lunes, 19 de noviembre de 2012

HUELGA GENERAL DEL 14 N Y LA "GENERACIÓN OLVIDADA"


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO

"España encabeza el fracaso escolar y el desempleo juvenil en Europa”. Este titular nos ha acompañado en todos los medios de comunicación y sintetiza los datos recogidos por la UNESCO en la edición 2012 del estudio anual "Educación para Todos" (EPT). "Indigno y una vergüenza para Europa que entre sus países miembros haya algunos con el nivel de paro juvenil como el de España, que el pasado julio alcanzó el 52,9% y pide a Europa que actúe” declaraba hace unos días en Bruselas el presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz. "No es aceptable e insoportable que haya un Estado miembro donde el paro de los jóvenes roce el 50%. Es indigno, una vergüenza para Europa. Hace falta que Europa actúe" afirmaba François Hollande hace unas semanas en un encuentro con la prensa en París.
Y el Gobierno español sigue sin proponer, sin dialogar y sin actuar frente al desempleo juvenil, cuando es difícil encontrar un problema más grave y urgente al que responder. Más bien al contrario, provoca conflictos: ideológicos, de administración y organización en la enseñanza, reduce y cierra centros de investigación, inventa virtuales e ineficaces modelos de contratación, aunque, eso sí, se esfuerza en hacer propaganda de planes de empleo en las empresas para jóvenes que se frustran uno tras otro, como nos demuestra el incremento mensual del desempleo juvenil.
Tanto por las causas como por las acciones políticas a realizar, la experiencia de las crisis pasadas, también muy graves, difíciles y muy distintas, no sirve: en las crisis económicas vividas en los años 1977-85 y 1991-94 se afrontó una reconversión del aparato productivo en la que nuestra industria necesitaba transformarse y especializarse en sectores para nosotros bastante nuevos y de fuerte demanda, como eran la química, farmacia, electrónica, aeronáutica etc., y paralelamente acometer una fuerte reducción de la capacidad instalada, a la vez que se mejoraba la productividad de sectores que hasta entonces respondían esencialmente a nuestro mercado interior, protegido por aranceles a la importación y premiado con desgravaciones fiscales en la exportación, como el textil y confección, el cuero y el calzado, la siderurgia o el naval.
La Reconversión Industrial se abordó con Planes de Reestructuración de sectores enteros que fueron acompañados por planes sociales a los que se destinaron ingentes recursos públicos, que también se destinaron a la renovación de instalaciones y maquinaria para su mejora tecnológica y productiva. Planes Sociales que facilitaron la salida con protección a los trabajadores de más edad y la entrada a los jóvenes con contratos temporales. Se impuso así un relevo generacional marcado por el abismo existente entre la formación de los trabajadores que salieron y los que demandaban entrar.
Se aplicaron instrumentos de negociación y diálogo sólidos, hoy ausentes, entre el gobierno, los sindicatos y la patronal, que permitieron poner en marca jubilaciones anticipadas, fondos para el empleo, planes sectoriales de reconversión, etc. La mayor diferencia es que hoy la crisis no es el resultado de una reconversión tecnológica, ni reclama un relevo generacional, ya que la diferencia de formación se ha acortado mucho entre una persona cualificada o titulada de 55 años y una de 35 o de 25 años, que son los que conforman la mayor bolsa de desempleo y de falta de expectativas de futuro.
Los desempleados de hoy no son iguales a los de crisis pasadas, y menos a los de los 90. Son más jóvenes y no pueden enlazar con la jubilación. Son más nuevos en el mercado de trabajo y tienen prestaciones más cortas. Viven en estructuras familiares que también han cambiado. Hoy hay más mujeres y jóvenes en paro que son ya responsables de la unidad familiar.
En crisis anteriores las redes de protección fueron los sistemas públicos de pensiones y desempleo, hoy debilitadas por el déficit, y también las familias. Hoy los jóvenes son los menos protegidos por el sistema de desempleo, no sólo porque tienen prestaciones contributivas cortas, sino porque cumplen difícilmente los requisitos de algunos subsidios. Y como ya han trabajado tienen hábitos de consumo y compromisos de gasto.
De no resolverse rápidamente, el mayor riesgo y principal problema para la cohesión social y nuestro futuro está en que puede acabar siendo estructural e irreversible. La imagen que mejor ilustra las consecuencias de una juventud atrapada en la nada, son las masas de jóvenes pegados en las paredes en las ciudades de algunos países del Norte de África. El riesgo es que no seamos capaces de evitar que la crisis sea un corte laboral difícil de recuperar para los jóvenes desempleados de hoy, especialmente de aquellos no cualificados que abandonaron los estudios para trabajar, y para los que han acabado los estudios y deberían empezar a trabajar ahora. Ambos grupos tienen todas las papeletas para no poder desempeñar más que empleos temporales.
Es precisamente la urgente necesidad de revertir esta situación uno de los principales objetivos de la Huelga General del 14 de noviembre. La exigencia de un cambio radical de la actual política económica del Gobierno para que atienda e impulse los sectores industriales; para que comprometa y promueva la necesaria inversión pública y privada en I+D+i, y para que se corrija la política educativa garantizando su calidad y equidad desde el diálogo necesario que el Gobierno del Partido Popular desprecia con su forma de gobernar.
La Huelga General y la movilización social del 14 de noviembre serán la gran pancarta que denuncia esta situación, exigiendo que "Europa y España actúen”, que se pongan en marcha urgentes y eficaces políticas de generación de empleo para los jóvenes, esa generación que cínicamente se ha bautizado como el calificativo de "generación perdida", que parece insinuar que es el resultado de un accidente fortuito y con escasas responsabilidades políticas y económicas, en lugar de lo que es: "la generación olvidada". Una cuestión que merece ser considerada como el primer y más urgente problema social que tenemos en España porque, como se gritó en las calles de todo el mundo el 7 de octubre en el día mundial por el trabajo decente: “¡Juventud sin empleo, sociedad sin futuro!”.

