miércoles, 30 de mayo de 2012

LOS DERECHOS SINDICALES SON LA PRINCIPAL GARANTÍA PARA EL TRABAJO DECENTE EN EL MUNDO


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO


Vivimos tiempos preocupantes en los que a diario sufrimos iniciativas políticas y legislativas que golpean los derechos laborales, sociales y sindicales; tiempos de reformas laborales que refuerzan el autoritarismo empresarial y debilitan a las organizaciones sindicales como instrumentos democráticos de representación colectiva de los trabajadores y trabajadoras; tiempos en los que los sectores más reaccionarios confunden sus deseos con la realidad y afirman la superación de las organizaciones sindicales; tiempos donde poderosos sectores económicos y políticos no regatean esfuerzos para debilitar la negociación colectiva como fuente de regulación en las relaciones laborales en las empresas y sectores.
Pero también vivimos tiempos de esperanza: la iniciativa sindical internacional está a punto de culminar en Copenhague los próximos días 19 y 20 de junio el proceso de construcción de la nueva Federación Sindical de Industria Mundial (“IndustriALL Global Union”) que será el resultado de sumar y unir a los sectores industriales que hoy organizan las actuales Federaciones Sindicales Internacionales del Metal, la Industria Química y Energía y los sectores del Textil y Piel. Una nueva Federación Internacional de Industria que nace con el objetivo de reforzar la acción sindical global, y con ello mejorar y equilibrar la interlocución del sindicalismo con las grandes empresas y grupos industriales multinacionales en la economía global.
Tiempos donde cobra especial relevancia todo avance de la negociación colectiva que refuerce al sindicato como vehículo democrático de representación de los intereses de los trabajadores en todos los rincones del mundo. A ese objetivo responde el acuerdo firmado el 4 de mayo en Arteixo en el Grupo INDITEX y la Federación Sindical Internacional del Textil-Vestuario y Cuero (ITGLWF) y en el que FITEQA-CCOO hemos sido un activo motor. Un acuerdo que reafirma y refuerza el sindicalismo internacional y local aportando un nuevo instrumento de trabajo, dirigido a garantizar los derechos del trabajo en los aproximadamente 1.500 proveedores que trabajan en la producción de prendas comercializadas por esta multinacional gallega, convertida ya en la primera empresa distribuidora de ropa en el mundo, y que ocupan a unos 700.000 trabajadores de unos 30 países.
El valor del Acuerdo Marco Internacional suscrito en 2007 entre la Federación Sindical Internacional e Inditex, reforzado por el Protocolo firmado el pasado 4 de Mayo, no solamente fue el primero, y aún el único, en los sectores de la industria de la moda, sino también el primero en el conjunto de los Acuerdos Marcos entre empresas y sindicatos firmados hasta hoy, en el que se incorpora explícitamente toda su cadena de producción (proveedores, contratas y subcontratas) al espacio en el que se aplican los compromisos de Responsabilidad Social.
Con el protocolo ahora firmado con Inditex, no solo se afirma la plena aplicación de los derechos del trabajo en toda la cadena de producción sino - y esto es lo más importante- se concreta cómo hacerlo: se establece el seguimiento anual de la evolución de la cadena industrial y se asegura el acceso sindical a los centros de trabajo de cualquier país del mundo, se concreta el acceso a los programas de auditorías, se define cómo abordar y corregir los incumplimientos detectados, y se programan planes de formación en relación con los derechos del trabajo, dirigidos a trabajadores y sindicalistas, pero también a los directivos de las empresas.
Y esos derechos de intervención se establecen para toda la estructura sindical de la propia cadena de producción, es decir desde los sindicatos locales de cada país hasta las estructuras regionales de la Federación Sindical Mundial y la propia dirección de ésta, que es quien asume además la responsabilidad de dirección y coordinación de todo el proceso. Todo ello supone una nueva y muy rica aportación sindical desde los sectores del textil-confección a la nueva Federación Sindical Mundial de la Industria.
Es una buena noticia -y también un serio reto- para la futura Federación Internacional de Industria y también para cada uno de los sindicatos de la treintena de países a los que la aplicación y desarrollo de este Acuerdo Marco aporta un valioso instrumento de información y control de las condiciones de trabajo en los más de 1500 proveedores , y garantía para defender y proteger los Derechos Humanos y Laborales Fundamentales de los cientos de miles de personas que en ellos trabajan.
Un nuevo paso que ejemplifica cómo CC.OO. entendemos en la práctica la acción sindical internacional y, con ello, la efectiva solidaridad internacionalista desde la acción sindical diaria, que es lo que da sentido al noble y necesario compromiso que los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo adquirimos en la militancia sindical por los derechos del trabajo.

