En los últimos años ha ido surgiendo una
nueva figura laboral, definida por unos como “trabajador independiente” o
“falso autónomo”, y por otros como “post asalariado”,
pero más pronto que tarde se impondrá un término inglés que nos permitirá su identificación
con más precisión y, así, parecerá una innovación o resultado del progreso
tecnológico.
Pero mientras, nos quedaremos en la
descripción de las condiciones de la mayoría de estos trabajos: son
trabajadores y trabajadoras contratados para micro tareas y trabajos esporádicos, la gran mayoría en condiciones que no cubren los
mínimos derechos laborales ni sociales, y expuestos a los avatares coyunturales
y comerciales del momento.
Una figura en el mundo del trabajo cada día más
numerosa, que surge de la tendencia generalizada por parte de las
empresas a externalizar la mayor cantidad de trabajos posibles a través de modalidades como el outsourcing y el crowdsourcing,
y de la proliferación de plataformas tecnológicas que ofrecen aplicaciones de servicio y permiten
a las empresas llevar la flexibilidad a sus máximos extremos, convirtiendo la
remuneración del trabajo en una negociación entre cada empresa y cada una de
las personas prestatarias del servicio.
Son trabajadores por cuenta propia y son “su
propio patrón”, contratados para un proyecto o una misión determinada. Es una nueva opción de trabajo que en muchos
foros es presentada como la gran solución innovadora ante la falta de empleo
para los jóvenes, como la panacea para el trabajador libre, al que se remunera
según sus méritos y capacidades, en lugar de por un salario preestablecido desde un “viejo” convenio colectivo.
Pronto, la mayoría de estos jóvenes, y en
especial en el caso de que no pertenezcan a la élite del conocimiento, descubren la cruda realidad al
comprobar que no salen muy bien parados. Si no son parte de esos pocos casos
que representan menos del uno por ciento, (consultores, especialistas
informáticos o expertos de alto nivel en cualquier materia con escasa oferta),
y no poseen las excepcionales y escasas competencias más buscadas por las
empresas, ese trabajo independiente está muy lejos de ser la fuente de una
mayor libertad para el trabajador. Más bien todo lo contrario, pronto
comprueban que la mayoría de ellos trabajan a precios y en condiciones que los
asalariados de muchas empresas juzgarían inaceptables.
Ésta ha sido una de las consecuencias de la externalización
sin reglas que se ha dirigido a bordear la regulación y las leyes yque la
última Reforma Laboral ha potenciado en nuestro país. Su triste resultado es
que hoy tengamos el mercado de trabajo más golfo, más precario y con las
mayores desigualdades sociales y salariales, por la drástica depresión de las
rentas del trabajo, que proviene esencialmente de la precariedad de las
condiciones de trabajo y salario de estos trabajadores y trabajadoras jóvenes.
Una externalización sin reglas, que está permitiendo que muchas
empresas puedan restablecer para unaproporción
creciente de personas las condiciones sociales que existían a comienzos del
siglo XIX. Vemos queson contratados solo para tareas específicas y en la mayoría de las ocasiones en
condiciones precarias, a destajo o de manera intermitente. Vemos que las
empresas no están obligadas a pagar seguros sociales, ni licencias, ni
indemnizaciones por despido, ni formación. Vemos que han conseguido reemplazar la negociación colectiva por la negociación individual, los salarios
convencionales por las remuneraciones individualizadas, la relación laboral por la relación comercial. Vemos que han conseguido
pasar de la hoja de salarios a la factura.
Ante ello, el movimiento sindical deberá atender a estos
colectivos, que son parte de la clase trabajadora con especiales y específicas
problemáticas. Tendrá que poner todo su saber, experiencia, recursos y fuerza
para organizar esta fuerza de trabajo. Tendrá que innovar, copiar y transferir
experiencia. Sabedores que estos colectivos ocupan cada día más los lugares
estratégicos para que funcionen las empresas y la sociedad. El reto del
sindicalismo está en demostrarles su utilidad, está en organizándolos con
nuevas formas. Está en conseguir que tomen conciencia de su fuerza, que es
mucha. De ello depende su y nuestro futuro como sociedad.