sábado, 11 de abril de 2020

11 DE ABRIL, UNA SEMANA DESPUÉS DE CERRAR LA VENTANA DEL HOSPITAL


Quim González Muntadas


Hola, amigos y amigas, ha pasado una semana de mi salida del hospital. Escribo estas líneas para responder los muchos mensajes que me preguntan: ¿qué tal estás? Estoy bien, voy progresando, consciente de que es un proceso lento porque el virus tocó los dos pulmones. Pero lo más importante, cada día me siento mejor.

Estoy confinado en casa, como la gran mayoría de vosotros. Con Rosa María, mi mujer, que durante diez días ha tenido fiebre. Pero, lo más positivo, desde ayer, su mejoría es casi total. Mi vida es “normal” con muchas comillas, como las de casi todo el mundo.

Una vida “normal”: teléfono o videollamadas con familiares y amigos (algunos con los que hacía años no había hablado), radio en la cama al despertar y al ir a dormir, cocinilla en los fogones, algo de música clásica, de TV solo las noticias, recibir y reenviar mensajes simpáticos y alegres, series de Netflix, en particular ‘Unorthodox’, una joya, que como leí en una crítica, es una exquisita rareza que merece ser vista aunque fuera solo por la soberbia actuación de su protagonista, Shira Haas, a mitad de camino de Mia Farrow en ‘La semilla del diablo’ y de Maria Falconetti en ‘La pasión de Juana de Arco’. También he escrito un artículo publicado en Nueva Tribuna que ha tenido centenares de adhesiones, pero también de críticas e incluso de insultos.

Una vida “normal” porque estoy PREOCUPADO y, sobre todo, lleno de dudas como tantos de vosotros y vosotras, por si acertaremos o no, el que el próximo lunes 13 de abril se reemprenda la actividad económica. Por si todas las empresas podrán garantizar las necesarias condiciones de prevención de riesgos a sus empleados en los centros de trabajo.

PREOCUPADO y muy decepcionado por el debate del pasado jueves en el Congreso de los Diputados, donde sentí alejarse la posibilidad del necesario, creo yo, Gran Pacto de “reconstrucción social y económica”. Y por si seremos capaces de reactivar la necesaria resiliencia social desde la suma del esfuerzo común y equitativo de toda la sociedad.

PREOCUPADO por los cantos de nacionalismo económico que están surgiendo desde todas las esquinas ideológicas. Ahora, sobre todo, muy PREOCUPADO por las graves consecuencias para los millones de trabajadoras y trabajadores, proveedores de las grandes marcas de consumo, en países como Bangladesh, Vietnam, Camboya, Turquía, etc. Trabajadores que están siendo despedidos y privados de sus salarios porque la mayoría de esas empresas multinacionales se están negando a recibir y pagar los productos terminados.

PREOCUPADO por la ausencia de un llamamiento de los líderes políticos, sociales y culturales a las y los jóvenes estudiantes para que den un paso al frente y se inscriban en los trabajos de voluntariado o a cubrir la ausencia de mano de obra en los trabajos del campo porque, en algunos lugares, se perderán cosechas por falta de brazos. Por la falta de iniciativas de las administraciones públicas para aprovechar la fuerza de la juventud para organizar trabajos para la comunidad, por ejemplo, la tan necesaria limpieza de nuestros bosques, etc. etc.

PREOCUPADO por el impacto que tendrá esta crisis en los alumnos más desfavorecidos que no cuentan con los instrumentos digitales y el apoyo para el estudio en sus casas. Aspecto este que puede empeorar todavía más la equidad educativa de la que nuestro país está en la cola, que se agudice, más aún, el que el éxito escolar esté más ligado al origen socioeconómico familiar que a las capacidades y el esfuerzo del estudiante.

Pero también muy ORGULLOSO de la solidaridad que estamos viviendo cada minuto en tantos ámbitos. ORGULLOSO del civismo de nuestra ciudadanía que desmiente tantos tópicos y que debería reforzar nuestra autoestima porque somos un gran país. ORGULLOSO de la clase trabajadora que nos demuestra que somos el pan y la sal de la sociedad. ORGULLOSO de mis compañeros y compañeras sindicalistas que, una vez más, demuestran, día a día, con su compromiso en los centros de trabajo la utilidad del sindicalismo y la necesidad de la afiliación masiva a los sindicatos.

Y, también, muy ESPERANZADO con lo que habremos aprendido de las muchas lecciones que nos está enseñando esta gravísima crisis. Como es, distinguir lo esencial e importante, de lo accesorio o secundario. Que no seremos tan imbéciles como Watson, el personaje de esta breve historia titulada “UNA NOCHE EN LA CAMPIÑA”:

Una vez Sherlock Holmes y su ayudante Watson deciden pasar una noche en la campiña inglesa, aprovechando las buenas condiciones climatológicas. Llegados al lugar elegido, después de un análisis minucioso, montan la tienda de campaña, organizan sus enseres y con la caída de la noche preparan una suculenta cena acompañada de un buen vino y de una animada conversación sobre los avatares del último mes. Recogen la mesa, las sillas y demás utensilios, se introducen en la tienda de campaña, se desean buenas noches y se acuestan en sus respectivos sacos de dormir.


Horas más tarde, ya entrada la noche. Sherlock Holmes se despierta y llama a su fiel amigo:

- Watson por favor, mire al cielo y dígame qué ve.

Watson se despierta sobresaltado, todavía somnoliento, abre los ojos, mira al cielo y responde:

- Pues... bien... veo millones y millones de estrellas.

- Y eso, ¿qué le indica querido Watson?

Watson termina de despertarse, se da cuenta que va a tener que responder con más precisión y, plenamente decidido a impresionar a su amigo con sus dotes deductivas, contesta:

- Desde un punto de vista astronómico, me indica que existen millones de galaxias, y, por lo tanto, billones de planetas....
Astrológicamente hablando, me indica que Saturno está en conjunción con Leo...
Cronológicamente, deduzco que son aproximadamente las 3,15 de la madrugada.

A estas alturas Watson está ya lanzado y se recrea en su exposición.

- Teológicamente, puedo ver que Dios es todopoderoso y que nosotros somos pequeños e insignificantes.
 Meteorológicamente, intuyo que mañana tendremos un hermoso y soleado día.

Llegados a este punto, Watson, totalmente crecido y convencido de haber dado cumplida respuesta, pregunta a Holmes:

- Y a usted ¿qué le indica este cielo, mi querido Holmes?

Holmes se queda mirando fijamente a Watson y tras un corto silencio, le dice:

- ¡Algo elemental, querido Watson! Cada día es usted más imbécil. Nos han robado la tienda de campaña mientras dormíamos. ¡Nos han robado la tienda de campaña! ...


ESPERANZADO en que sabremos percibir que lo esencial será atender a los sectores de la sociedad más necesitados e impedir, por todos los medios, que se profundicen aún más las desigualdades sociales.

Bueno, perdonad por el abuso de esta larga perorata o sermón. Gracias por los muchos mensajes de calor y apoyo que he recibido. Dentro de una semana, si estoy bien y con humor, os cuento cómo llevo esta pelea con el virus.

Un beso a todas y todos.