jueves, 31 de enero de 2013

EL OFICIO DE SINDICALISTA


Circulo Bellas Artes (Madrid) 31 de enero 2013

Nadie se extrañará si digo que estas palabras han sido las más difíciles de escribir durante los largos años de mi actividad pública. La duda ha surgido a la hora de elegir el temario de la que es mi última intervención como responsable de FITEQA CCOO, ante este auditorio tan especial, cada uno de vosotros y vosotras, todos compañeros y amigos, a quienes de todo corazón quiero agradecer vuestra presencia que nos honra como organización y como personas.

Confieso que la verdadera dificultad han sido las tentaciones que me han rondado, confirmando que si la carne es débil, el ego lo es todavía más.

Me he imaginado exponiendo ante tan distinguida audiencia “mi testamento político-sindical”, como quien dice ¡ahí queda eso! o ¡he dicho!. O haciendo una crónica de mi larga militancia, porque ya sabemos que todos tenemos una memoria tan buena, que incluso nos acordamos de aquello que no ha pasado nunca.

Pensé en aprovechar estos minutos para daros mi opinión sobre la actual situación social y económica, sabiendo que se resume diciendo que es muy grave. Al ser mi última intervención ante personas tan generosas, pensé incluso que podría hablar sobre temas y materias cuya ignorancia podría disimular gracias al escaso tiempo del que dispongo.

Pero voy a dedicar estos minutos para reivindicar el OFICIO DE SINDICALISTA, mi oficio, el que amo profundamente y que expresa una vocación sincera, que me ha facilitado, junto a mi buena salud, mi maravillosa familia que hoy está aquí y los muchos y leales compañeros y amigos y amigas, poder afirmar, no sin un poco de mala conciencia por sentirme tan privilegiado: ¡he sido y soy una persona muy feliz!, Feliz y muy agradecida por ello, agradecida a todos vosotros y vosotras  porque tenéis mucho que ver en ello. Gracias a todos.

Amigas y amigos, no tengo ningún pudor en confesar que he estado enamorado de mi trabajo porque me enamoré de muchas de las personas valientes, trabajadoras y leales con las que he trabajado en mi federación. Personas de CCOO que admiro y siempre admiraré como Salvador Bangueses. Compañeras que nos enseñan día a día que por cada mujer cansada de aparentar debilidad hay un hombre débil cansado de hacerse el fuerte. Y de tantas otras personas del banco sindical.

También del banco patronal y empresarial, a quienes no pienso citar para que no se me vea demasiado el plumero, pero no podría bajar de este escenario sin decir: Fabián Márquez eres un gran profesional, el diálogo social en España y las relaciones laborales del Sector Químico te deben mucho.

Y José Luis Montesinos Moreno, todo rigor, voluntad de sacrificio, estudio y modestia, virtudes, junto al compromiso, tan escasas y tan necesarias en nuestras sociedad, también en CC.OO. José Luis has sido elegido hoy Secretario General de FITEQA CCOO, y sólo te daré un consejo para tu nueva responsabilidad: enamórate de tu gente, de tus equipos, e intenta demostrárselo, que además  así te perdonarán muchos de los errores que vas cometer.

Confieso que durante todos estos años no sabía qué contestar a la pregunta ¿su profesión? y he contestado: profesional, asesor, fresador, mecánico, he contestado con muchos oficios, todos falsos, porque mi verdadero oficio es SINDICALISTA.

Sindicalista no es un verdadero oficio, lo sé. No está reconocido por ningún colegio profesional, no se accede con oposiciones o exámenes por títulos. No garantiza ninguna renta o prestigio particular. No es un verdadero oficio porque contiene (o tendría que contener) una buena dosis de voluntariedad e idealismo, o dicho de otra forma para definir idealismo: asumir objetivos como ciertos y verdaderos que aunque nuestros cinco sentidos no perciban con claridad, uno desea con tal fuerza  que la constancia en perseguirlos los van convirtiendo en vocación. Ya sé que eso mismo en algunas escuelas de psicología igual lo definen como locura, pero creo que sería exagerar. No estamos locos.

Una actividad o trabajo voluntario que no debería identificarse o significar improvisación e imprecisión, porque tan importante como la conciencia que debe tener el sindicalista en su indispensable e inequívoca colocación, junto aquellos que representa en el conflicto de intereses en la empresa y en la sociedad, está el rigor exigido, están los necesarios conocimientos, teóricos, prácticos, las técnicas de trabajo que van más allá de, permitidme la ironía, digamos de estar con los "buenos", o de forma más objetiva, estar con tus representados. Hoy también a los mejores sindicalistas se les dice: "Es uno o una que conoce bien su oficio".

