viernes, 23 de marzo de 2018

HOMENAJE A RAFAEL MARTÍNEZ PARRAS




PUERTOLLANO, 21 de marzo de 2018

Joaquim González Muntadas
Ex Secretario General de FITEQA CCOO


Había una vez un viajero que caminaba de un pueblo a otro y en el camino encontró un monje en tareas de labranza. El viajero le dio los buenos días y le  preguntó ¿sabe usted cómo son las gentes del valle, porque es ahí a donde me dirijo?

El monje le contestó preguntándole ¿Cuál fue su impresión del pueblo de la montaña del que viene usted?

Terrible, replicó el viajero. Si le soy sincero, me alegro de dejarlo atrás. La gente no es hospitalaria, no colabora ni me ha valorado el trabajo que he hecho. Por mucho que lo intenté, nunca pude sentirme parte de ese pueblo. Así pues, dígame, ¿qué puedo esperar encontrar en el valle?.

Siento decirle, contestó el monje, que creo que sus experiencias en el valle serán muy parecidas.

Unos meses más tarde, otro viajero, que realizaba el mismo viaje de la montaña al valle, se encontró con el mismo monje y le deseó los buenos días.

Buenos días, respondió el monje y le preguntó: ¿Adónde se dirige usted?

Voy al pueblo del valle, replicó el viajero ¿Sabe cómo son las gentes de ese lugar?

Sí, respondió el monje, pero dígame, ¿de donde viene?.

Vengo de la montaña.

¿Y cómo le fue por allí?

Estupendamente. Me hubiera quedado de no ser por mi propósito de seguir viajando. Me sentí como un miembro más del pueblo. Los ancianos me dieron muchos consejos, los niños bromearon y rieron conmigo y la gente en general se mostró muy generosa. Me entristece dejarlos. Siempre guardaré un recuerdo muy especial de todos ellos.

El monje, con un sonrisa en los labios, respondió: creo que su experiencia en el valle será muy parecida a la que usted ha tenido en la montaña. Que pase usted un buen día.

Lo mismo le deseo, y gracias, replicó el viajero, y continuó su camino.

Rafael Martinez Parras era como ese segundo viajero. Era una de esas pocas personas que donde van mejoran el entorno, mejoran el ambiente, los equipos y las organizaciones. De esas pocas personas que facilitan el trabajo y la vida de los demás gracias a su inteligencia y su empatía. Rafa era de esas personas que contagian, allí donde están, compañerismo y  solidaridad. Lo sabemos bien muchas de las personas que estamos hoy aquí. También muchas más que les gustaría estar. Todas las que hemos tenido la gran suerte de disfrutarle y compartir militancia codo con codo con él.

Rafa, a lo largo de su rico y largo viaje de militancia sindical, asumió diversas tareas y responsabilidades importantes en CCOO. En cada una de ellas dejó la semilla del esfuerzo, del trabajo. Y por ello, como el segundo viajero del cuento, Rafa recibió la admiración y la amistad de la mayoría de las personas con las que se relaciono durante toda su vida. Cosechó el reconocimiento y el aprecio de sus compañeros y compañeras, también de los directivos y representantes de las empresas e instituciones con la que trató. 

Rafa trabajó mucho, sacrificando muchas horas lejos de su Puertollano y de su familia. Por esto hoy quiero agradecerle a Pili, su esposa, la comprensión y generosidad que siempre tuvo, y que permitió esa dedicación tan plena y rica que Rafa tuvo con al sindicalismo, lo que le hizo tan feliz.  

Trabajó mucho, con inteligencia, humildad y siempre, siempre, con un escrupuloso respeto hacia los demás. Rafa fue radicalmente leal con sus ideales y valores. Siempre auténtico con lo que hacía y sincero con lo que pensaba, algo tan necesario, pero tan poco común en estos tiempos llenos de populismo y demagogia. 

Siempre entendió que la mejor lección es dar ejemplo, y esa fue precisamente su principal arma de liderazgo. Un liderazgo que transmitía ilusión y seguridad a las personas que representaba y a los equipos de los que formó parte.

Rafa cambió muchas veces de responsabilidad, digamos que viajó y cambió varias veces de pueblo, que fue de la montaña al valle. Y en todas las ocasiones me trasladó, como   el segundo viajero, su pesar por tener que dejar lo que estaba haciendo, donde había construido compromisos con las personas y equipos, con las que había compartido tanta ilusión y estrechos lazos de amistad y complicidad. Esa fue su fuerza, la más potente que puede tener un sindicalista. El compromiso y la sinceridad que explican que en todas las responsabilidades que asumió en CCOO mejorara la relevancia del cargo y dejara una huella imborrable.

Así fue al frente de la Sección Sindical de Repsol Petróleo. 

Y cuando asumió la dirección de CCOO en el Grupo Repsol. Con la creación, negociación y gestión del Acuerdo Marco de este grupo industrial, convirtiéndolo en una referencia del sindicalismo de clase y solidario en España y en Europa. También en América Latina, con la innovadora experiencia de la Red Sindical Latinoamérica-España con Argentina, Perú, Brasil, Bolivia y Colombia, de la que Rafa fue el primer coordinador y que representó un ejemplo y referencia de sindicalismo  solidario e internacional.

Luego asumió la Secretaria de Salud Laboral de la Federación de Industria Textil Químicas y Afines de CCOO (FITEQA), para lo que estudió muchas horas y se formó, hasta convertirse en unos de los cuadros sindicales de CCOO con más conocimientos en la materia, con lo que, junto a su capacidad de trabajo, consiguió situar esta secretaria en una de las de mayor relevancia de nuestra Federación y sus resultados como unos de los más brillantes de nuestra Confederación y un orgullo para Fiteqa. Rafa innovó política y herramientas sindicales en seguridad y salud en el trabajo. Ahí están los avances plasmados, primero en el Grupo Industrial Repsol, luego en los  polos químicos, sobre la coordinación en seguridad y prevención de riesgos entre la empresa principal, las auxiliares y las contratas, lo que ha merecido el comentario de muchos especialistas en la materia y el estudio de profesores de derecho del trabajo.

Y en la última etapa de FITEQA, como secretario de organización, lo que asumió con un entusiasmo e ilusión más propias de un aprendiz que las de un veterano. Cuando tuvo que afrontar un doloroso ajuste ajuste económico y reducir de las estructuras y plantilla, lo hizo con especial sensibilidad  y eficacia. Hizo un trabajo ejemplar, negociando, razonando, con cada colectivo y persona afectada,. Aplicó, por decirlo de otra manera, su sensibilidad de sindicalista y trató a los demás como le hubiera gustado que le trataran a él.

Amigos y amigas, así fue Rafael Martínez Parras, un militante, un dirigente sindical valiente, inteligente y auténtico. Podría estar hablando de Rafa horas y días, porque ha sido parte de mi vida social, profesional y personal durante cerca de 30 años. 30 años en los que compartimos piso, viajes, tertulias, plato y copa. En los que también compartimos preocupaciones y alegrías por nuestros hijos y nuestros nietos. Ah, también por nuestro Barça. 

30 años de ilusiones, pasiones y también de miedos compartidos. Pero sobre todo, lo que más hemos compartimos con él sus amigos, compañeros y familiares, fueron carcajadas, muchas carcajadas de alegría y felicidad. 

Por todo esto digo, le decimos, Rafa te echo, te echamos, mucho de menos. 


Gracias por tanto, compañero y amigo. Gracias hermano del alma.