jueves, 9 de abril de 2020

CORONAVIRUS, ¡QUÉ LISTOS SOMOS LOS ESPAÑOLES!



Quim González Muntadas

Todos los sondeos que se están publicando estos días revelan que la opinión mayoritaria de los españoles y españolas suspende al gobierno de España. Ha caído 25 puntos en pocas semanas en las encuesta como consecuencia de la gestión de la crisis sanitaria. Por ejemplo, el 56% de la ciudadanía de Andalucía y Catalunya (una coincidencia que debería hacer pensar a esos que se creen tan diferentes, una con gobierno del PP y otra independentista) y el 49% de la Comunidad de Madrid, considera que la gestión del Gobierno ha sido muy mala o mala. Sólo uno de cada cuatro españoles, el 27,7%, piensa que la gestión ha sido aceptable.

Sorprende el contraste con los apoyos que están recibiendo otros gobiernos de países vecinos que no han hecho nada distinto, o más, que España en la gestión de esta crisis. Por ejemplo, el gobierno italiano recibe el 71% de apoyo a su gestión. El 63% apoya la de la canciller alemana Angela Merkel. En Francia, Emmanuel Macron ha mejorado incluso el apoyo de sus ciudadanos con la crisis del coronavirus.

La pregunta es: ¿qué explica esta diferencia entre España y el resto de los países? Seguramente las razones son muchas. Unos lo explicarán por la dura campaña, ya denunciada, en la que más de una organización criminal está infectando de infundios y falsedades las redes sociales para generar alarma social y debilitar las instituciones del Estado. Otros lo explicarán por la guerra sin cuartel que vivimos por parte de algunos partidos políticos que ponen por delante el partidismo, el electoralismo y sus ambiciones. O la deslealtad de algunas instituciones que aplican el “cuanto peor mejor” porque creen que les dará una ventaja para su proyecto de debilitamiento y desprestigio del Estado español, aquí e internacionalmente.

Pero, ¿cuál es la causa de fondo que explica estas diferencias, cuando el partidismo, el electoralismo y el populismo no deben ser tan diferentes a los de nuestros vecinos? Quizás la razón principal es que somos un país de listos, de muy listos. La mayoría de nosotros sabíamos a la perfección, mucho antes que el gobierno de España, lo que se tenía que haber hecho y las medidas que se tenían que haber puesto en marcha.

Sabíamos que tendríamos que haber comprado, incluso fabricado, en España respiradores para las UCIs. Sabíamos, como no, que tendríamos que haber comprado y almacenado, hace muchas semanas, millones de test, pero test de los buenos, cuando precisamente estaban mucho más baratos. Y sabíamos... ¡quién no lo sabía!..., que tendríamos que haber comprado decenas de millones de mascarillas y de batas ligeras, reutilizables, resistentes e impermeables… y de todas las tallas. Y parece que, menos el gobierno de España, todos sabíamos que teníamos que haberlo parado todo, ¡pero todo!..., y el primer día. Eso sí, sin crear alarma social, para que no desaparecieran de las estanterías de nuestros supermercados los rollos de papel higiénico, ni los productos de primera necesidad.

Debe ser que somos el país que tiene la ciudadanía más lista, lo que explicaría el resultado de estas encuestas y el contraste con la opinión pública en otros países. Aunque instituciones internacionales hayan avalado en varias ocasiones la gestión de nuestro gobierno, aunque incluso en algún tema se haya puesto a España como referencia del buen hacer.

Es el precio de ser un país de listos, lo único que nos queda es exclamar bien alto: ... ¡qué suerte que seamos tan listos los españoles…!