miércoles, 24 de octubre de 2012

14 N HUELGA GENERAL PARA CORREGIR LA CÍNICA REFORMA LABORAL


Joaquim González Muntadas
Secretario General FITEQA CCOO

Pasados unos meses de la aprobación de la Reforma Laboral, hemos comprobado sus nefastas consecuencias en el mercado de trabajo y en la negociación colectiva. Uno de los daños más graves que ha provocado esta Ley ha sido perder la confianza entre los actores del mundo del trabajo: empresarios y trabajadores; patronales y sindicatos. Esta confianza que ha constituido una realidad en miles de nuestras empresas, no ha sido moneda corriente en las relaciones laborales de nuestro país donde, históricamente, ha primado la gestión jerárquica, por no decir en muchos casos, autoritaria.

Al contrario, al debilitar el instrumento que constituye la negociación colectiva, el convenio colectivo, la Reforma Laboral ha reforzado a los sectores empresariales más retrógrados. Y así, a pesar del vigente II AENC (2012-2014) que previsiblemente debería haber facilitado una negociación colectiva rápida de no haber irrumpido días después de su firma la Reforma Laboral, el bajo nivel de renovación de convenios a estas alturas del año, muestra que se ha desplazado el ya débil equilibro de nuestro modelo laboral hacia el territorio del interés del empleador.

El Gobierno, y también CEOE, que como respuesta al nuevo récord histórico que suponen las 5.778.100  personas desempleadas según la EPA, reclaman más medidas de flexibilidad en el mercado laboral, están irresponsablemente malbaratando los esfuerzos y las energías construidas en torno a la siempre difícil concertación entre Patronal y Sindicatos expresada en el II AENC y en el recién firmado Acuerdo sobre Solución Extrajudicial Autónoma de Conflictos Laborales (ASAC).

En esta coyuntura de crisis el mensaje positivo del acuerdo entre los agentes económicos y sociales es especialmente sensible para ayudar e  impulsar la cooperación entre empresa y trabajadores, edificada sobre los cimientos de la confianza y el ejercicio fluido de los derechos individuales y colectivos de información y participación. Dos pilares todavía hoy  muy necesitados de extender en la gestión y la cultura empresarial y sindical en la mayoría de nuestras empresas.

Ha sido precisamente la falta de esta cultura la que explica en gran medida la escasa flexibilidad interna que ha existido en la mayoría de nuestras empresas. La falta de cultura de cooperación desde la confianza ha provocado que la promoción de la flexibilidad interna no haya sido la demanda principal de nuestras patronales, que han priorizado las demandas de cambios legislativos que ahondaran en la flexibilidad externa que no precisa de mecanismos de participación e información, tampoco de confianza entre la empresa y sus trabajadores, porque se basa en el "ordeno y mando", por el poder que le otorga la facilitad del despido y la nula causalización de los contratos eventuales junto al resto de los cambios incorporados en la última Reforma.

De ahí que podamos afirmar que ha habido pocas leyes más cínicas (mentir con desvergüenza) que la Reforma Laboral, que ya desde su exposición de motivos no responde al contenido de la Ley. Efectivamentela Reforma de Rajoy reitera enfáticamente como objetivo la promoción de la flexibilidad interna frente a la externa en las empresas, pero luego desarrollan medidas incompatibles con dicha flexibilidad. Un ejemplo es el debilitamiento tanto de la representación colectiva como de los instrumentos de la propia representación, entre los cuales la negociación colectiva es el principal, y este desequilibrio resulta inconcebible en los países de nuestro entorno donde la flexibilidad interna es moneda corriente.

Este cinismo de la Reforma Laboral la hace ineficaz, como se demuestra día a día con los despidos masivos, como opción más fácil y barata que la necesaria flexibilidad interna en las empresas. Un error que debe y puede remediar la negociación colectiva recuperando en lo posible el equilibrio en las empresas, conquistando nuevos derechos que tengan como punto de partida la convicción de que no es posible mejorar la productividad del trabajo, la competitividad de las empresas y sus productos, sin implicar en tal objetivo a los trabajadores y sus sindicatos, a través de derechos de participación e información que corrijan el actual y pernicioso desequilibrio entre la empresa y sus trabajadores.

