viernes, 28 de octubre de 2016

29 de octubre 2016 ¿Un Golpe de Estado? ¡NO!

Se ha convocado para el día 29 de octubre una manifestación en los alrededores del Parlamento para protestar por la más que previsible investidura este sábado de Mariano Rajoy como Presidente de Gobierno. Nada que objetar a la convocatoria, incluso puede ser un positivo signo de salud e inquietud democrática y de sano pluralismo político. Y puede tener pleno sentido para muchos expresar públicamente la denuncia y el desacuerdo de mantener al frente del Gobierno al dirigente político y al partido que han amparado la Gurtel, la Púnica, al del “Luis, sé fuerte …” etc. etc.

Lo que entiendo que no está tan claro como signo de salud y pluralidad democrática son algunos de los argumentos que explican la convocatoria y los eslóganes que llaman a participar en esta movilización. Porque tanto la manifestación ante el Congreso, como el voto que hará Presidente a Rajoy, serán un ejercicio formal de democracia.

Vale la pena detenerse a considerar el significado del slogan de la convocatoria “Ante el golpe de la mafia, democracia” por la exageración del lenguaje ya que, como nos recuerda el sabio refrán, “con frecuencia, el exceso empequeñece el tema”. Es una enorme exageración, un evidente y grave error y,  peor aún, identificar esta operación política con la imagen gráfica del golpe de estado de Tejero.

Nada que objetar, insisto, ante el derecho a manifestarse de los ciudadanos y ciudadanas que quieran expresar su rechazo y protesta con lo que se debate y decide en el hemiciclo en ese momento; o diputados que simpaticen o participen también en la protesta si la consideran justa y necesaria. Llamar “golpe de estado”, a lo que algunos,  legítimamente, pueden entender como grave error político, y calificar de “mafia” a los miembros de la dirección del Partido Socialista Obrero Español por el sentido del voto que van a expresar es, además de un gratuito insulto, un grave error político para la causa que dicen defender los que convocan y participan en la movilización.

Un “golpe de estado”, sabemos bien qué es, lo miremos donde lo miremos: “la acción grave y violenta que toma uno de los poderes del Estado, usurpando las atribuciones de otro (Diccionario Ideológico de la lengua española, Julio Casares de la Real Academia Española)”, “la acción de apoderarse violenta e ilegalmente del gobierno de un país alguno de los poderes del mismo, por ejemplo, el ejército (Diccionario de uso del español, María Moliner)”, “la usurpación ilegal y violenta del poder de una nación (Espasa Calpe)”.

La historia ha ido demostrando los peligros de banalizar el lenguaje y con ello   devaluar el sentido de algunos conceptos que, para todos los demócratas, deberían significar lo mismo, sin dobles interpretaciones o matices, como son “fascista”, “nazi” o “golpe de estado”. No deberíamos usarlos en vano para que no pierdan contundencia, ni como moneda de uso corriente para ganar un titular de prensa  o para llamar la atención en una acalorada discusión en el debate político. Los ciudadanos y ciudadanas de este país sabemos bien qué es un “golpe de estado”, un “fascista”, o un “nazi”. Para recordar su significado no hace falta que vayamos muy lejos pues por desgracia, el recuerdo de nuestra historia social y política explica, con dramática claridad, el sentido y significado de cada una de estas malditas palabras.

Relacionar, como se está haciendo, la imagen del intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981 y un golpista, pistola en mano, entrando al Congreso de los Diputados, con la votación libre los diputados y diputadas el próximo 29 de octubre, como si formaran parte del mismo fotograma es, además de una barbaridad, un gravísimo error que, por otra parte, beneficia indudablemente a Tejero, ya que supone banalizar su acto criminal al compararlo, aunque sea de lejos, o en sentido metafórico, con una acción cien por cien democrática legal y legítima de una parte de los representantes de la soberanía popular. Aunque, miles, o incluso millones, de ciudadanos y ciudadanas consideren que puede ser un desacierto, un error político imperdonable, o incluso que con esta votación están asistiendo al funeral del PSOE.