jueves, 10 de mayo de 2012

PASAR OLÍMPICAMENTE DE NUESTRA INDUSTRIA


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO

La actualidad nos proporciona un ejemplo valioso de que no hay política industrial útil sin innovación. La noticia sobre el chándal que lucirán nuestros deportistas en los próximos Juegos Olímpicos de Londres es el ejemplo de que, por segunda vez en ocho años, se ha perdido la oportunidad de aprovechar este estímulo innovador para nuestro sector de la moda.
No hago esta referencia por el hecho de que los uniformes parezcan salidos de un concurso de disfraces. Lo relevante es que el Comité Olímpico Español no ha encontrado respuesta en la industria de la moda española y nadie, ni Gobierno, ni sector, han intuido lo que un encargo de estas características podría representar para las empresas en la proyección de marca.
Siendo cierto que España no es líder en prendas y marcas deportivas -pero no menos que Rusia- tenemos el gran potencial de primeras firmas internacionales en moda de calzado, perfumería, complementos, piel, confección y género de punto; empresas punteras en textiles técnicos y también algunos buenos centros tecnológicos especializados en textil y calzado. Y, en el caso de los uniformes de las próximas Olimpiadas, el potencial de tener buenos y admirados deportistas.
En estos tiempos en que las esperanzas para salir de la crisis están depositadas en el carácter emprendedor, si existiera más voluntad política y menos conformismo empresarial, quizás habríamos detectado oportunidades para reforzar un sector industrial que solo tendrá futuro desde la innovación.
Nos cuesta trabajar en red, promoviendo alianzas y aprovechando sinergias de entornos y proyectos comunes. En este sector marcado por el pequeño tamaño de las empresas, hay que superar hábitos poco cooperativos ante los grandes esfuerzos que se exigen en materia de innovación, diseño, comercialización, promoción, distribución e internacionalización. Hábitos que superen la división de los sectores que hasta ayer han navegado en su propia barca y que hoy, por la crisis pero también por la amplitud de los mares de la globalización, obligan a navegar en un trasatlántico común que construya el conjunto del sector de ‘Moda España’, reconocido por su calidad y por su ética de respeto de los derechos del trabajo.
Este sector de nuestra economía está lleno de potencialidades. Ya contó durante unos años con un fuerte diálogo entre patronales y sindicatos, que, con el objetivo de amortiguar los efectos sociales y acompañar la adaptación del sector al mercado global, permitió acordar los Planes de Apoyo con los anteriores gobiernos del PP y del PSOE.
Aprovechemos el debate social -chistes incluidos- que han provocado nuestros chándales olímpicos y el sonrojo de ver cómo otros países no han desaprovechado la ocasión para reforzar su industria. Una industria que en España requiere de esfuerzos e inversiones, también de las Administraciones Públicas, para reactivar la productividad y el empleo estable del que estamos tan necesitados.
Precisamos una nueva cultura industrial que apueste por la cooperación entre los diversos protagonistas que conforma el amplio sector de la moda, aunando los esfuerzos de patronal, sindicatos, gobiernos y de toda la cadena de producción: creación, diseño, fabricación, distribución, promoción, pasarelas y comercialización. Nos urge dar el paso ya consolidado en otros países, que entienden el sector como la integración de todas sus actividades, que van más allá del vestuario, e incluye accesorios, joyería, cuero, calzado, marroquinería, etc. Ya que la moda, además de una realidad económica y tecnológica, es también una manifestación cultural donde se expresan factores psicológicos y sociales, estéticos y simbólicos.