No sé cuánto de lejos habré estado de aquella definición de sindicalista que hizo Pablo Iglesias hace más de 100 años cuando dijo: "los representantes de la clase obrera, son los que tienen que dar la cara con más frecuencia, los que tienen que alentar a los trabajadores en los momentos de desaliento, los que tiene que darles ejemplo arrostrando las arbitrariedades de los patronos, de las autoridades y de todo el mundo..... De modo que no pueden ser de madera de vividores que engañan a los suyos; por el contrario han de ser hombres  incorruptibles que dan ejemplo a los suyos de como han de cumplir la lucha".

Amigos y amigas, confieso que nada me gustaría más que no haber estado demasiado lejos de estas condiciones que para este oficio reclamaba hace más de cien  años Pablo Iglesias, porque que hoy siguen siendo igualmente imprescindibles.

Si tuviéramos que hacer la definición de funciones de su puesto de trabajo, el oficio de sindicalista consiste esencialmente en el arte de distinguir correctamente en cada caso entre aquello en lo que debemos ponernos de acuerdo y aquello en lo que podemos -e incluso debemos- mantener el desacuerdo. Dicho de otra forma, su función esencial consiste en negociar y acordar con quien representa a la empresa, las condiciones de trabajo y la renta de sus representados, de todos los trabajadores y las trabajadoras, estén a jornada completa o a tiempo parcial, a turnos, sean jóvenes, veteranos, inmigrantes, o desempleados etc., a la clase trabajadora con todas sus pluralidades.

Por ello, desde los inicios, la organización básica del sindicalismo ha estado siempre, (salvo aquellos sindicatos, que los hay pero no es común en los países de nuestra órbita, que en la práctica son más un movimiento político), en los centros de trabajo, y su encuadre responde a las especificidades productivas, profesionales, de la propiedad de las empresas, pero siempre respondiendo a la relación del trabajador con su puesto de trabajo y las condiciones del mismo.

Creo que la síntesis del oficio de sindicalista está en encontrar la justa relación entre la razón, la racionalidad  y lo razonable. Está en saber transitar inteligente y honradamente con estos conceptos, entendidos como LA RAZÓN o acción intelectual que nos pone en contacto con la realidad, y la facultad de juzgar, ordenar y relacionar nuestros conocimientos. La RACIONALIDAD, como la capacidad de acompañar esa razón por la escala valores del sindicalismo, guiados por la solidaridad y la defensa de los más débiles, para llegar a un resultado, a un acuerdo RAZONABLE, que quiere decir  posible, negociado y aceptado.

La crisis social y política, no solo económica, que vivimos, está debilitando, cuando no destruyendo, los débiles instrumentos de representación democrática que tenemos: partidos, patronales y sindicatos, y con ello a sus representantes y, en particular, a los sindicalistas, haciendo todavía más meritorio el compromiso de aquellas personas que ejercen este oficio en un país donde se desconfía del voluntariado y del compromiso hacia los demás, donde la expresión más común cuando se dice que zutano o mengana se ha presentado como voluntario en la Sociedad Protectora de Animales, o en la Cruz Roja, o a limpiar el bosque comunitario, o a las elecciones sindicales en su empresa, la expresión es "será por algo y algo se llevará".

Es muy difícil esta actividad de ejercer la representación de los demás y la militancia social, como también saben algunos amigos empresarios comprometidos con su causa, que han utilizado recursos y tiempo a sus familias y empresas asumiendo responsabilidades en su Asociación Empresarial, en este país del "algo se llevará".

Una realidad preocupante que explicó muy bien en un magnífico artículo en El País del pasado 8 de octubre nuestro amigo Marcos Peña, a quien aprovecho para decir que es un gran honor que esté hoy aquí con nosotros y contar con su amistad, y que siempre ha sido un referente para mí. En ese artículo titulado: "Parece que toca defender a los políticos..." que nos mandamos unos a otros como el que respira aire fresco, decía: ‘hacen falta, y mucha, los políticos, hacen falta y mucha, sindicalistas y líderes empresariales. Y lo que de verdad hace menos falta es que agotemos nuestras energías en regresar a la tribu, en debates emotivos y viscerales de eficacia más que dudosa que muy rara vez registran realidad’. Gracias, Marcos, por tu compromiso con la democracia y el progreso social. Estoy convencido de que la solución a nuestros muchos y graves problemas están  hoy aquí, en buenos y honrados sindicalistas, en buenos y honrados gestores empresariales, en buenos y honrados  profesionales de la docencia, de la economía, del derecho y de la política, como también está a pocas manzanas de aquí en la carrera de San Jerónimo, en los centros de trabajo y de estudio.