Aunque pueda desagradar profundamente, aunque se considere un grave error de algunos o de muchos, lo que ocurrirá el 29 de octubre 2016 será el ejercicio de la más absoluta normalidad democrática, nada parecido a un “golpe de la mafia”, por suerte para todas las personas de este país.



viernes, 21 de octubre de 2016

¿Un Ministerio del Futuro?

“El mundo cambia a cada momento sin esperarnos, y por eso debemos repensar nuestro modo de vivir cada día”,  Kristina Persson,  Ministra del Futuro del Gobierno de Suecia.



El futuro y el largo plazo son conceptos con los que tenemos grandes dificultades para relacionarnos, pues centrados en el corto plazo, en la actual legislatura, en nuestra generación, en la proximidad territorial, en el beneficio rápido frente la inversión, en la reducción de costes y los resultados inmediatos frente a la responsabilidad social y la implicación de los trabajadores en el futuro de la empresa, practicamos, como lo ha definido el filósofo Daniel Innerarity “un imperialismo que ya no es espacial, sino temporal, del tiempo presente que lo coloniza todo”. Las propuestas y la gestión política solo responden a un presente que hace que el futuro quede desatendido, donde nadie se ocupa de él, pues no es objeto de preocupación ni atención política, tampoco de movilización social.

Posiblemente para corregir este déficit, el gobierno sueco, presidido por el socialdemócrata Stefan Löfven, creó en febrero de 2015 el Ministerio del Futuro. Su objetivo fue traer el largo plazo a la gestión política de hoy  incorporando el futuro en la gestión de cada ministerio,  dirigido por Kristina Persson, una mujer de 70 años con una larga y solvente experiencia profesional, hasta que concluyó la misión de anticipar el futuro para la sociedad sueca. en abril del año 2016, que resumió con la afirmación: "El trabajo ha sido el cemento del estado de bienestar sueco. Si el mercado de trabajo no funciona, Suecia no funcionará”.


Reconciliar competitividad y generación de empleo, trabajar para conseguir un desarrollo inclusivo y sostenible han sido las bases del proyecto del Ministerio del Futuro, desarrollado desde tres ejes estratégicos: el primero tiene que ver con “el futuro del trabajo”, el segundo con “la transición verde y la competitividad” y  el tercero con "la cooperación global”. Ha contado con una amplia participación social articulada en torno a múltiples comisiones de estudio, plataformas de reflexión y discusión y grupos de investigación con todos los agentes económicos sociales, profesionales y académicos;  sindicatos, patronales, asociaciones profesionales, universidades, ONGs etc, y con el objetivo común de analizar y describir los desafíos y las oportunidades, de proponer prioridades políticas para mantener los niveles de bienestar del país en el medio y largo plazo.

Un ministerio para identificar las nuevas tendencias y los puntos críticos, para estudiar y comprender los cambios que se avecinan, y situar el futuro en un lugar privilegiado en la agenda de las preocupaciones, los compromisos políticos y las urgencias sociales. Porque sería bueno que las medidas inmediatas y las reformas de hoy estén pensadas con la responsabilidad del largo plazo, pues de ello dependerá el mantenimiento y mejora de los servicios públicos esenciales, la demografía, la inmigración, el medio ambiente, el sistema de pensiones, la educación y la formación. Y de cómo se resolverán las inquietantes preguntas sobre el futuro del trabajo. Cómo y cuánto las nuevas tecnologías, la automatización, la digitalización y la continua transformación de la empresa afectarán en las condiciones el empleo y el futuro del mercado de  trabajo.


No se trata de predecir el mañana, pues si siempre ha sido más que difícil, hoy lo sería todavía más. Se trata de incluir el futuro y sus incertidumbres en el horizonte del pensamiento y la acción de hoy. Para ello sería bueno mirar y aprender, en este caso del gobierno de Suecia, de su Ministerio del Futuro, de una iniciativa que expresa un compromiso político que nos debería  ayudar a salir del corto plazo en el que vive la gestión política de nuestro país y que esconde altas dosis de egoísmo, mediocridad y, sobre todo, una evidente falta de proyecto colectivo. Y si no, solo tenemos que repasar, cada día,  las portadas y los titulares de nuestros medios de comunicación para comprobar lo lejos que estamos de estar viviendo un serio debate social y político sobre el futuro de las nuevas generaciones y nuestro país. Que hace, que mientras nosotros estamos con  nuestras cosas,  otras sociedades nos esperen andando y preparándose para el futuro que ya está aquí.