El equilibrio entre las partes ha sido siempre el eje de las recomendaciones de la Unión Europea cuando alienta a los países y a sus agentes sociales a progresar en la flexibilidad interna, en la adaptación del trabajo al objetivo permanente de la mejora competitiva. Un equilibrio que supone y exige confianza mutua, menos reglas estrictas y normativas. Lo que precisan nuestras relaciones laborales es más diálogo, más soluciones negociadas, y no desconfianza, recelos y miedo. Sobre estos pilares nadie podrá construir un futuro esperanzador, lo que masivamente exigiremos los trabajadores y trabajadoras de este país el próximo día 14 de noviembre en la Huelga General para  corregir los negativos efectos de esta cínica Reforma Laboral.




miércoles, 17 de octubre de 2012

NO ABANDONAR LOS SECTORES INDUSTRIALES TRADICIONALES


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO



Desde hace unos meses se van encadenando noticias esperanzadoras para algunos sectores como el textil y los sectores de la industria de la moda española, al empezar a corregirse la tendencia iniciada hace una década de deslocalización hacia China y otros países, en los que ahora se ve que no todo eran ventajas. Se evidencia por ejemplo, que no solo importan los costes salariales por minuto de producción sino el coste final, incluyendo costes de transporte, de personal trabajando en el extranjero, de adaptación de servicios informáticos, de formación de los trabajadores en destino, logísticos, de implantación y mantenimiento de las máquinas e instalaciones, etc.
Esta tímida pero novedosa "relocalización industrial" puede suponer una oportunidad para muchas empresas y comarcas muy castigadas por la crisis y necesitadas de actividad industrial tras la destrucción de su tejido productivo, algo que no deberían perder de vista los sesudos ‘informes, estrategias o alternativas industriales’, ya que el 85% de las empresas, el 65% de la producción y el 74% del empleo en nuestro país corresponde a actividades industriales manufactureras de baja o media intensidad tecnológica. Deberíamos aprovechar cualquier oportunidad que pueda suponer recuperar la producción, y mirar con atención, por no decir mimo, a los sectores industriales tradicionales y con ellos a las pequeñas y medianas empresas, porque desde esa base podremos generar el esperado y lento cambio de modelo productivo tan reclamado como poco concretado por todos, Administraciones Públicas, Gobiernos, patronales y sindicatos.
Surgen dudas sobre si tendremos empresarios que respondan a la demanda de actividad, si habrá crédito, hoy casi imposible, para que su iniciativa no quede estrangulada, si tendremos profesionales de oficio, si tendremos industria auxiliar, etc. Esperemos que sí y que no sea demasiado tarde para corregir el grave error que ha representado para nuestra economía y nuestra sociedad que sectores como el textil, el calzado, todos los que conforman el Sector de la Moda u otros sectores industriales metalúrgicos, madera..., con historia y oficio, que antaño generaron miles de puestos de trabajo y conocimientos, hayan sido relegados -por no decir maltratados- por las políticas europeas, la legislación y las Administraciones Públicas, los bancos, y también por algunos creadores de opinión que los habían estigmatizado como sectores sin futuro.
Desde los gobiernos se alentó a deslocalizar la producción porque España se ‘merecía algo mejor’, sectores más punteros, con mayor valor añadido e innovación, llamados insistentemente por voces políticas, económicas y sociales, que como refleja la débil realidad industrial, no han acabado de llegar.
