Quim González Muntadas
“Es en la militancia sindical
donde un trabajador se puede realizar mejor como persona”.
Julián
Ariza Rico, histórico
dirigente de CCOO.
Cada año el 1º de Mayo miles de
veteranos sindicalistas nos encontramos en las calles de nuestros pueblos y
ciudades, participando con nuevos compañeros y amigos en los actos de esta
jornada histórica del movimiento obrero, particularmente en la obligada manifestación
de ese día. Nos abrazamos y, en un repetido ritual, nos preguntamos por la
salud, por los nietos, por el trabajo de los hijos y las hijas, y por compañeros
comunes que este año no hemos visto en la manifestación. Cada uno y cada una
formulamos nuestro editorial sobre la coyuntura política y social del país y
del mundo. Recordamos con orgullo luchas comunes y olvidamos viejas diferencias
y duros enfrentamientos que a veces tuvimos y que, por suerte, hoy ya no se dan
en las organizaciones sindicales, al menos con aquellos niveles de dureza.
Quedamos, con el mismo grupo de cada año, a tomar unas cervezas y pinchos
cuando se acabe la manifestación, en el mismo bar o tasca de cada año. Y también,
como cada año, hacemos el balance del éxito o fracaso de la manifestación: “más
gente que el año pasado”, “siempre somos los mismos, ¡joder!”, “dónde están los
miles de parados”, “habéis visto: hay más calvos y canas que melenas de la
juventud”, “tendríamos que hacer la mani en la playa o en el campo, porque
dicen están llenos de gente” …….
Pero sobre todo, en la conversación
entre veteranos sindicalistas, está el reconocimiento y la conciencia de lo
mucho que ha cambiado el mundo del trabajo. Antes, no hace tantos años, el
choque de ideas era frontal, las reglas eran pocas y bien definidas, y ser sindicalista
era una elección fuerte con perfiles claros. Una decisión dura y difícil porque transformó nuestras vidas
y las de nuestras familias, pero con un reconocimiento social que en los últimos
años se ha debilitado como consecuencia de las viscerales campañas de
aquellos sectores que ven al
sindicalismo un riesgo para sus políticas
y privilegios.
Los veteranos sabemos que la actividad
sindical del reciente pasado era menos compleja que la actual. Representábamos
condiciones de trabajo más homogéneas. Porque, para casi todas o para la gran
mayoría de las personas que trabajaban en nuestras empresas, las condiciones de
trabajo eran las mismas o muy parecidas. Los empleos estaban físicamente
presentes en un lugar definido, con horarios de entrada y salida regulares, con
salarios similares. Con producciones, categorías y servicios profesionales
estandarizados. Lo que hemos conocido como el sindicalismo en la era
taylorista-fordista.
Hoy la tarea del representante
sindical sigue siendo igual de exigente que hace décadas. Seguramente un poco más
compleja y por ello más difícil de confiarla sólo a la espontaneidad o la
experiencia pasada. Hoy el sindicalismo está obligado a representar una mayor
diversidad, en la que conviven, ciertamente,
intereses comunes, pero en muchas ocasiones también contradictorios en
un mismo centro de trabajo, como lo
pueden ser los que resultan de los
diferentes tipos de trabajo: el trabajo
fijo, el temporal, a tiempo parcial, becarios o en formación, en teletrabajo,
falsos autónomos, la subcontratación y la externalización de parte del proceso
productivo. Mayores diversidades que
ayer y que van más allá de la propia naturaleza del contrato, como son la
cualificación profesional, la edad, el género e incluso, en algunas empresas,
la religión. Y junto a ello los nuevos retos del cambio tecnológico, la
digitalización y especialmente las consecuencias, aún desconocidas, de la
actual crisis sanitaria en el mundo del trabajo y la sociedad.
Este 1ª de Mayo los veteranos sindicalistas
de CCOO y UGT no podremos abrazarnos en las calles y plazas para recordar
nuestra dura, pero sin duda útil y muy gratificante, militancia sindical y política.
Será un 1º de Mayo muy especial que deberíamos aprovechar para mandar nuestro
reconocimiento y apoyo al trabajo de las nuevas generaciones de sindicalistas.
Y sobre todo para hacer un llamamiento a las y los jóvenes trabajadores para la
afiliación y la militancia sindical a las que deben aportar su sentido de
justicia, de solidaridad, su coraje, su espíritu de lucha y de servicio. De
ello dependerá, y mucho, su futuro. y el del conjunto de la sociedad.
¡ Viva el 1º de Mayo y la militancia
sindical !