la información facilitada por las empresas en sus memorias anuales”.
El Informe
Anual de la empresa pública de agua se elabora siguiendo las indicaciones de la
Guía G4 para la elaboración de memorias de sostenibilidad del Global Reporting
Initiative (GRI), el principal estándar internacional en este ámbito, en su
opción Comprehensive.
Los contenidos
de este informe han sido sometidos a una verificación independiente por parte
del auditor de cuentas de la compañía. En el ejercicio 2015 esta verificación
la ha realizado KPMG.
Tras su
publicación, el Informe es enviado al Pacto Mundial para su evaluación. Canal
de Isabel II ha obtenido el grado Advanced “como reconocimiento al esfuerzo
realizado en ser transparentes y en declarar e informar públicamente de la
adopción de buenas prácticas en materia de sostenibilidad y gestión responsable”.
Sin palabras.
Todas aquellas
personas que trabajamos y estamos interesadas o comprometidas con
la Responsabilidad Social en los distintos niveles (profesionales,
empresariales, sindicales, académicos, etc.) deberíamos aprender de realidades
como las vividas en tantas empresas e instituciones en las que, hasta que no
salta por los aires un escándalo, no se descubre la falsedad de sus compromisos
de Responsabilidad Social, aunque hayan sido certificados e incluso premiados
por su buen ejemplo y avalados por instituciones creadas al efecto.
Más allá de la
falsedad de esos gestores, en este caso presuntos delincuentes, ejemplos como
el del Canal Isabel II nos advierte de la debilidad y falta de rigor de tantos
auditores y certificados que hacen que, cuando se descubre la falsedad,
tengamos que decir: ¡Sin palabras! Y tengamos que exigir más rigor a todo lo
que rodea la Responsabilidad Social Empresarial: profesionales, organizaciones
e instituciones.