Las razones por las que no han llegado aún, o no suficientemente, las conocemos: ineficiente realidad educativa y formativa, baja inversión, escaso esfuerzo en I+D+i, falta de cooperación y alianzas empresariales, así como el precio del suelo que expulsó del centro de las ciudades a miles de empresas generando unas plusvalías que sirvieron para cambiar y abandonar la actividad empresarial por otra mucho más rentable, la actividad inmobiliaria.
Estas empresas y sectores punteros no han llegado porque no hemos entendido, como saben bien los países potentes y avanzados industrialmente, que esto no se improvisa, ni se inventa, ni se construye solo con los discursos. La ‘nueva economía’ no ha llegado porque cuando desaparece una pequeña industria o un taller auxiliar, muere también una célula de potencialidad innovadora propia y externa. Porque una empresa puntera, de alto valor añadido, casi siempre resulta de la evolución de un producto, de aprovechar experiencias de procesos y de mejorar un oficio. Por poner un ejemplo, una empresa de material de precisión de última generación para quirófano, muchas veces es el fruto de la evolución y la innovación de una antigua fábrica de tenedores y cucharas. Ésta ha sido la historia de muchas empresas industriales punteras de Centroeuropa, donde enseñan que cerrar una instalación industrial es algo más que apagar la luz de un local.
Por esto, Administraciones Públicas, patronales y sindicatos, empresarios y trabajadores de sectores industriales, debemos redoblar nuestros esfuerzos para crear las condiciones adecuadas que permitan impulsar un nueva reindustrialización. Una de las medidas más urgentes y funcionales está en favorecer la cooperación entre las empresas para dotarles de tamaño y capacidad, revirtiendo la realidad de que en España existían más empresas industriales manufactureras que en Alemania, cuando en conjunto generan menos de una cuarta parte de su valor añadido.
Es necesario que los empresarios dejen atrás lo antes posible sus históricas reticencias a la cooperación y decidan actuar creando redes estables capaces de nivelar el coste de las transacciones, garantizando un mejor resultado en calidad y en tiempo de respuesta a las exigencias del mercado, en particular a las exigencias de las grandes marcas y empresas de las que muchas son proveedoras.
Es el momento de reforzar la cooperación empresarial entre las pequeñas y medianas empresas, tanto en el ámbito territorial como en el de la especialización de las diversas conglomeraciones, valorando y reconociendo la investigación aplicada, a partir de los procesos que interactúan hasta llegar a la comercialización. Se puede aprender del buen ejemplo de la integración y cooperación de la investigación en el sector químico, o entre fabricantes y proveedores en el sector del automóvil.
Al tiempo que estas noticias abren tibias esperanzas y nuevas oportunidades, hay que subrayar que difícilmente se transformarán en realidad sin jóvenes cualificados que encuentren en estos sectores industriales una oportunidad de trabajo reconocido, remunerado y profesionalmente gratificado en términos de salario, formación continua, estabilidad y seguridad sin unas relaciones laborales que posibiliten un mutuo compromiso y la necesaria complicidad que debería aportar la Negociación Colectiva y más en concreto los convenios sectoriales que erróneamente la reforma laboral pretende debilitar y que la acción sindical por el contrario deberá fortalecer.


