Sin abandonar la prevención frente a las manifestaciones, que las
hay, de papanatismo y oportunismo en torno al concepto de Responsabilidad
Social Corporativa o Empresarial (RSC o RSE), deberíamos ver este concepto como
un nuevo campo por explorar y un largo camino por andar tanto en las relaciones
laborales e industriales de nuestras empresas, como de especial utilidad para
el conjunto de la sociedad.
Es el momento para que el Movimiento Sindical incorpore con fuerza
en la negociación colectiva propuestas, iniciativas e instrumentos que
garanticen la participación de los trabajadores y trabajadoras y la de sus
representantes, en el seguimiento y verificación del cumplimiento de los
compromisos de Responsabilidad Social adquiridos por la empresa, para que no
ignore a las personas que trabajan en sus productos aunque estén a miles de
kilómetros de su sede central, y que estos compromisos atiendan la responsabilidad
en las condiciones de trabajo, en el respeto de los derechos humanos y los
derechos fundamentales del trabajo de las personas que manufacturan sus
productos, sean éstos muebles, vestidos, zapatos, ordenadores, alimentos,
teléfonos o automóviles etc.
Es la hora también de que las empresas comprendan que sus
trabajadores y los sindicatos que los representan no son un grupo de interés
más (organizaciones de consumidores, de accionistas u ONG), como los califican
muchos de los manuales de gestión de la
RSC , porque del buen o mal comportamiento
social, de la buena o mala imagen y reputación de su empresa, depende el
presente y futuro de su empleo.
Precisamos más Responsabilidad Social en muchas de nuestras
empresas, pero también en las entidades e instituciones que nos gobiernan y que
nos representan, nos lo demanda la realidad como reflejan las últimas
encuestas: la
EPA con
los 5.965.400 personas en paro y el desempleo juvenil y el Barómetro del CIS,
donde el 90,80% de la población califica la situación económica como mala o muy
mala, donde sólo el 2,6% percibe la situación política como buena, y mientras
la ciudadanía sitúa a la política en general, y a los partidos y los políticos
en particular como el tercer problema.
Necesitamos más Responsabilidad Social a todos los niveles y
necesitamos pensar en este país como una gran empresa que le urge revertir la
negativa percepción que tienen de ella sus propios trabajadores y trabajadoras,
y precisa recuperar la credibilidad en el proyecto empresarial, algo imprescindible
para aspirar a tener un futuro, como imprescindible es también que la
ciudadanía alcance a creer en un proyecto social común cuando estamos dominados
por la segmentación y por el corporativismo del sálvese quién pueda.
Precisamos más Responsabilidad Social para revertir la
desesperanza y el desasosiego que provoca la evidente crisis institucional que
padecemos y poder convertir la lógica indignación en propuestas creíbles de
regeneración. Lo preciamos, como lo necesitan los trabajadores de una empresa
en crisis para impedir que la falta de confianza en sus gestores les lleve a la
desesperanza y con ello al fracaso seguro, y recuperar urgentemente con hechos
y resultados la imprescindible confianza en la clase dirigente para gestionar
una salida razonable a la crisis antes de caer en el pozo del nihilismo social
hacia el que estamos caminando a pasos acelerados.
Por esto podría ser muy útil fijarnos en la acción de esa empresa
que necesita reinventarse y adaptarse a la nueva realidad, fijarnos en esa
empresa que decide impulsar su Plan de RSC y atender con ello a las tres
acciones principales que deberá acometer como le indicará cualquier manual de
ayuda para impulsar su Responsabilidad Social. La primera, la necesidad de
construir unas relaciones sinceras con los diversos grupos de interés, o sea,
la necesidad de construir con el diálogo y el consenso. La segunda, comunicarse
con la sociedad con informaciones claras, transparentes y reales, diciendo
siempre la verdad para ganar la necesaria credibilidad. Y tercera, atender
siempre al equilibrio económico, social y medio ambiental, lo que no se está
haciendo hoy en política económica, social y medioambiental. Precisamos más
Responsabilidad Social en todos los ámbitos de nuestra sociedad y sin ella difícilmente
saldremos de esta.