Uno de los éxitos más determinante del discurso del independentismo en
Catalunya ha sido el haber conseguido que también algunos sectores de la
izquierda y del sindicalismo en Catalunya hayan hecho suyo la repetida
idea que “Lo nacional y lo social van unidos”, como si fuera un axioma
que significa que "no hay solución a los problemas sociales sin
independencia". Así lo han venido repitiendo los principales líderes del
movimiento independentista y así lo expresa también, con meridiana claridad,
el MANIFIESTO de Sindicalistes de CCOO per la Independència i la República Catalana cuando afirma “la
independència de Catalunya i la construcció de la República Catalana és l’única solució per aconseguir una societat més justa, socialment
progressista i lliure”.
Es un mensaje potente y eficaz que se repite desde todos los sectores
ideológicos, sean ultra
liberales o antisistema, que
apuestan por la independencia. Ha servido para arraigar la idea en gran parte
de la sociedad catalana, de que la esencia de los problemas sociales que
padecemos y su solución se explica principalmente partiendo de dónde se ejerce
el gobierno.Y no por el ideario de las políticas que se aplican. Dicho de otra
manera, nos dicen que lo esencial no es si el gobierno es de derechas o de izquierdas,
progresista o conservador. Así, dicen, lo determinante es si gobierna desde la
Plaza Sant Jaume o desde la Moncloa.
Lo que explica, que durante estos últimos años el eje
sobre el que ha girado la discusión y la movilización social en Catalunya,
también por una parte de la izquierda catalana y de las organizaciones
sindicales, haya sido el conflicto territorial, respondiendo a la idea de que
“lo nacional primero y lo social después”. Y ha
servido para reafirmar la tesis del nacionalismo entre amplios sectores
de la clase trabajadora: ”sin independencia, nuestros males no tienen remedio”.
Esta tesis ha permitido a la derecha nacionalista, que ha gobernado durante
décadas Catalunya, diluir su responsabilidad de los déficits que padecemos en
aquellas materias de las que ha tenido plena responsabilidad por estar
transferida sus competencias. Entre ellos el grave déficit en la enseñanza, fruto de su política elitista que ha beneficiado a la enseñanza privada, o la
grave degradación urbanística de nuestro territorio,
resultado de una política catalana que durante años ha favorecido la
especulación, o la deficiente atención a las personas dependientes, resultado
de unas prioridades de las que ha estado ausente la protección a los colectivos
más necesitados, o las elevadas tasas universitarias, los escasos recursos a la
investigación, las listas de espera y el deterioro en la sanidad pública.
Constituye un grave error aceptar, desde una parte desde el sindicalismo y
la izquierda, que"no hay solución a los problemas sociales sin
independencia”. Es aceptar la falacia del enemigo externo común y afirmar que
los déficits que padecemos nosotros (Catalunya) son
a causa de ellos (España), en lugar de responsabilizar a las injustas políticas
económicas y sociales que han compartido el Govern de Catalunya y el Gobierno
de España y que provocan un reparto injusto de la renta y la desigualdad
de oportunidades.
Como lo es aceptar que las causas de nuestros déficits están provocados por
los problemas territoriales y, por ello, insistir en que sólo desde la
independencia será posible la solución de los problemas de los trabajadores y
las trabajadoras catalanas.
Un error que debería evitar el sindicalismo catalán, y más en concreto
CC.OO y UGT como más representativos y por ello más responsables y no caer en
el el error de confundir como le sucedió a aquel bizco que veía doble,
que cuando iba paseando tranquilamente por la dehesa vio “dos” toros bravos, salió corriendo y se acercó a “dos” árboles. Lo
grave es que se subió al que no era y le cogió el toro que sí que era.
Esperemos que el sindicalismo catalán evite cometer ese grave error, por el
bien de los valores e intereses que representa, de subirse,o dejar que le suban, al árbol equivocado de la independencia para
evitar que nos pille el toro verdadero que son los problemas
sociales.
Vienen jornadas trascendentales que reclaman a las dos grandes
organizaciones sindicales de Catalunya, CCOO y UGT, acierto y claridad en sus
planteamientos y valentía para defender su autonomía.