Quim González Muntadas
Hola amigas
y amigos, llegó el viernes 3 de abril que nos ha regalado un cielo radiante,
así lo veo desde mi ventana. Ya empieza a apetecer una fría cerveza en la
terraza de un bar. Bueno, ya llegará, ahora a conformarse con el litro y medio
de agua mineral en vaso de plástico. ¡Ah!, antes que se me olvide, una
recomendación para toda persona que un día tenga que ingresar en un hospital.
Llévate de casa un juego de cubiertos decentes; los que te dan, de plástico, se
rompen a la mínima. Te quedas con la cuchara sin mango y el tenedor sin las
cuatro puntas. Estás advertido.
Hoy ha sido
un gran día. Me han sacado sangre desde una arteria, ¡coño, duele el pinchazo!,
y me han hecho otra vez una placa de los pulmones. El hombretón que traía la
inmensa máquina de Rayos X a la habitación, me ha dicho que es mi prueba de
reválida porque si sale bien me puede cambiar el día. He querido entender lo
mejor en sus palabras. Los resultados de la radiografía y de los análisis los
tendrán a primera hora de la tarde, cuando me visitará Anna, la doctora, y
escucharé su sentencia.
Observo
admirado cómo trabaja el personal sanitario que me está atendiendo. Pienso que
la EMPATÍA es la habilidad de entender cómo se siente otra persona. Porque yo,
en todo momento me he sentido importante para ellos. He podido sentir, tras
diez minutos de charla con Albert, un joven médico en prácticas, el orgullo por
su trabajo y la conciencia que tiene de la trascendencia de este momento. Me ha
hecho recordar una frase que leí hace muchos años en La Contra, de La
Vanguardia, la mejor página, para mí, de la prensa española desde hace décadas.
Y en ella un médico famoso afirmaba que su misión era: "curar de vez en
cuando, aliviar con frecuencia y consolar siempre.”
Así me he
sentido en todo momento en esta habitación, por el trabajo de todas las
personas que me han atendido. Los mismos que oigo reír, satisfechos por su
trabajo, cada mañana cuando relevan a las 7,30h ya que hacen turnos de 12h.
Son un
ejemplo de EMPATÍA, esa actitud que impide ver a los otros como siluetas, como
instrumentos para sus fines y obstáculos a apartar. Por esto, ahora en esta
crisis sanitaria que estamos viviendo y que golpea duro al conjunto de la
sociedad, la EMPATÍA es, también, una virtud política y debe ser un atributo
esencial y exigible en los dirigentes políticos, sociales y económicos. Es
momento, en medio del dolor y los miedos sobre el qué pasará con la vida y el
trabajo de tanta y tanta gente, de desplegar la EMPATÍA necesaria para
estrechar los lazos colectivos y de identidad compartida, que nada tienen que
ver con los egoístas sentimientos de los nacionalismos. Este virus nos ha
mandado el claro mensaje de que la única manera que tenemos de salir es hacer
piña, promoviendo el sentimiento de ayuda al prójimo, de sentir que de tus
acciones depende la suerte de los que te rodean, y que tú dependes de ellos.
Juan Ramón
Jiménez, autor de "Platero y Yo", explicó con especial acierto lo que
es la EMPATÍA cuando tuvo que pintar la fachada de su casa y se fue a preguntar
al vecino de la casa de enfrente cuál era el color que más le gustaba.
Bueno,
amigos y amigas, ya son las cinco de la tarde y me comunican que me dan de
alta. Que ya puedo ir a casa, con un sobre con los fármacos que debo tomar cada
día. ¡Bien! ¡Bien! Estoy feliz.
Me sacan al
pasillo en la camilla para abandonar la planta de confinamiento. Todos los
sanitarios de la planta me hacen el paseíllo vitoreando mi nombre con ¡vivas y
bravos! acompañados de saltos de alegría y de apasionados aplausos. Les
devuelvo los aplausos, con los ojos llenos de lágrimas de emoción y
agradecimiento. Veo en sus miradas que sus aplausos hacia mí al darme de alta
son el mejor reconocimiento a su compromiso, la prueba evidente que lo que
hacen tiene sentido y claros resultados. Aplausos, aplausos, aplausos que son
la máxima expresión de EMPATÍA con el enfermo. Solo por este momento, os
confieso que casi ha valido la pena pasar estos días en esta habitación.
Y aquí,
emocionado, agradecido, cierro la ventana del hospital. Gracias por haberme
leído, Gracias por vuestros mensajes y amistad.
Os quiero.