domingo, 7 de octubre de 2012

KODAK, EL PSC Y LAS ELECCIONES CATALANAS


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO

George Eastman, fundador de Kodak hace 131 años, levantó un imperio industrial que llevó a esta compañía al liderazgo mundial de la industria del filme durante más de 100 años, impulsado por la innovación permanente. Cuando el pasado mes de enero se declaró en bancarrota voluntaria, contaba con menos de 15.000 empleados, mientras que  hace 20 años tenía una plantilla de 150.000. No haber sabido gestionar el cambio desde una posición de liderazgo en el sector constituye la lección de este final, y ello no sólo es válido para el mundo empresarial e industrial, sino también para los ámbitos sociales, políticos, educativos, profesionales y personales.
La lección en este caso no es que un producto quede obsoleto y la empresa pierda cuota de mercado como resultado de la innovación e investigación de sus competidores, lo que es en gran parte la historia de la humanidad, el darwinismo que ha marcado la evolución de la industria y los servicios, la historia misma del progreso que aporta la innovación permanente en productos y procesos. Tampoco se trata del liderazgo que una gran empresa puede perder, quebrando incluso, de la misma forma que otra puede escalar al primer puesto mundial en un sector cuando su innovación en la gestión y/ o en el producto es acertada, de lo cual tenemos más de un ejemplo en nuestro país en el sector de la Moda o en la Industria Farmacéutica.
La lección a aprender en este caso es que el producto que desbanca absoluta y totalmente al muy rentable negocio del filme del que era líder Kodak, es precisamente la cámara digital, cuando, y esto es la enorme paradoja, quien inventó la primera cámara digital en el año 1975 fue precisamente Kodak. Ésta pudo haber liderado y conducido a paso veloz el cambio del sistema analógico a la nueva era digital.
Fueron las consecuencias del conservadurismo, o incluso la soberbia del líder, lo que  les llevó a pensar, erróneamente, que si el impulso al cambio no lo daban ellos, que tenían la mejor tecnología, la publicidad, la distribución, los puntos de venta etc, la cámara digital quedaría en el baúl de los inventos. Pero KODAK malinterpretó los cambios, los afrontó con lentitud en un mercado que exigía más rapidez, y centró la innovación en la mejora de su anterior producto por miedo a ir en contra de su propio mercado. 
La lección que KODAK enseña con mucha claridad es que gana quien desafía y arriesga con nuevas propuestas, el que encuentra aquello que la sociedad necesita y que otros no han sabido leer, quien vence el miedo, es  creativo y arriesga. La prepotencia del líder es la peor consejera para la gestión y sólo desde la modestia podemos construir un verdadero diálogo con la realidad. Las ideas para la innovación suelen provenir de la capacidad de escuchar a quienes están en primera línea de contacto con el día a día y no de la jerarquía basada en el poder; ni siquiera por haberlo hecho muy bien en el pasado. Su miedo al cambio frenó su crecimiento y el miedo a las nuevas ideas frenaron la creatividad y la innovación. El miedo a nuevos planes, a nuevas maneras de trabajar y de producir, quizás será conocido en el futuro como actitud y comportamiento "Kodak".
Algo parecido, junto mensajes confusos durante años y alianzas de gobierno contradictorias, le puede haber sucedido al ahora principal partido de la oposición en Catalunya, el Partit dels Socialistes del Catalunya (PSC), que durante un largo periodo ha dirigido con todos los medios a su alcance prácticamente todas instituciones catalanes -Generalitat, Diputaciones y los principales ayuntamientos- y no ha sabido entender la altísima abstención de su electorado año tras año en las elecciones catalanas. No ha sabido valorar o escuchar que la abstención de una parte muy importante de su base electoral situaba su interés por la acción del Gobierno y el Parlamento Catalán en un segundo nivel, entendiendo, quizás, que “eran cosas de nacionalistas”. Esta falta de interés del PSC reflejaba una peligrosa desidia, rota solamente con exclamaciones de preocupación y promesas de enmienda la semana posterior a cada elección, pero pronto olvidadas gracias el liderazgo confortable en el que han vivido durante décadas.
La cómoda mayoría institucional ha hecho de los dirigentes del PSC los principales responsables de la actual pérdida de su espacio político ("de la pérdida de competitividad"). Tan responsables directos como lo serán ahora si no demuestran capacidad de reacción para construir un mensaje político claro, comprensible para su potencial electorado; un mensaje  que esperan aquellos que aspiran a una “Catalunya Gran” por su justicia social y solidaridad en una España hecha de singularidades potentes y sensatas, capaces de entenderse y de respetar el proyecto común, de aquellos que creen que las cosas pueden ser de otra manera y luchan por una Europa, España y Catalunya mejores que las actuales gobernadas por las derechas y al servicio de los poderosos. Y para ello, es imprescindible la amplia y comprometida movilización de la ciudadanía progresista de Catalunya el próximo 25 de noviembre.