“Un
viejo y enfermo camellero decide escribir su testamento, donde reparte
todos sus bienes entre sus tres hijos. Al primero decide dejarle la mitad de
toda su riqueza; al mediano un cuarto, y al tercero un sexto. Cuando al cabo de
unos días fallece y los hijos abren el testamento, ven que
toda la riqueza que poseía el padre consistía en once camellos, a repartir en
la proporción que indicaba el testamento. Pero como once no es divisible
entre dos, los tres hermanos comenzaron a discutir sobre la herencia: el
hermano mayor exigía seis camellos y los otros dos hermanos también sus seis.
Estuvieron discutiendo sin solución hasta que un extranjero que viajaba montado
en su camello les preguntó la razón de su discusión. A gritos y enfadados le
explicaron el dilema que había provocado el testamento de su padre. El
extranjero sonriendo al conocer la situación, les dijo que él les daba su
camello, y así tendrían doce camellos para
poder repartir. Los tres hermanos aceptaron muy agradecidos y procedieron
inmediatamente al reparto de la herencia. Los doce camellos divididos entre dos
eran seis, que fueron para el hermano mayor. Doce dividido entre cuatro son tres, que
fueron para el mediano. Y doce dividido entre seis son dos, los que le
correspondían al pequeño. Acabado el reparto y sumados los camellos de
cada hermano, seis, más tres, más dos, vieron que precisamente eran los once
que su padre les había dejado en herencia. Y además sobraba uno, precisamente
el que había aportado el sabio extranjero, que se subió en él para seguir su
viaje sin haber perdido nada”.
Esta
maniobra en las técnicas de negociación se conoce como la del “extranjero
perfecto”. Unas veces puede ser debida a un nuevo concepto, otras a la
intervención en el juego de un nuevo actor que resuelve el bloqueo y facilita
el acuerdo. Sea como fuere, en el bloqueo de la negociación para la creación
del gobierno de España, sería útil la aparición de ese “extranjero perfecto”,
ya que hasta ahora, solo estamos viendo líneas rojas, vetos y pocas propuestas
y prioridades con las que estar a favor o en contra. Pocas propuestas sobre “el
para qué” del gobierno que explique las razones y los “por qué” de la
imposibilidad de un acuerdo con éste o aquel partido.
Y
así, como los tres hermanos que eran incapaces de resolver el reparto de la
herencia de su viejo padre, los tres partidos que se definen como portadores
del cambio PSOE, Podemos y Ciudadanos son incapaces de encontrar la solución a
la gobernabilidad de España. Incapaces de ir más allá de la retórica y el juego
de las sombras chinas, mientras el electorado los contempla cada día con más
escepticismo. La pregunta ¿quién hará de “extranjero perfecto” en esta
negociación?. ¿Será Ciudadanos aportando sus votos para facilitar un gobierno
de PSOE y Podemos?. ¿O Podemos aportará los suyos para facilitar lo que el
pasado mes de marzo impidió, un gobierno de PSOE y Ciudadanos?. O al final,
¿acabará siendo el PSOE quien facilitará un gobierno del Partido Popular?.
¿Quién
será ese “extranjero perfecto” que facilitará que se resuelva este impasse en
la gobernabilidad y evite las terceras elecciones?. En este caso, el
“extranjero perfecto”, una vez ha puesto sus votos a disposición de una
solución para salir de este bloqueo, ¿recuperará estos votos, como recuperó su
camello el extranjero de la fábula cuando ayudó a resolver el dilema?. O
por el contrario, ¿pagará el alto coste de no parecer lo suficientemente
radical en un país de machotes, de blanco o negro?. Tan machotes como lo hemos
demostrado mil veces, pues si es necesario, a la hora de repartir la herencia y
si nos tocan cinco camellos y medio, pues se corta uno por la mitad. Y aquí no
ha pasado nada o igual sí que pasa. ¿Llegaran a un acuerdo o tendremos que ir a
las terceras elecciones? Esperemos que no, porque sí que pasa.