Joaquim González Muntadas
9 de Mayo
2019
No he
encontrado mejor título para este
recuerdo y reconocimiento al compromiso y trabajo de Salvador López, que: ”Salva, un artesano del sindicalismo”. Artesano, en la
definición de Richard Sennett en su libro El Artesano es: persona que se compromete y enorgullece de su oficio y
producto; persona que en su trabajo diario demuestra la constante interrelación entre el
conocimiento, la reflexión y la acción.
Conocí a
Salva en un pequeño cuartel
del ejército en la ciudad de Barbastro. Nuestro primer tema de conversación fue el
vino. En concreto, si la cosecha
del año 51 fue mejor añada de rioja que la del 52. Eran, como podéis suponer,
nuestros respectivos años de nacimiento. Concluimos la apuesta, nada
original por cierto, con una botella de vino que compartimos.
El segundo
tema de conversación fue la política. Formábamos parte de un reducido grupo de soldados que nos
reuníamos para
comentar las noticias de aquel convulso otoño del año 1973, en el que coincidió en
septiembre el golpe de estado de Pinochet, y en diciembre el atentado contra
Carrero Blanco y la sentencia del Proceso 1001, que juzgó a los diez
miembros de la dirección de CCOO, conocidos como los diez de Carabanchel.
Pocas años más tarde nos
encontramos de nuevo al finalizar una manifestación de las aún no
legalizadas CCOO, en una de las calles traseras de este edificio de Vía Layetana,
que entonces era la sede del “Sindicato Vertical”, la CNS. Comisiones Obreras estábamos ya
organizándonos en las empresas y sectores en torno a la negociación de los
convenios colectivos. Salva, junto a otros compañeros y compañeras
(permitidme que mencione a dos que ya nos dejaron, Carlos Ezcurra y Julián Jiménez que falleció el pasado mes de marzo), organizaron el Sindicato de
Químicas de
CCOO de Barcelona en la calle Padilla.
La
militancia de Salva en la política y, principalmente, en su sindicato, fue generosa, sincera y auténtica, y su obra, amplia y muy rica. Sabemos que son las acciones las
que acreditan las ideas, que somos lo que creamos y hacemos, y no sólo lo que
pensemos y decimos. Por esto quiero recordar algunas de las obras más relevantes de este sindicalista, de igual forma que cuando se hace un
reconocimiento a un artista, se resaltan sus obras más significativas.
Salva fue
protagonista de muchas e importantes movilizaciones, negociaciones y acuerdos. Primero,
en su etapa de Secretario de Acción Sindical, y como
Secretario General de la Federación
de Químicas de CCOO de Catalunya hasta enero de 2006. Dirigió la lucha por
la salud laboral en la empresa Urquima, una dura huelga debida a la intoxicación continuada
de sus trabajadores por mercurio, selenio y benceno, un conflicto que marcó un antes y
un después en la conciencia sobre la salud laboral en el sector. Lideró la acción sindical en conflictos como Laboratorios Doctor Andreu, Textil Puigneró, Aiscondel
de Cerdanyola, Levi’s, y un interminable etcétera.
Conflictos
complejos y duros, pero también
innovadores en
políticas sindicales, como en Pirelli
Manresa, donde Salva demostró inteligencia y fuerza en las convicciones y, sobre
todo, valentía para liderarlas y defenderlas, en circunstancias
poco favorables, en ocasiones por la
oposición de algunos colectivos sindicales.
He querido
resaltar algunos conflictos porque su principal escuela fue la acción sindical
mirando de frente los problemas,
tal como solía repetir en
las reuniones y asambleas.
Salva, en su
responsabilidad de Secretario General de Catalunya de Químicas, jugó un papel
nuclear para hacer realidad la fusión
de Químicas y Textil,
de la que
surgió FITEQA. Se implicó con todas sus fuerzas para que aquel
proceso de sumar historias, realidades y personalidades tan diversas fuera un éxito.
No fueron épocas fáciles, marcadas por nuestras diferencias internas, que hicieron especialmente compleja la dirección de una
organización como FITEQA Catalunya, donde se expresaban, con fuerza similar, las
dos posiciones presentes, en aquellos años, en el conjunto de las CCOO. Gracias a él, y a tantas otras personas de la dirección de aquella
Federación en Catalunya, se creó un clima de unidad de acción en el
proyecto y de respeto a la pluralidad en el trabajo común.
En enero del
año 2006, Salvador López abrió otra etapa
de su vida al asumir
la secretaría de acción
sindical de
FITEQA estatal. Así lo reflejaba el periodista de El País, Serafi del Arco el lunes 30 de enero de 2006:: “Salvador López
(Mugías del
Camino, Lugo, 1951) dejó el viernes la secretaría general de
la Federación de Industrias Textiles, Químicas y Afines (FITEQA CCOO) después de estar
16 años al
frente. Llegado a Barcelona en 1963, deja su despacho de Vía Layetana
por otro en la madrileña plaza de Cristino Martos, ….. Salva López, nostálgico de Os
Ancares, su tierra, enamorado de Cuba y amante de la buena mesa”. Y la
noticia seguía apuntando una larga lista de conflictos laborales en los que
Salva había sido protagonista.
Desde su
nueva responsabilidad siguió mirando de
frente a los problemas, reflejado en decenas de acuerdos en convenios colectivos, expedientes, pactos en
empresas y en los sectores, muchas veces
con fuertes movilizaciones y siempre con un serio trabajo sindical con el
colectivo de personas afectadas:
CEPSA, INDO, Carburos Metálicos, Michelin, Gamesa, Gas Natural, Vidrio y
Cerámica, Textil Confección … o en el Convenio General de la Industria Química del que
fue actor principal desde sus creación en el año 1978.
