jueves, 2 de abril de 2020

VENTANA DE HOSPITAL


Quim González Muntadas


Lunes 30 de marzo
Buenos días desde la habitación del hospital.

Ayer domingo por la tarde, después de que me hicieran unas placas de los pulmones, los médicos han decidido ingresarme. Ahora a esperar toda la actividad, que de seguro que es mucha, para derrotar al coronavirus que tengo en el cuerpo. Me siento seguro y muy bien cuidado. Esperanzado en  que todo saldrá bien y, sobre todo, muy agradecido por el excelente trabajo y trato de todo el personal sanitario que me está atendiendo. Un beso a todos, amigos y amigas.

Si tengo humor, cada mañana haré una breve reseña de la experiencia del día.


Martes 31 de marzo


Aquí estoy, me siento como si fuera el único enfermo que hay en el hospital.
Me sacan sangre, me controlan las constantes, la fiebre, la tensión arterial…
Me pinchan, con suavidad, casi con amor, y sin hacerme daño.
Me han dado de comer lentejas y pescado, yogur, mandarinas, sopa, hamburguesa  …….
Llenan la habitación de sonrisas cuando entran -vestidas con plásticos, viseras, gorros como si se hubieran disfrazado de astronautas en un día de carnaval - a limpiar la habitación y hacer la cama …..
Y me detengo a pensar en la suerte que tengo, más allá de cómo acabe esto, de sentir, en circunstancias tan difíciles, este sincero, real y autentico calor humano.
Y me pregunto, cuál es el secreto que mueve a estas personas a actuar así. Y me respondo: EL COMPROMISO. EL COMPROMISO, es el que hace buenas las organizaciones, a las empresas, a los grupos de amigos, a los países. En definitiva, hace buena o no,  toda tarea humana.

¿Y qué es el COMPROMISO?

Pues, más o menos es:

LO QUE TRANSFORMA UNA PROMESA EN REALIDAD.

ES LA PALABRA QUE HABLA CON VALENTÍA DE NUESTRAS INTENCIONES.
ES LA ACCIÓN QUE HABLA MÁS ALTO QUE LAS PALABRAS.
ES HACERSE TIEMPO CUANDO NO LO HAY.
ES CUMPLIR CON LO PROMETIDO CUANDO LAS CIRCUNSTANCIAS SE PONEN ADVERSAS.
ES EL MATERIAL CON EL QUE SE FORJA EL CARÁCTER PARA PODER CAMBIAR Y MEJORAR LAS COSAS.
ES EL TRIUNFO DIARIO DE LA INTEGRIDAD SOBRE EL ESCPTICISMO.

Necesitamos más que nunca inundar de COMPROMISO nuestra sociedad. Vienen tiempos difíciles.

Gracias a todos y todas por vuestros mimos y apoyos en este muro. Se agradecen de verdad, no penséis que es un papel al viento. Llega al corazón.

Mañana, si estoy de humor hablaré de la solidaridad, ese otro ladrillo indispensable para construir una sociedad decente.



Miércoles 1 de abril


Hola amigos y amigas. Puedo decir que ayer martes 31 de marzo fue un día muy especial. He tomado conciencia que se ha roto para siempre lo que hasta ahora, con aire de orgullo, presumía el que “nunca, nunca he estado ingresado en un hospital”, a pesar de no haber sido un ejemplo de vida saludable. Algún día tenía que ser la primera vez.

Pero confieso que no es tan terrible. Me siento protegido, atendido y controlado. A las 6h me han hecho un electro, a las 9h y las 17h me han sacado sangre  y me han medido las constantes dos veces durante el día. A las 11h me han hecho nuevas placas en los pulmones. A las 11, 30h me ha visitado el medico y me ha felicitado porque no tengo fiebre. He desayunado, comido y cenado muy bien Me acompañan dos tubitos de plástico en la nariz, durante todo el día y la noche, que me ayuda a respirar mejor. Todo, por ahora, bajo control. El trato excelente e impagable.