miércoles, 24 de octubre de 2012

14 N HUELGA GENERAL PARA CORREGIR LA CÍNICA REFORMA LABORAL


Joaquim González Muntadas
Secretario General FITEQA CCOO

Pasados unos meses de la aprobación de la Reforma Laboral, hemos comprobado sus nefastas consecuencias en el mercado de trabajo y en la negociación colectiva. Uno de los daños más graves que ha provocado esta Ley ha sido perder la confianza entre los actores del mundo del trabajo: empresarios y trabajadores; patronales y sindicatos. Esta confianza que ha constituido una realidad en miles de nuestras empresas, no ha sido moneda corriente en las relaciones laborales de nuestro país donde, históricamente, ha primado la gestión jerárquica, por no decir en muchos casos, autoritaria.

Al contrario, al debilitar el instrumento que constituye la negociación colectiva, el convenio colectivo, la Reforma Laboral ha reforzado a los sectores empresariales más retrógrados. Y así, a pesar del vigente II AENC (2012-2014) que previsiblemente debería haber facilitado una negociación colectiva rápida de no haber irrumpido días después de su firma la Reforma Laboral, el bajo nivel de renovación de convenios a estas alturas del año, muestra que se ha desplazado el ya débil equilibro de nuestro modelo laboral hacia el territorio del interés del empleador.

El Gobierno, y también CEOE, que como respuesta al nuevo récord histórico que suponen las 5.778.100  personas desempleadas según la EPA, reclaman más medidas de flexibilidad en el mercado laboral, están irresponsablemente malbaratando los esfuerzos y las energías construidas en torno a la siempre difícil concertación entre Patronal y Sindicatos expresada en el II AENC y en el recién firmado Acuerdo sobre Solución Extrajudicial Autónoma de Conflictos Laborales (ASAC).

En esta coyuntura de crisis el mensaje positivo del acuerdo entre los agentes económicos y sociales es especialmente sensible para ayudar e  impulsar la cooperación entre empresa y trabajadores, edificada sobre los cimientos de la confianza y el ejercicio fluido de los derechos individuales y colectivos de información y participación. Dos pilares todavía hoy  muy necesitados de extender en la gestión y la cultura empresarial y sindical en la mayoría de nuestras empresas.