viernes, 14 de octubre de 2016

El zugzwang del PSOE


 Estrategia sin táctica es el más lento camino hacia la victoria. Las tácticas sin estrategia son el ruido antes de la derrota. El arte de la guerra.
Sun Tzu (general y filosofo de la antigua China)

Quienes entienden, dicen que no hay que confundir estrategia con táctica. La función más importante a la que se enfrenta cualquier líder es resolver si lo que se precisa es una reacción táctica, o es necesario cambiar de estrategia. Reevaluar objetivos y decidir qué recursos tienen más valor para la organización y cuáles se pueden eliminar. Como en una partida de ajedrez, la táctica es definir cómo se maniobra, las combinaciones o las piezas a sacrificar, mientras la estrategia es la planificación del conjunto de acciones para lograr un fin.

Precisamente, esa falta de estrategia y la sobredosis de táctica, parece ser una de las razones que podrían explicar la difícil situación que estos días están viviendo los dirigentes del Partido Socialista Obrero Español. Volviendo al ajedrez, la situación es muy parecida al zugzwang, como se define la  posición de un jugador cuando está frente a la obligación de realizar una jugada y cualquiera de las opciones que elija le supondrá empeorar su situación precedente. Es decir, precisamente lo que ya saben dirigentes socialistas: no pueden seguir, por más tiempo, con la ficha en la mano sobre el tablero pensando dónde la colocarán, y tienen que tomar ya la trascendental decisión.

Unos dirigentes que saben que el movimiento que van a realizar, fuera el que fuere, está envenenado, ya que las urnas han querido que este partido fuera el único con la llave para decidir la formación del gobierno o la convocatoria de nuevas elecciones. Una capacidad que, en circunstancias normales y con una estrategia acertada, podría ser una gran ventaja política. Pero, como ya nos advierte el general y filósofo de la antigua China, en ausencia total de ésta, sólo queda el ruido de la táctica y, en este caso, una evidente derrota.  Derrota que se expresa en la desmoralización y la división que vive la militancia del este partido y la incomprensión de una parte importante de sus votantes. Todo por no haber sabido, mejor dicho,  por no haber querido desde el primer momento de la noche electoral, situar con claridad y precisión cuál era su estrategia,  en lugar de esa inflación de tacticismos, llenos de contradictorias declaraciones y juegos de despiste dignos de un jeroglífico que, durante meses, han alimentado el desconcierto total.  

Pero la responsabilidad primera de este desconcierto y de la frustración con la que está viviendo la mayoría de la militancia y una parte muy importante de los votantes del PSOE, la tienen los silencios de esos dirigentes que, en la sombra, han sido críticos con  la política de estos últimos meses. Por no de hablar, pues para eso se les paga y se les supone la profesionalidad, de decir en voz alta y clara en los órganos de dirección y a la opinión pública lo que pensaban, tal como han hecho en esta última semana, explicando y argumentando, incluso con alguna brillantez, sus razones.

Es muy probable que sólo con un poco de valentía, los dirigentes de ese partido no estarían viviendo este Zugzwang, este callejón sin salida, si hubieran defendido y argumentado sólo un tercio de las razones y argumentos que hoy declaran públicamente en los medios de comunicación que la política exige saber convivir con la decepción” y “aquello que no es posible, en política no existe”.