Amigos y amigas, me apetece expresar que no he sentido la más mínima incomodidad por ser y ejercer de catalán ni en Madrid ni en ningún otro lugar de España, más bien todo lo contrario, he recibido reconocimientos previos, y por esto, inmerecidos, que iban asociados a mi origen de catalán. Deciros que milito con esa multitud de personas de éste y otros países, que ya nacimos cansados de patriotismos baratos. Que soy de los que piensan que se pierde mucho tiempo y energías discutiendo esencias en lugar de dedicarlo a construir existencias. Y sobre todo pienso que en estos momentos complejos el Sindicalismo Confederal de UGT y CCOO es o debería ser, un instrumento esencial y básico para la defensa de los valores universales que son la democracia, la justicia, la equidad y la cohesión social. Que debería ser uno de los tirantes más sólidos y resistentes de los que dispone la sociedad española hecha de singularidades potentes y sensatas, capaces de entenderse y de respetar un proyecto de convivencia común.

Compañeras y compañeras de FITEQA CCOO: me habéis permitido realizar el trabajo más importante de todos aquellos que a mi persona le podían ser ofrecidos, de haberlo podido hacer durante largos años y me habéis premiado permitiéndome defender mis ideas y trabajar para que con las vuestras, intentemos mejorar las condiciones de trabajo y por ello, la sociedad. Espero de verdad haber sabido pagar tal honra con mi trabajo, con mi dedicación. Espero haber ejercido mi responsabilidad: “con discreción y aseo” empleando una frase taurina más propia de mi amigo y admirado José Luis López Bulla, a quien aprovecho para agradecer en nombre de un regimiento de gente, su intensa y rica aportación constante e inagotable al tan necesitado estudio y análisis del mundo del trabajo y del sindicalismo, como también su presencia y sus palabras.

Para acabar, voy a cumplir con la promesa hecha a quienes os habéis interesado por lo que iba a hacer a partir de hoy. Empiezo un nuevo trabajo que espero no tardar mucho en cargar también de ilusión. Un viaje en un mar muy tormentoso como es la situación económica que vivimos. Consciente, como dice el adagio que si uno va a un lugar nuevo que no conoce, deberá ir por caminos que desconoce, prometo aplicar el consejo del sabio cuando aconseja ‘el día que no sepas a donde vas, acuérdate de donde vienes'.

Soltaré amarras e izaré las velas de un minúsculo bote de nombre ÉTICA.ORG,  empresa dedicada a la gestión de equipos, formación e iniciativas para la mejora y gestión del cambio en las Relaciones Industriales y la Responsabilidad Social, que mañana registraré y desde donde intentaré ganarme honestamente el salario, exprimiendo lo que creo que he aprendido con vosotros y vosotras durante estos años: dirigir y formar equipos, arrancar proyectos, inventar objetivos, en resumen liderar grupos y proyectos. Unos conocimientos que espero puedan ser de interés para algunas empresas, entidades y organizaciones y si es así, ¡FANTÁSTICO! Y si no, antes de que se estropee demasiado su único tripulante amarraré ese pequeño bote, volveré a tierra, volveré a mirar la brújula..

Ahora sí, hasta siempre, amigos y amigas, hasta siempre compañeros y compañeras de CCOO,  sabed que me llevo vuestro afecto y que soy muy  feliz de ser uno de los vuestros,  y como dejó escrito el trabajador de CCOO del textil y gran poeta catalán Miquel Martí i Pol:

Cridem qui som i que tothom ho escolti.
I en acabat, que cadascú es vesteixi
Com bonament li plagui, i via fora ,
Que tot està per fer i  tot és possible .

Gritemos quiénes somos y que todos lo escuchen.
Y luego, cada uno se vista  como buenamente le plazca. ¡Y a la calle!
Que todo está por hacer y todo es posible.