Ha sido precisamente la falta de esta cultura la que explica en gran medida la escasa flexibilidad interna que ha existido en la mayoría de nuestras empresas. La falta de cultura de cooperación desde la confianza ha provocado que la promoción de la flexibilidad interna no haya sido la demanda principal de nuestras patronales, que han priorizado las demandas de cambios legislativos que ahondaran en la flexibilidad externa que no precisa de mecanismos de participación e información, tampoco de confianza entre la empresa y sus trabajadores, porque se basa en el "ordeno y mando", por el poder que le otorga la facilitad del despido y la nula causalización de los contratos eventuales junto al resto de los cambios incorporados en la última Reforma.

De ahí que podamos afirmar que ha habido pocas leyes más cínicas (mentir con desvergüenza) que la Reforma Laboral, que ya desde su exposición de motivos no responde al contenido de la Ley. Efectivamentela Reforma de Rajoy reitera enfáticamente como objetivo la promoción de la flexibilidad interna frente a la externa en las empresas, pero luego desarrollan medidas incompatibles con dicha flexibilidad. Un ejemplo es el debilitamiento tanto de la representación colectiva como de los instrumentos de la propia representación, entre los cuales la negociación colectiva es el principal, y este desequilibrio resulta inconcebible en los países de nuestro entorno donde la flexibilidad interna es moneda corriente.

Este cinismo de la Reforma Laboral la hace ineficaz, como se demuestra día a día con los despidos masivos, como opción más fácil y barata que la necesaria flexibilidad interna en las empresas. Un error que debe y puede remediar la negociación colectiva recuperando en lo posible el equilibrio en las empresas, conquistando nuevos derechos que tengan como punto de partida la convicción de que no es posible mejorar la productividad del trabajo, la competitividad de las empresas y sus productos, sin implicar en tal objetivo a los trabajadores y sus sindicatos, a través de derechos de participación e información que corrijan el actual y pernicioso desequilibrio entre la empresa y sus trabajadores.

El equilibrio entre las partes ha sido siempre el eje de las recomendaciones de la Unión Europea cuando alienta a los países y a sus agentes sociales a progresar en la flexibilidad interna, en la adaptación del trabajo al objetivo permanente de la mejora competitiva. Un equilibrio que supone y exige confianza mutua, menos reglas estrictas y normativas. Lo que precisan nuestras relaciones laborales es más diálogo, más soluciones negociadas, y no desconfianza, recelos y miedo. Sobre estos pilares nadie podrá construir un futuro esperanzador, lo que masivamente exigiremos los trabajadores y trabajadoras de este país el próximo día 14 de noviembre en la Huelga General para  corregir los negativos efectos de esta cínica Reforma Laboral.




