Joaquim González Muntadas
Director Ética Organizaciones SL
Se ha escrito mucho y más se escribirá sobre el mayor
accidente industrial del mundo en los últimos 20 años, la catástrofe del
edificio de Rana Plaza en Bangladesh,
donde murieron más de 1100 personas, todas trabajadoras y trabajadores de las
fábricas textiles que albergaba. A pocas semanas del primer aniversario, puede ser útil
que no sólo denunciemos de forma sistemática los graves ataques a los derechos
humanos y laborales que continúan existiendo en el mundo, sino que también
analicemos lo que hemos aprendido de la catástrofe del 24 de abril de
2013, y las experiencias e iniciativas que han surgido para atajar de raíz la
falta de reglas y control en las condiciones de trabajo y en las instalaciones
de las empresas proveedoras de las principales marcas de la moda mundial en
Bangladesh.
La respuesta es esperanzadora porque desde el dialogo y el
acuerdo entre empresas y representantes de los trabajadores se han generado
importantes iniciativas que, en algunos aspectos, podemos afirmar que marcan
un antes y un después en las formas de gestión de la RSC , en los
métodos, en las formas de control y en la verificación del respeto a los
derechos laborales y a la seguridad de las instalaciones.
La iniciativa más innovadora y de mayor alcance es la que
ha conseguido unir en el mismo objetivo a empresas y sindicatos en lo que
comúnmente se conoce como "Accord", o acuerdo para la prevención de
incendios y seguridad de edificios, firmado por 154 grandes marcas
multinacionales de distribución textil del mundo (entre ellas las grandes
españolas: Inditex, Corte Inglés y Mango) y las Federaciones Sindicales
Internacionales de la Industria (IndustriALL)
y de los Servicios (UNI), apoyados por las más importantes ONGs dedicadas a la
defensa de los derechos de los trabajadores.
Una iniciativa que la OIT ha apoyado y reforzado, estableciendo
así el tapete de juego para que el "Accord" se convierta en la
expresión de Diálogo Social
Internacional más potente que jamás se haya conocido en las relaciones laborales e industriales. Un
acuerdo que va más allá de los conocidos ámbitos " blandos" de
intercambio de opinión o reflexión entre
patronal y sindicatos y se ha dotado de una dirección ejecutiva, concretada en
un Comité de Dirección Paritario compuesto por un sistema de 6+1: tres representantes de las empresas
firmantes, tres representantes de los sindicatos y un representante de las ONGs.
Para garantizar su eficacia, el Acuerdo se ha dotado de
una entidad jurídica que le permite recibir y gestionar fondos para destinarlos
en su totalidad a la inspección de fábricas y edificios industriales del sector
textil en Bangladesh. Además, dispone de una estructura permanente en Dhaka capital
de Bangladesh, formada por un Director Ejecutivo y un Inspector Jefe, quienes
junto al equipo de Ingenieros, se encargan de crear e implementar la estrategia
que el Comité de Dirección va marcando para abordar el inmenso trabajo que
representa inspeccionar las casi 2.000 fábricas proveedoras de las citadas
multinacionales antes del final del año 2014. Desde los estándares y
metodología de auditoría pactados, el Accord obliga a oír la voz y
las propuestas de los trabajadores y sus representantes en cada empresa, algo
nuevo en la mayoría de las empresas de este país.
Para tan ingente trabajo, se ha precisado la contratación
de dos de las más reputadas empresas de ingenería civil y de
lucha contra el fuego, como son ARUP y HUGES, que han desplazado a Bangladesh a
más de 50 ingenieros para analizar si las fábricas y edificios son seguros. En
el caso de que estos equipos detecten deficiencias de algún tipo, se
implementarán los Planes de Acción necesarios para asegurar su corrección.
En este desdichado aniversario es necesario poner en valor
las lecciones positivas: por un lado, que los sindicatos, desde la presión, la
movilización, la solidaridad y el acuerdo, son capaces de intervenir
exitosamente en la acción sindical internacional. Por otro lado, que existen
empresas convencidas de que la RSC puede ser una palanca para apuntalar
su compromiso con la sostenibilidad. Con la contribución de todos los agentes
sociales, se pueden producir avances claros que desmientan a aquellos
escépticos que afirman que no hay nada que hacer frente a la fuerza de las
multinacionales, tan potentes que muchas creen estar libres de respetar
derechos y obligaciones.
Queda mucho por hacer en este país en vías de desarrollo,
castigado e invisible para la mayoría de nuestras sociedades. Queda mucho por
hacer para corregir las injusticias. Pero también mucho que aprender de las
lecciones que resultan del difícil y complejo diálogo social mundial que ha
representado el "Accord" y que además dan una respuesta más a
aquellos que se preguntan para qué sirven los sindicatos. Pues sirven para
esto, para defender los derechos en el último rincón del mundo
desde la solidaridad.
No olvidemos nunca el 24 de abril de 2013 y aprendamos la
lección.