Esperemos que se haya aprendido de la experiencia que representa la falta de una estrategia y la de alimentar tacticismos que sólo aplazan los problemas. Esperemos que esos responsables políticos se pregunten por  las razones de su desleal silencio y si ello no es también la expresión de alguno de los serios problemas que padece este partido, que deberán resolver con urgencia, sin complejos, ni miedos, si aspira aser una organización política del siglo XXI, que sigue aspirando a ser una herramienta de solidaridad, progreso y justicia social.


miércoles, 5 de octubre de 2016

El sindicalismo global y las preguntas de Isidor Boix

Sabemos que el inicio de todo avance científico está en la pregunta y la manera de formularla, pues es la palanca que permite transformar y convertirse en la llave para abrir la puerta, asomarnos y encontrar nuevas posibilidades que se nos mantenían ocultas. Precisamente desde la pregunta se inicia el diálogo y la indagación que invita a pensar, escuchar y a hablar, y cuando es poderosa, nos asombra, inspira y motiva, y se convierte en el trampolín para mirar más allá de la inercia y el conservadurismo de lo que conocemos.

Es lo que ha formulado Isidor Boix Lluch, dirigente de IndustriALL Global Union,  en su último articulohttp://iboix.blogspot.com.es/2016/10/7-de-octubre-jornada-mundial-de-accion.html desde Brasil en el II Congreso de la Federación Internacional Sindical que representa a 50 millones de trabajadores del sector minero, energético e industrial en 140 países, sobre la Jornada Mundial  del 7 Octubre por el Trabajo Decente, que se convoca desde el año 2008 por la Confederación Sindical Internacional (CSI).

Preguntas como:  ¿Por qué el 7 de octubre tiene tan escasa traducción en los centros de trabajo? y ¿Por qué rehuimos su análisis?, ¿Por qué sólo hay 48 Acuerdos Marco Globales en las multinacionales industriales y no se analizan las dificultades para conseguir un Acuerdo Marco Global en las cadenas de producción de muchas multinacionales, entre ellas todas las grandes marcas norteamericanas (GAP, NIKE, Walmart), o muchas italianas (Benetton, Prada, Armani, Gucci)?, ¿Cuáles han sido las iniciativas sindicales para conseguirlo, y cuáles las dificultades encontradas?, ¿Por qué no se ha conseguido reunir en los países  que extienden las cadenas de producción multinacionales, a los sindicatos de las casas matrices de estas multinacionales con los sindicatos locales, para examinar cómo defender el trabajado decente en cada una de sus cadenas de suministro?.

¿Por qué no analizamos cómo asumir las particulares responsabilidades de los sindicatos de las casas matrices de las multinacionales en la lucha por la dignidad del trabajo en el mundo para conseguir hacer realidad lo que fácilmente gritamos: “otro mundo es posible”? ¿Por qué no afloran y se discuten las diferentes posiciones sindicales en torno a un tema de tanta importancia como los tratados de “libre comercio”¿O las medidas antidumping cuando son apoyadas por los sindicatos de los países más desarrollados frente a los planteamientos de los sindicatos de los países exportadores?.

Preguntas ‘poderosas’ formuladas por Isidor Boix, como se denomina en la disciplina del couching. Preguntas  incordiantes, formuladas desde el compromiso y el conocimiento que las convierten en una valiosa aportación a las muchas  reflexiones que tiene pendiente  el movimiento sindical. Más útil incluso que algunos de esos largos informes reiterando intenciones y frases hechas sobre los retos que tiene ante sí el sindicalismo, en particular el sindicalismo internacional, en las empresas globales con centros de trabajo en diversos países, compitiendo entre sí o ante los miles de trabajadores y trabajadoras de las empresas proveedoras de países lejanos que forman parte de su cadena de producción. Retos sobre cómo implicar el sindicalismo de los países desarrollados y de la empresa matriz para organizar la solidaridad que debe garantizar el respeto de todos los derechos básicos del trabajo en toda la cadena de valor.