miércoles, 17 de octubre de 2012

NO ABANDONAR LOS SECTORES INDUSTRIALES TRADICIONALES


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO



Desde hace unos meses se van encadenando noticias esperanzadoras para algunos sectores como el textil y los sectores de la industria de la moda española, al empezar a corregirse la tendencia iniciada hace una década de deslocalización hacia China y otros países, en los que ahora se ve que no todo eran ventajas. Se evidencia por ejemplo, que no solo importan los costes salariales por minuto de producción sino el coste final, incluyendo costes de transporte, de personal trabajando en el extranjero, de adaptación de servicios informáticos, de formación de los trabajadores en destino, logísticos, de implantación y mantenimiento de las máquinas e instalaciones, etc.
Esta tímida pero novedosa "relocalización industrial" puede suponer una oportunidad para muchas empresas y comarcas muy castigadas por la crisis y necesitadas de actividad industrial tras la destrucción de su tejido productivo, algo que no deberían perder de vista los sesudos ‘informes, estrategias o alternativas industriales’, ya que el 85% de las empresas, el 65% de la producción y el 74% del empleo en nuestro país corresponde a actividades industriales manufactureras de baja o media intensidad tecnológica. Deberíamos aprovechar cualquier oportunidad que pueda suponer recuperar la producción, y mirar con atención, por no decir mimo, a los sectores industriales tradicionales y con ellos a las pequeñas y medianas empresas, porque desde esa base podremos generar el esperado y lento cambio de modelo productivo tan reclamado como poco concretado por todos, Administraciones Públicas, Gobiernos, patronales y sindicatos.
Surgen dudas sobre si tendremos empresarios que respondan a la demanda de actividad, si habrá crédito, hoy casi imposible, para que su iniciativa no quede estrangulada, si tendremos profesionales de oficio, si tendremos industria auxiliar, etc. Esperemos que sí y que no sea demasiado tarde para corregir el grave error que ha representado para nuestra economía y nuestra sociedad que sectores como el textil, el calzado, todos los que conforman el Sector de la Moda u otros sectores industriales metalúrgicos, madera..., con historia y oficio, que antaño generaron miles de puestos de trabajo y conocimientos, hayan sido relegados -por no decir maltratados- por las políticas europeas, la legislación y las Administraciones Públicas, los bancos, y también por algunos creadores de opinión que los habían estigmatizado como sectores sin futuro.
Desde los gobiernos se alentó a deslocalizar la producción porque España se ‘merecía algo mejor’, sectores más punteros, con mayor valor añadido e innovación, llamados insistentemente por voces políticas, económicas y sociales, que como refleja la débil realidad industrial, no han acabado de llegar.
Las razones por las que no han llegado aún, o no suficientemente, las conocemos: ineficiente realidad educativa y formativa, baja inversión, escaso esfuerzo en I+D+i, falta de cooperación y alianzas empresariales, así como el precio del suelo que expulsó del centro de las ciudades a miles de empresas generando unas plusvalías que sirvieron para cambiar y abandonar la actividad empresarial por otra mucho más rentable, la actividad inmobiliaria.
Estas empresas y sectores punteros no han llegado porque no hemos entendido, como saben bien los países potentes y avanzados industrialmente, que esto no se improvisa, ni se inventa, ni se construye solo con los discursos. La ‘nueva economía’ no ha llegado porque cuando desaparece una pequeña industria o un taller auxiliar, muere también una célula de potencialidad innovadora propia y externa. Porque una empresa puntera, de alto valor añadido, casi siempre resulta de la evolución de un producto, de aprovechar experiencias de procesos y de mejorar un oficio. Por poner un ejemplo, una empresa de material de precisión de última generación para quirófano, muchas veces es el fruto de la evolución y la innovación de una antigua fábrica de tenedores y cucharas. Ésta ha sido la historia de muchas empresas industriales punteras de Centroeuropa, donde enseñan que cerrar una instalación industrial es algo más que apagar la luz de un local.
Por esto, Administraciones Públicas, patronales y sindicatos, empresarios y trabajadores de sectores industriales, debemos redoblar nuestros esfuerzos para crear las condiciones adecuadas que permitan impulsar un nueva reindustrialización. Una de las medidas más urgentes y funcionales está en favorecer la cooperación entre las empresas para dotarles de tamaño y capacidad, revirtiendo la realidad de que en España existían más empresas industriales manufactureras que en Alemania, cuando en conjunto generan menos de una cuarta parte de su valor añadido.
Es necesario que los empresarios dejen atrás lo antes posible sus históricas reticencias a la cooperación y decidan actuar creando redes estables capaces de nivelar el coste de las transacciones, garantizando un mejor resultado en calidad y en tiempo de respuesta a las exigencias del mercado, en particular a las exigencias de las grandes marcas y empresas de las que muchas son proveedoras.
Es el momento de reforzar la cooperación empresarial entre las pequeñas y medianas empresas, tanto en el ámbito territorial como en el de la especialización de las diversas conglomeraciones, valorando y reconociendo la investigación aplicada, a partir de los procesos que interactúan hasta llegar a la comercialización. Se puede aprender del buen ejemplo de la integración y cooperación de la investigación en el sector químico, o entre fabricantes y proveedores en el sector del automóvil.
Al tiempo que estas noticias abren tibias esperanzas y nuevas oportunidades, hay que subrayar que difícilmente se transformarán en realidad sin jóvenes cualificados que encuentren en estos sectores industriales una oportunidad de trabajo reconocido, remunerado y profesionalmente gratificado en términos de salario, formación continua, estabilidad y seguridad sin unas relaciones laborales que posibiliten un mutuo compromiso y la necesaria complicidad que debería aportar la Negociación Colectiva y más en concreto los convenios sectoriales que erróneamente la reforma laboral pretende debilitar y que la acción sindical por el contrario deberá fortalecer.