Y la pregunta ¿todo este festival de atenciones, de medios y recursos por qué?

Y la respuesta, es clara porque vivo en una democracia social y de derecho. Porque vivo en un país que aún la mayoría de sus  ciudadanos y ciudadanas  creemos que vale la pena defender los servicios públicos. Porque aún somos más los que sabemos que es necesario pagar impuestos. Más los que no decimos en el mes de junio, en agosto o septiembre  “¡¡ joder !!, a partir de hoy, hasta final de año,  estoy trabajando para el  puto estado que se lleva el fruto de mi trabajo”.

Me están cuidando porque hay SOLIDARIDAD.

Una bonita palabra que se ha definido y usado de mil maneras. García Márquez la definió como “la ternura de los pueblos”, me gusta esta definición.

SOLIDARIDAD es el árbol de fruta compartida.

SOLIDARIDAD  es pensar que los otros pueden ser un enriquecimiento de uno mismo.

SOLIDARIDAD  es pensar en los otros como una extensión de uno mismo.

SOLIDARIDAD es la  la base de muchos valores humanos como: lealtad, compañerismo, empatía, amistad, amor, respeto

Pero la SOLIDARIDAD  individual o comunitaria no se puede satisfacer sin un Estado solidario. Es un sentimiento que necesita de política.

El mundo contemporáneo necesita  SOLIDARIDAD entre poblaciones y estados. Y en estos días veremos  la respuesta de  Europa.  Comprobaremos la autenticidad de  los valores de sus ciudadanos y gobernantes. Veremos si al final, acabarán  primando  los nacionalismos con sus particularísimos y egoísmos. Veremos si  ¿serán crueles y egoístas e indiferentes al sufrimiento de sus conciudadanos? ¿O responderán con SOLIDARIDAD abriendo un nuevo ciclo de esperanza para construir la nueva Europa?

Y acabo aquí, añadiendo un concepto que he usado reiteradamente durante décadas, en mi trabajo sindical, a la hora de definir que es un sindicato, cuando este es honesto, valiente e inteligente. Es la  “ORGANIZACIÓN DE LA SOLIDARIDAD”  o la  “SOLIDARIDAD ORGANIZADA”.

Gracias  por vuestros apoyos, mensajes  y mimos  que no me dejan estar solo porque me acompaña y llenan esta habitación de amistad.

Un beso y abrazos a todas y todos. Os quiero.

Si mañana puedo y  tengo humor  intentaré hablar  del valor de la ESPERANZA.

  
Jueves 2 de abril

Hola amigos y amigas, lluvioso y de cielo gris ha sido este primero de abril. Pero ha sido un día alegre dentro de las cuatro paredes de esta habitación de hospital.
La alegría que se desprende de Paula, de 32 años, enfermera que tiene dos trastos en su casa, uno de 5 años y otro de 3 años que le cargan de energía cada día.

La alegría de Montse, de 53 años, con un hijo y dos nietos y unos ojos especiales para este trabajo porque transmiten sosiego. Y Rosa, de 61 años, con un hijo de 35 años, desprende tanto amor por su trabajo que contagia y que me hace arrepentir porque no estudié enfermería.

Y la alegría por las buenas noticias que me ha dado, a las 11,30 h de la mañana, Rubén, el médico, de 43 años. Con su voz firme que transmite seguridad, me ha dicho: “esto va bien”, y por esto, “vamos a probar como reaccionas sin oxígeno”. Así que me han retirado los tubitos de plástico que tenía en la nariz. Vamos a ver el resultado, seguro que positivo.

La habitación se llena de alegría cuando entra Gracia, de 45 años, con tres hijos, sevillana.

