Quim
González Muntadas
Ha pasado
más de medio año desde que en enero Pedro Sánchez nos presentó a los miembros
de su gobierno de coalición. Pocos días después nacía, desde Facebook, la
PLATAFORMA de APOYO al PROGRAMA de GOBIERNO PROGRESISTA, con unos 50 promotores
del conjunto del Estado, y a la que en pocas semanas se adhirieron más de 5.000
personas de toda España.
Una
PLATAFORMA que es el reflejo de las esperanzas que suscitó a millones de
personas que sentimos que estamos ante la necesaria oportunidad de abrir un
nuevo tiempo de esperanza e ilusión en nuestro país.
La esperanza
de un gobierno fiable, solvente y capaz de modernizar y vertebrar una sociedad
cada día más plural y diversa. La esperanza de un gobierno se atreva a mirar el
mundo tal como es, sin cristales rosas y falsas utopías. Y aún menos con esos
cristales de color negro que nos llevan al fatalismo y al conformismo.
La esperanza
de un gobierno que vibre con el corazón de tantas personas dispuestas a
comprometerse con la justicia, la dignidad social y la igualdad de
oportunidades. La esperanza de un gobierno respetuoso con los gobernados y
abierto, capaz de asumir que es necesario comprender las muchas incógnitas que
la revolución tecnológica y digital nos abre cada día y que están cambiando el
mundo y conformando una sociedad casi desconocida.
La esperanza
de un gobierno al que le obsesione el alarmante crecimiento de la desigualdad y
el empeoramiento de las condiciones de vida de las clases medias y trabajadora.
La esperanza de un gobierno que se comprometa a construir un nuevo marco para
la regulación de las relaciones laborales acorde con la realidad del mundo del
trabajo del siglo XXI. La esperanza de un gobierno que sitúe, de verdad, el
valor del trabajo en el centro de la sociedad y que combata la devaluación de
salarios y condiciones de trabajo.
La esperanza
de un gobierno que sitúe la educación y la cualificación profesional a todos
los niveles de la sociedad porque comprenda que son el verdadero motor de la
igualdad.
La esperanza
de un gobierno valiente para decirle a los ciudadanos y ciudadanas que la
educación y la sanidad públicas son y han de ser, ahora y siempre, mejores que
las privadas, objetivo para el cual hemos de contribuir en proporción a nuestra
renta. De un gobierno que combata el fraude fiscal con todas sus fuerzas.
La esperanza
de un gobierno capaz de combinar el autogobierno de nuestras nacionalidades y
regiones con la unidad de un Estado con ciudadanos iguales. La esperanza de un
gobierno honesto, solvente, que se mantenga muy lejos del populismo y de la
demagogia. Qué huya de la retórica nacionalista y del viejo proteccionismo.
La esperanza
de un gobierno comprometido con el feminismo, empeñado y comprometido con la
igualdad de género.
Y con la
esperanza de un gobierno que sepa hacer pedagogía y cumpla lo que promete. Y,
por supuesto, con un gobierno que sepa actuar unido.
Esperanzas
que siguen vivas después de estos meses excepcionales provocados por la
pandemia sanitaria y que nos han hecho vivir lo inesperado e incluso lo
inimaginable que algún día nos pudiera suceder. Unos meses en los que la crisis
sanitaria ha traído nuevas urgencias y ha recolocado y trastocado muchas de las
prioridades contempladas en el Programa de Gobierno. Unos meses que han dado
lugar a una nueva realidad y nuevas prioridades para las cuales sin embargo
sigue siendo muy necesario y muy útil el espíritu que llevó a configurar
la actual coalición de gobierno. Unos meses que han puesto a prueba al conjunto
de la sociedad y a todas y cada una de sus instituciones públicas y privadas.
Una nueva etapa en la que se han puesto de manifiesto los verdaderos valores y
la valía de cada institución y de cada entidad social, económica y política, de
cada gobierno, desde el estatal hasta el municipal, pasando por todos los
autonómicos.
Han sido
unos duros y difíciles meses que han dado lugar a una nueva realidad que nos
exige renovar las esperanzas que encendimos hace unos meses, y con ello activar
con fuerza la PLATAFORMA de APOYO al PROGRAMA de GOBIERNO PROGRESISTA,
así como todas aquellas iniciativas que sirvan para responder al pesimismo y
combatir a los pájaros del mal agüero empeñados en que miremos por sus negros
cristales una realidad que si bien está llena de dificultades, también lo está
de esperanzas y posibilidades. No para conformarnos en reconstruir lo viejo,
sino para construir un país y una sociedad mejor. Porque, visto el comportamiento
de algunos en estos meses, el gobierno puede afirmar con toda rotundidad: “Es
verdad que estamos mal, pero menos mal que estamos”.