Preguntas incómodas pero valientes que vienen desde el propio sindicalismo, de la mano de quien lleva más de una década dedicado a trabajar en el ámbito de la acción sindical internacional. Preguntas que miran al futuro y que algún día el sindicalismo debería atreverse a responder, más allá de la conocida retórica. Preguntas que merecen respuestas, desde la humildad y el reconocimiento de los serios déficits que sufre y debe resolver el sindicalismo europeo e internacional. Siempre desde el firme convencimiento, si aspiramos a un mundo con más igualdad y justicia, de la necesidad de que el sindicalismo global sea cada día más representativo,  fuerte y útil.

lunes, 3 de octubre de 2016

Conciliar no es un lujo

Si bien aún persisten estereotipos de supuestas diferencias entre hombres y mujeres respecto a su relación con el trabajo, la carrera profesional y la familia, es indiscutible que vivimos una  revolución de los roles de género y la estructura familiar, donde las nuevas generaciones comparten la vida doméstica y familiar con mayor solidaridad que la que existía en épocas anteriores entre hombres y mujeres.
Cambios de roles y de prioridades que llevan a cuestionar, hoy más que ayer, si el trabajo debe impedir la atención satisfactoria de los demás ámbitos de su vida. Por esto, oímos a jóvenes trabajadores y trabajadoras preguntarse en voz alta ‘¿Por qué no puedo llevar a mis hijos al colegio y luego ir a mi puesto de trabajo?’ o si ahora llevamos nuestra oficina, los documentos y el archivo siempre en el bolsillo ‘¿Qué me obliga a tener que seguir anclado a un lugar físico de trabajo que no me aporta ventajas, cuando podría trabajar con igual eficiencia en cualquier lugar?’  o también ‘¿las nuevas tecnologías y la irrupción de la digitalización no deberían servir igualmente para humanizar el trabajo?’ etc....
Preguntas que siguen sin tener respuesta en la mayoría de nuestras empresas y organizaciones puesto que ponen en cuestión las viejas y arraigadas normas y costumbres, aún presentes en la mayoría de los centros de trabajo, más propias de cuando el varón iba a trabajar mientras la mujer se quedaba al cuidado del hogar y los niños. Cambiar esta realidad se está demostrando no ser nada fácil, ya que en la mayoría de nuestras empresas y organizaciones se sigue valorando el presentismo y el salir del trabajo diez minutos más tarde que el jefe, más que la iniciativa y los resultados del trabajo bien hecho.
Pero no habrá modernización de las relaciones laborales, ni tampoco se debería calificar a una empresa u organización como responsable socialmente con RSE, si no atiende correctamente estas exigencias y las afronta con imaginación e innovación, añadiendo además los esfuerzos y recursos para generar un cambio radical en los usos y costumbres que garanticen la implantación de horarios más racionales y que ayuden a los hombres y mujeres a llevar una vida más plena y armoniosa.
Y para ello es imprescindible que los agentes sociales, patronales y sindicatos lleven a la práctica sus declaraciones y recomendaciones a la  negociación colectiva, y con ella a los convenios colectivos, para incorporar avances y nuevos derechos y evitando el riesgo de identificar la conciliación con la etiqueta o  epígrafe “problemas que afectan a la mujeres”, como ha venido sucediendo de forma inconsciente en tantas ocasiones. El objetivo es acordar nuevos derechos en jornadas flexibles o medidas que impidan la inercia de las prolongaciones  irracionales de la jornada y  faciliten una mayor flexibilidad mediante sistemas de trabajo a distancia, el teletrabajo, la bolsa de horas individual, los permisos y reducciones de jornada, etc.
Con igual importancia para este cambio es imprescindible que las instituciones públicas pasen de los carteles, trípticos y los bonitos e ingeniosos eslóganes a los hechos. Esto quiere decir que el sistema  público asegure la atención temprana a los menores entre 0 y 3 años, residencias y servicios de atención a las personas en situación de dependencia, y financiar permisos laborales que permitan una maternidad y paternidad satisfactoria y aprobar los cambios legislativos pendientes que promuevan la racionalización de los horarios en las administraciones públicas, el trasporte, las escuelas, el comercio y el ocio. 
Avanzar en la conciliación de la vida laboral y personal es un objetivo posible, ahí están los experiencias de algunas empresas que han dado pasos importantes en esta dirección que merecerían ser imitadas. Conciliar la vida laboral y personal y horarios racionales no son sólo bellas palabras y buenas intenciones. Es hablar también de mejora de la competitividad y del clima laboral, de retener   el talento de las personas y, sobre todo, de legítimos derechos.


sábado, 1 de octubre de 2016

Después el espectáculo del PSOE, ¿hará travesuras el PSC?

