Muchos
debates, estudios, foros, cursos y seminarios se realizan, todas las semanas,
en España sobre la digitalización de la economía y la Industria 4.0. Pero
podemos comprobar que en ellos se habla exclusivamente de su vertiente
económica e industrial. Corremos así el riesgo de que nuestro país quede al
margen de la necesidad de atender las consecuencias y el impacto que va a tener
sobre el mercado de trabajo. Y éstas van a ser muchas, no sólo por sus
consecuencias en la eliminación o creación de empleo, sino también por sus
evidentes efectos en las relaciones y condiciones laborales.
Parece que
Alemania ha sido consiente de este riesgo y desde el año 2015, su Ministra de
Empleo y Asuntos Sociales, Andrea Maria Nahlesdel
SPD, impulsó un sólido y amplio proceso de diálogo que
arrancó con la presentación del Libro Verde titulado: Trabajar
4.0. Junto con un primer análisis sobre el impacto de la
digitalización sobre el mercado de trabajo y la economía, ofrecía una
herramienta muy útil para la investigación como son las preguntas
clave. Esos interrogantes iban a conformar el eje y guión
del debate social sobre el que ha girado este proceso y que se ha centrado en
el futuro de la organización del trabajo, de la participación y representación
de los trabajadores, y las consecuencias de la digitalización sobre los
derechos de formación, la protección social y la adecuación de la normativa de
seguridad e higiene en el trabajo.
Un proceso de
análisis de los cambios que la digitalización producirá en el mercado de
trabajo y las relaciones laborales que se ha dirigido a implicar a la sociedad
civil, y que han participado prácticamente todas las organizaciones públicas y privadas relacionadas
con el trabajo, la administración central y los estados federados, junto con
los agentes sociales. Este proceso finalizó en noviembre
de 2016 con la publicación del Libro Blanco Trabajar 4.0.
Esta
experiencia alemana podría ser de gran utilidad para nuestro país. Para
empezar, deberíamos intentar también dar respuesta a esas preguntas
clave sobre los cambios en el trabajo y sus condiciones, huyendo
del esquematismo, de las frases hechas y recetas simples para una realidad
especialmente compleja, como es el futuro del trabajo, superando los vacíos e
inútiles tópicos que estamos oyendo cada día.
Examinar esa
experiencia alemana sería útil para no seguir repitiendo, copiando y pegando
los mismos estudios, informes y documentos de forma reiterada, como aún se
presenta en la mayoría de los foros de estudio y reflexión. Quizás sería útil
para superar la deslavazada, inconexa y descoordinada actividad de nuestras
administraciones sobre la digitalización y la Industria 4.0, pues, también en
ésto, aparecen como esferas que no se tocan ni coordinan y, por supuesto,
tampoco suman.
Probablemente
sería útil que el Ministerio de Empleo o, si considera que es mucho trabajo, el
Consejo Económico y Social español (CES) junto con los de todas las CCAA
impulsara, desde la modestia de las dudas y la suma de esfuerzos y saberes, un
ordenado, coordinado y amplio proceso de reflexión con los agentes sociales,
las administraciones públicas, las universidades y aquellas entidades que
tengan algo que aportar sobre el futuro del trabajo 4.0.
Un proceso
articulado desde esas preguntas clave, cuyoresumen
publica el número 210 de Actualidad Internacional Sociolaboral del Ministerio
de Empleo y Seguridad Social (1), que algunas son:
¿Cómo
garantizar la participación laboral de colectivos especialmente vulnerables en
el mercado de trabajo? ¿Quésoluciones
pueden conjugar los intereses de los trabajadores y de las empresas para dotar
a las empresas de mayor flexibilidad? ¿Quémodelo laboral
puede tener en cuenta las diferentes fases de la vida? ¿Qué apoyo precisan
las familias para avanzar en el reparto equitativo de tareas? ¿Qué espacios hacen
falta para hacer posibles experiencias y reivindicaciones colectivas sociales y
laborales en un período marcado por la individualización y la flexibilización?
¿Cómo garantizar la participación de los trabajadores en el éxito económico
de algunos sectores? ¿Cómo eliminar la desigualdad de género?¿Cómo
garantizar que la Seguridad Social y el sistema de pensiones tengan ingresos
suficientes? ¿Cuáles son los efectos que los nuevos modelos empresariales
tienen sobre la protección social? ¿Cómo
realizar los principios del buen trabajo en el siglo XXI? ¿Cómo proteger la
seguridad y la salud en la era digital? ¿Las normas laborales son adecuadas
para la era digital? ¿Son falsos autónomos los trabajadores empleados en
plataformas digitales? …
Preguntas que, como podemos comprobar, están muy lejos de las prioridades
políticas del gobierno del Partido Popular y de las preocupaciones de la
mayoría de nuestras organizaciones políticas. Muy lejos de la actitud que
mantiene la patronal española con sus exigencias de acentuar la Reforma Laboral
que apuntan a una mayor degradación del mercado de trabajo. Preguntas que sí se
están formulando algunas estructuras y dirigentes sindicales de nuestro país,
como demuestra el Plan de Acción que se discutirá en el próximo Congreso
de la Federación de Servicios de CCOO, insistiendo en reclamar más formación,
estudio y discusión sobre el futuro del trabajo 4.0.
La duda está
en saber si seguiremos mirando a la luna cuando se
trata de hablar del futuro del trabajo.
Esperemos que
no, nos va el futuro.