Así se reconoció el pasado
diciembre en la sede del
Ministerio de Trabajo con ocasión del 40 Aniversario de ese Convenio Colectivo,
también por parte de UGT y de la Patronal de la Industria Química.
Salva ha
sido una persona admirada que dio y recibió el cariño y la amistad de quienes trabajamos con él. Tuvo el
reconocimiento y agradecimiento de cientos de hombres y mujeres del sindicato
con los que trabajó codo con codo. Dejadme que reproduzca, como un
ejemplo más, unas líneas de una
entrevista que publicaron en la revista de la
Sección Sindical de CEPSA en abril de 2010 y que dice lo
siguiente. Leo literal:
“ENTREVISTA A SALVADOR LÓPEZ - FITEQA CCOO
Cuando
hablamos de un dirigente sindical, a muchos nos suena a lejanía, a
sindicalismo de despachos, a personas que no pisan la realidad del día a día, PERO
nuestra convivencia estos últimos años con CC.OO nos dice cosas bien distintas.
Decir que
este "viejo zorro" -con perdón y con cariño- representa todo lo contrario a un personaje
lejano y extraño, es exactamente el sentimiento que hoy tenemos los
que estamos afiliados/as a las CC.OO de CEPSA.
¿De quién hablamos?,
de Salvador López, pero todos le conocemos por Salva.
Este catalán de
acogimiento y gallego de origen, representa unas Comisiones Obreras cercanas y
con sentido común, unas Comisiones Obreras responsables pero con
claro sentido de Clase.
Salva hace
un sindicalismo pragmático, pero cargado de una buena dosis de sangre
caliente y roja. Respetuoso, colaborador y firme, es un sindicalista de corazón, de esos
que están convencidos de lo que hacen... porque se lo creen
desde el fondo de sus huesos y porque no pierde la orientación de qué somos y qué representamos
los trabajadores y trabajadoras. “
Amigos y amigas, comparto la descripción que hace casi una década hicieron los compañeros y compañeras de CEPSA. Salva fue un “tipo especial” por su fuerte personalidad, directo y sin rodeos. Así lo expresó en su forma
de entender la militancia sindical y política, y en el compromiso con sus ideales, por los que
luchó con honestidad y pasión. Por esto no le importó defender sus posiciones, también cuando
eran minoritarias, en la organización o en la sociedad. Y por esto se había ganado el
derecho a no esconder su desprecio a las personas interesadas, arribistas, falsos o pelotas. Y
también por esto su militancia fue auténtica, sincera y generosa.
Salva nunca
dejó de sentirse
trabajador de Laboratorios Esteve, y fue miembro de su comité de empresa durante toda su
vida laboral, hasta su
último día de trabajo. Disfrutó de la
confianza y el reconocimiento de sus compañeros y compañeras. Y aquí quiero resaltar el apoyo especial que recibió de
Silvia Huerto, que nos dejó hace unos años. Las personas del mundo sindical que estamos hoy aquí sabemos la
importancia y el valor que representa que, tras más de treinta años, yendo
solo un día por semana a la empresa por sus responsabilidades sindicales en la
dirección del sindicato, no hubiera perdido la fuerza ni la representatividad
y, sobre todo, el cariño de sus compañeros y compañeras de trabajo.
Como persona
y sindicalista, Salva disfrutó del respeto, e incluso la admiración, de muchos
profesionales y empresarios que le tuvieron enfrente en complejas negociaciones
y duros conflictos, y de quienes se ha
oído adjetivos y reconocimientos que hinchan de orgullo
el corazón de amigo y
de prestigio a CCOO.
Cerró su ciclo, con la ilusión de un joven militante, en la nueva
Federación de
Industria CCOO. Y al final, durante poco más de un año, representó a CCOO en el Tribunal Laboral de Catalunya donde sintió,
así lo
explicaba él, el aprecio de las personas que lo componen.
Salva amó la ciudad de Barcelona, conocía como pocos su historia, arquitectura y costumbres,
y convertía en un
placer pasear con él por esta ciudad. Como hombre de izquierdas e
inteligente quiso disfrutar de varias y complementarias identidades, al
contrario de lo que exigen los nacionalismos, una ideología de la que fue radicalmente contrario. Se
sintió catalán, gallego, español, europeo y, sobretodo, se sintió parte de la
patria más noble, de la que debería formarse con la fraternidad y la solidaridad entre
todos los trabajadores y trabajadoras del mundo.
Salva sintió el aprecio
de muchos compañeros y compañeras que vieron en él a ese
compañero auténtico, solidario, trabajador, leal y honrado. Como aquel sindicalista
que describió Ernesto Sábato en su libro “La Resistencia”, que se desvaneció en la calle y que, al ser fue reanimado, le preguntaron por qué no había comprado algo de comer con el dinero que llevaba
en su bolsillo, a lo que
respondió que ese
dinero era del sindicato.
Por esto,
amigos y amigas, compañeras y compañeros, estas palabras, además de ser un
recuerdo a nuestro compañero, amigo o camarada Salvador López, son
también el reconocimiento al trabajo y
el esfuerzo, a la ilusión y a la
lucha de los miles de hombres y mujeres que militan en la causa del
sindicalismo, que hoy forman las Confederaciones Sindicales de CCOO y UGT.