Después del espectáculo del PSOE, ¿hará travesuras el PSC?

Los hombres son tan simples y de tal manera obedecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siempre quien se deje engañar”. Maquiavelo .- El Principe

Esta semana pasada los dirigentes del Partido Socialista Obrero Español nos han permitido ver y vivir un verdadero espectáculo. Tan emocionante que ha sido retransmitido con todo lujo de detalles por los medios de comunicación, con programas especiales de TV y radio. Todo como si se tratara de una reñida final de copa de fútbol, con su información de “minuto resultado” incluido. Con las imágenes de los hinchas recibiendo  a los participantes en la puerta del lugar donde se iba a dar el acontecimiento, con las pancartas e insultos a los miembros del equipo contrario, incluso con agentes de seguridad presentes para evitar que se pudiera llegar a mayores.

Como en un verdadero espectáculo deportivo, en el que no podían faltar los inflamados artículos y comentarios propios de la prensa y radio deportiva alineada con su equipo local. Opiniones  llenas de estridencias, exageraciones y sensacionalismo e incluso editoriales, en no pocas ocasiones,  con insultos y falta de  respeto a la opinión de los  contrarios.

Un verdadero espectáculo, lleno de denuncias e incumplimiento de compromisos y de promesas, de acusaciones de traición e intereses ocultos, etc. Una exhibición de silencios y disimulos, de dobles lenguajes que han escondiendo la discusión abierta sobre el qué hacer tras las elecciones del 26 de junio,  posiciones escondidas en hipócritas, por imposibles, resoluciones que han hecho imposible un debate de personas adultas y profesionales en el que podamos entender las verdaderas diferencias y razones que han provocado este espectáculo.

Ya ha pasado el espectáculo del fin de semana, ahora  la pregunta obligada es ¿quién ha ganado? La respuesta es fácil, ha perdido el PSOE. La copa y la medalla  se las han llevado sus principales competidores.

Ha ganado Podemos, que ha conseguido presentarse como el desencadenante y protagonista principal de la crisis, la espoleta que ha hecho saltar por los aires al “viejo partido”.  Han sabido, una vez más, con un alarde de eficacia comunicativa concentrar, tal como aconsejan los expertos en comunicación, un mensaje claro y sencillo, sin matices, directo al corazón y por tanto, de buenos y malos, de blanco y negro. Mensajes que han acabado siendo los más repetidos. Como: “ha sido un golpe de estado”, “han perdido los defensores de las esencias de izquierdas”, “han ganado los barones y la obsoleta estructura del  viejo partido socialista”, “han ganado los intereses del  Ibex frente a la gente”  “ha vencido el poder establecido”, “se han impuesto los apéndices de Rajoy”, “ya sabemos quien es la niña de Rajoy”, etc.

Y ha ganado, cómo no, Mariano Rajoy y el Partido Popular, que ha visto, sentado a la  sombra de la puerta de su casa como pasaba en camilla su principal competidor autolesionado, desprestigiado para construir una alternativa de gobierno,  desmovilizado y debilitado para poder competir en unas terceras elecciones.

Ahora, solo falta saber cuánto podrán aportar, para ayudar o para estropear más, a este espectáculo de autodestrucción,  los dirigentes del Partit Socialista de Catalunya (PSC) en su próximo proceso congresual y de primarias. En cuanto ayudarán a levantar o a derribar el debilitado proyecto socialdemócrata en España y en Catalunya. Si aportarán útiles propuestas para recuperar la iniciativa en el mundo del trabajo, la educación, la solidaridad y la lucha por la igualdad etc, o su debate girará en  insustanciales diferencias internas o en nuevas-viejas  propuestas de desvinculación de los diputados y diputadas del PSC en el grupo socialista en el Parlamento español, en lugar de aspirar a jugar un papel de cohesión y liderazgo en estos momentos de extrema debilidad del proyecto común. Si consolidaran su posición firme a favor del federalismo o volverán a nacer, por enésima vez, nuevas disidencias y posiciones en su ya difícil y cambiante posición ante la compleja e incómoda realidad de política catalana.