Juntos nos hemos lamentado de no poder disfrutar este año de la Feria de Abril de Sevilla, pero nos hemos citado para la próxima Feria para brindar con un vaso de rebujito al son de las sevillanas. No hay fiesta más grande en el mundo que la Feria de Sevilla. He ido una decena de veces, siempre con mi amigo Salvador López, que ya no está, y en esta habitación he pensado mucho en él y en Rafael Martínez Parra, que desde que se fueron me falta algo vital en mi vida.

Pero tengo ESPERANZA de que todo saldrá bien. La ESPERANZA como ese estado de ánimo que te hace sentir como alcanzable lo que deseas.

La ESPERANZA es un hábito que necesariamente tenemos que incorporar en nuestras vidas. Es una condición imprescindible para ser feliz.

Vivir sin ESPERANZA sería vivir en el sufrimiento perpetuo, en el miedo constante, en la tristeza permanente. Perder la ESPERANZA significaría renunciar a hacer lo que se debe para superar los problemas.

Alguien dijo que, “tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, en los dos casos tienes razón”. Es verdad, porque también depende de ti como afrontes el deseo y el objetivo.

La ESPERANZA involucra confianza en algo y alguien. No tiene nada que ver con la ilusión pues esta es solo anhelo sin acción, ni compromiso.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y no siempre es verdad. Demasiadas veces las personas, los grupos y las organizaciones perdemos la ESPERANZA antes de haber llegado hasta el final del compromiso y del esfuerzo necesario que exige el objetivo.

Gracias a la ESPERANZA construimos un pensamiento positivo. Por ejemplo, ante una enfermedad, en la que el estado de ánimo se convierte en una parte muy importante de la terapia. Dicen los médicos que los pacientes con ESPERANZA cuentan con mayores niveles de dopamina, endorfinas y otras sustancias neuroquímicas que favorecen el bienestar y la energía para vivir. Seguro que sí.

La ESPERANZA es nuestra fuente de energía, es un combustible necesario para la vida y el día a día. Aristóteles nos dejó dicho: “la ESPERANZA es el sueño del hombre despierto”.

Espero que, después de tantos siglos, Aristóteles nos deje plagiar algo su frase para decir también que: “la ESPERANZA es el sueño de las sociedades despiertas”. Las sociedades que quieren evitar caer en el pesimismo y la inacción. Quieren impedir que triunfen los discursos destructivos de los oportunistas políticos, de los egoístas y los malos agoreros a los cuales empezamos a ver en muchos sectores políticos, económicos y medios de comunicación de nuestro país.

La ESPERANZA colectiva tan necesaria, precisamente, en estos días para impedir que nos ocurra lo de la poderosa águila de esta antigua fábula.

“Érase una vez, en un país lejano: unos malvados ataron a una poderosa águila en un pino de una montaña con una cuerda gruesa y muy bien trenzada. El águila batió sus alas una y otra vez, picoteó la cuerda, estiró una y mil veces, (...) hasta que cansada, pasado el tiempo, se rindió y se quedó encogida. Sin embargo, la acción combinada de sus esfuerzos y del paso del tiempo, y de la escarcha, que se metía dentro del trenzado de la cuerda, ésta se había deshilachado.

Habrían sido suficientes unas pocas sacudidas más para que la cuerda se rompiera y el gran pájaro recuperara su libertad. Pero el águila se había rendido. Había perdido la ESPERANZA. Había renunciado. Permanecía agachada y vencida para siempre, ahora, ya no prisionera de la cuerda, ni de los hombres malvados, sino de su desánimo y renuncia a luchar.”

No nos dejemos abatir, renovemos la confianza en nosotros mismos y en nuestro futuro como sociedad. Somos más y tenemos más fuerza los que tenemos ESPERANZA. Somos muchos más los que, como canta el gran Sabina, queremos que gane el puedo, la guerra del quiero.

Aunemos fuerzas y sumemos ESPERANZAS vienen tiempos difíciles lo sabemos, la suma de esfuerzos y de ESPERANZAS será el único camino.

Gracias de nuevo por todos los mensajes de cariño que son la mejor compañía y que guardaré toda la vida. Os quiero.