sábado, 18 de abril de 2020

PEDRO SÁNCHEZ, EL RETO DE DIRIGIR LA NEGOCIACIÓN DEL GRAN PACTO



Quim González Muntadas

Junto a la pandemia sanitaria que estamos padeciendo y que ocupa prácticamente la totalidad de la información y el debate nacional, se ha abierto un nuevo frente de discusión. La propuesta de negociar un gran Pacto de Reconstrucción Social y Económica en el que, con la referencia de los Pactos de la Moncloa, el gobierno de España, las comunidades autónomas, los municipios, los partidos políticos y los agentes sociales, sindicatos y patronal, se pongan de acuerdo en objetivos y medios para superar la crisis.

Es una propuesta ambiciosa, pero en España tenemos una larga experiencia de concertación social. Se han firmado, en democracia, diversos e importantes acuerdos de las Confederaciones Sindicales de CCOO y UGT con las organizaciones empresariales CEOE y CEPYME. Y de todos ellos con el Gobierno de España de turno. Ha habido también Acuerdos Tripartitos en varias CCAA. En algunas incluso han institucionalizado por ley el dialogo social, como es el Consejo del Diálogo Social de Castilla León, creado en el año 2008, una institución que promueve el dialogo tripartito entre los Agentes Económicos y Sociales y la Junta de Castilla y León, y cuya rica experiencia ha sido objeto de estudio e interés en varias instituciones europeas y por la OIT.

No deberíamos por ello considerar como un arrebato el reclamado Pacto, aunque la historia reciente de nuestros partidos políticos nada tenga que ver con la larga experiencia mencionada de diálogo y acuerdos. Más bien esta última etapa expresa todo lo contrario, está llena de confrontación y sectarismo, incluso en este momento tan excepcional de crisis sanitaria. La gravedad de la situación y que el noventa por ciento de la sociedad reclame llegar a grandes acuerdos ante la crisis económica y laboral, constituye un poderoso acicate para que todos los obligados protagonistas trabajen a favor de un acuerdo.

Ciertamente la negociación no es nada fácil, es muy compleja, y su éxito dependerá en gran medida del Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, que es quien la promueve y la debe dirigir. Gaetano Sateriale, una de las cabezas mejor amuebladas del sindicalismo europeo, publicó en 1999 una guía para la negociación colectiva en la empresa. Comparaba las negociaciones en las que participan varios actores, con intereses propios, diversos y a veces contradictorios, con un concierto. Y alguna razón tendrá cuando conocemos como “concertación social” los acuerdos de patronales, sindicatos y gobiernos.

“Concertar” es una palabra que hace referencia a un arte difícil. El diccionario lo define como: “poner de acuerdo las diferentes voces o instrumentos de una composición musical”. Así que, para concertar, se precisa que, por lo menos, cada uno sepa tocar su instrumento, para después saber tocar juntos. Se tiene que decidir primero qué tocar, para después afinar bien los instrumentos antes de empezar. Porque de lo contrario, desde la improvisación, en lugar de la música y la armonía de sonidos, sólo se oiría ruido. En todo concierto la figura del director es esencial, determinante, porque, aunque normalmente no toque ningún instrumento, da el tiempo a cada uno y, sobre todo, sugiere la interpretación justa (los subrayados, los acentos, los tonos, el volumen del sonido, etc.). Un director de orquesta pierde varios kilos en cada ejecución. No es solo bracear y gesticular. Es, sobre todo, la atención que debe poner a todo lo que se desarrolla en su orquesta.

Ahí está el reto de Pedro Sánchez, ser el director de esta compleja orquesta para tocar la muy difícil, pero no imposible, partitura. Un reto que, como le respondió en el Parlamento a Pablo Casado, presidente del Partido Popular, Sánchez ha asumido con compromiso, empeño y con sus cinco sentidos. El reto de llevar a buen puerto esta negociación, de dirigir este concierto. A favor del acuerdo tendrá, de lo contrario mucho defraudarían, a los “primeros violines” que son, por las materias a tratar, los representantes de las empresas y de los trabajadores: CEOE, CEPYME, CCOO y UGT, y que han demostrado que saben llegar a acuerdos en cientos de empresas en crisis o en transformación. Acuerdos muchas veces más difíciles, con intereses más antagónicos que los que pueden confluir en este Pacto, con mayores sacrificios y costes de imagen que los pudieran derivar del mismo.

Así que deseemos inteligencia y profesionalidad al director de esta orquesta para que el concierto, o sea la concertación, sea un éxito. Conscientes sin embargo de que, si no cambian su actitud, Pablo Casado, jefe de la oposición, y otros líderes territoriales, pueden provocar, con el bombo que tocan, arruinar este concierto.