viernes, 14 de marzo de 2014

FRABRICANDO ´JEANS´ EN SABADELL


Después de más de 150 años pocas prendas se han mantenido tan fieles a sí mismas como los jeans (pantalón vaquero de tejido resistente de algodón llamado también denim). 

Han sido muy polivalentes. Valen tanto para estar en la mina y en el jet privado, en el campo y en la fábrica, en la última planta de la sede de una multinacional de consultoría financiera, en las montañas con el ganado, en los desiertos y en las discotecas de moda. Además, pocas prendas pueden decir que siguen estando de moda --incluso más-- desde el primer día.

Cuando conoces a un joven diseñador que, con ilusión desbordante, dice "he creado una empresa de moda que diseña, confecciona y comercializa jeans", lo que provoca es sorpresa por no decir extrañeza. 

Pero cuando sabes que la fabricación de los jeans se hace en Europa, más concretamente en Sabadell --ciudad de gran tradición textil que ha sufrido un fuerte declive--, la sorpresa se convierte directamente en incredulidad.

Y la primera pregunta es: ¿es posible? Porque sabemos que las empresas de jeans hace décadas que dejaron Europa y España al no poder competir con los menores costes de Asia, donde junto con Turquía se localizó prácticamente toda la producción mundial. La respuesta es: sí, está ahí, en el proyecto llamado: COMPANION HANDCRAFTED DENIM Barcelona.

La explicación está en esa fórmula que oímos y leemos a diario y que a veces tanto cuesta imaginar. Es decir, en la innovación y en practicar que si no puedes competir con un producto más barato, ni de más calidad, hay que fabricar uno diferente. Se trata de una Innovación que no siempre precisa de grandes inversiones en investigación y desarrollo, pero requiere de mucha ilusión, imaginación y poco miedo al riesgo. 

Este joven diseñador formado en la Escuela Superior de Diseño de Sabadell, tras trabajar en la empresa número uno de la moda mundial, decide diseñar, fabricar de forma artesanal, y vender jean sexclusivos y de calidad excelente. Y los puede fabricar en Sabadell porque llevan incorporando mucho valor añadido que el cliente valora y aprecia. 

Así, hay quien paga más de 200 dólares por esta prenda hecha con el mejor denim procedente de Japón, Italia o EEUU, cargado de imaginación, que desprende exclusividad desde el primer pespunte hasta la piel de su etiqueta o los botones de cobre. 

Es un pantalón confeccionado con telas tejidas en antiguos telares, cosidos en máquinas clásicas de más de 100 años, comercializados a través de una página web en inglés porque su mercado es global, tan global, que los pedidos que salen de Sabadell se reciben en Australia, EEUU, Chile, Alemania o cualquier otro país. 

Cuando oímos pregonar sobre la necesidad de nuestras empresas de buscar nuevas ventanas de negocio, éste es, aunque pequeño, un buen ejemplo. Se trata de vender un pantalón tan especial que alguien, desde la otra parte del mundo, lo compra porque lo aprecia y valora. 

Cuando oímos hablar de mercado global tenemos que saber que no se refiere sólo a las grandes marcas de refrescos, del automóvil o de la moda. Porque también puede ser global el minúsculo taller de este joven que es consciente de que hoy su tienda es el mundo y de que sus clientes potenciales son millones de personas que pueden y saben apreciar la exclusividad de su producto. 

Mucho se habla de los nuevos negocios tecnológicos, de las star-ups o el spin-off, y más se debería hablar.  Somos un país con un retraso abismal en comparación con otros. Pero las instituciones y la sociedad también debe mirar, atender y valorar estos proyectos que representan los cambios profundos en la industria tradicional, capaces de incorporar esa innovación que mejora la funcionalidad y las prestaciones de los productos, esa innovación que mejora el diseño o los procesos, la innovación que, en este caso, es capaz de convertir en una novedad un pantalón que se creó en el año 1873.

Yo me he comprado uno de estos pantalones, que además dicen que representan un ahorro porque están concebidos para durar mucho tiempo al poder arreglarlos cuando sea necesario, y porque durante su proceso fabricación se ha garantizado la sostenibilidad social y ambiental. 

Cuando me comentan que se perciben como especiales, deseo explicar la hazaña de este joven emprendedor, que dejó la estabilidad que suponía trabajar en la empresa de moda más solvente e importante del mundo, para construir su propia marca de jeans de 200 dólares, fabricarlos en Sabadell y venderlos, por ejemplo, en Berlín, creando trabajo y riqueza aquí.

Es un buen ejemplo, claro que sí, y a veces puede ser más clarificador que cientos de conferencias y discursos.