domingo, 7 de octubre de 2012

KODAK, EL PSC Y LAS ELECCIONES CATALANAS


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO

George Eastman, fundador de Kodak hace 131 años, levantó un imperio industrial que llevó a esta compañía al liderazgo mundial de la industria del filme durante más de 100 años, impulsado por la innovación permanente. Cuando el pasado mes de enero se declaró en bancarrota voluntaria, contaba con menos de 15.000 empleados, mientras que  hace 20 años tenía una plantilla de 150.000. No haber sabido gestionar el cambio desde una posición de liderazgo en el sector constituye la lección de este final, y ello no sólo es válido para el mundo empresarial e industrial, sino también para los ámbitos sociales, políticos, educativos, profesionales y personales.
La lección en este caso no es que un producto quede obsoleto y la empresa pierda cuota de mercado como resultado de la innovación e investigación de sus competidores, lo que es en gran parte la historia de la humanidad, el darwinismo que ha marcado la evolución de la industria y los servicios, la historia misma del progreso que aporta la innovación permanente en productos y procesos. Tampoco se trata del liderazgo que una gran empresa puede perder, quebrando incluso, de la misma forma que otra puede escalar al primer puesto mundial en un sector cuando su innovación en la gestión y/ o en el producto es acertada, de lo cual tenemos más de un ejemplo en nuestro país en el sector de la Moda o en la Industria Farmacéutica.
La lección a aprender en este caso es que el producto que desbanca absoluta y totalmente al muy rentable negocio del filme del que era líder Kodak, es precisamente la cámara digital, cuando, y esto es la enorme paradoja, quien inventó la primera cámara digital en el año 1975 fue precisamente Kodak. Ésta pudo haber liderado y conducido a paso veloz el cambio del sistema analógico a la nueva era digital.
Fueron las consecuencias del conservadurismo, o incluso la soberbia del líder, lo que  les llevó a pensar, erróneamente, que si el impulso al cambio no lo daban ellos, que tenían la mejor tecnología, la publicidad, la distribución, los puntos de venta etc, la cámara digital quedaría en el baúl de los inventos. Pero KODAK malinterpretó los cambios, los afrontó con lentitud en un mercado que exigía más rapidez, y centró la innovación en la mejora de su anterior producto por miedo a ir en contra de su propio mercado. 
La lección que KODAK enseña con mucha claridad es que gana quien desafía y arriesga con nuevas propuestas, el que encuentra aquello que la sociedad necesita y que otros no han sabido leer, quien vence el miedo, es  creativo y arriesga. La prepotencia del líder es la peor consejera para la gestión y sólo desde la modestia podemos construir un verdadero diálogo con la realidad. Las ideas para la innovación suelen provenir de la capacidad de escuchar a quienes están en primera línea de contacto con el día a día y no de la jerarquía basada en el poder; ni siquiera por haberlo hecho muy bien en el pasado. Su miedo al cambio frenó su crecimiento y el miedo a las nuevas ideas frenaron la creatividad y la innovación. El miedo a nuevos planes, a nuevas maneras de trabajar y de producir, quizás será conocido en el futuro como actitud y comportamiento "Kodak".
Algo parecido, junto mensajes confusos durante años y alianzas de gobierno contradictorias, le puede haber sucedido al ahora principal partido de la oposición en Catalunya, el Partit dels Socialistes del Catalunya (PSC), que durante un largo periodo ha dirigido con todos los medios a su alcance prácticamente todas instituciones catalanes -Generalitat, Diputaciones y los principales ayuntamientos- y no ha sabido entender la altísima abstención de su electorado año tras año en las elecciones catalanas. No ha sabido valorar o escuchar que la abstención de una parte muy importante de su base electoral situaba su interés por la acción del Gobierno y el Parlamento Catalán en un segundo nivel, entendiendo, quizás, que “eran cosas de nacionalistas”. Esta falta de interés del PSC reflejaba una peligrosa desidia, rota solamente con exclamaciones de preocupación y promesas de enmienda la semana posterior a cada elección, pero pronto olvidadas gracias el liderazgo confortable en el que han vivido durante décadas.
La cómoda mayoría institucional ha hecho de los dirigentes del PSC los principales responsables de la actual pérdida de su espacio político ("de la pérdida de competitividad"). Tan responsables directos como lo serán ahora si no demuestran capacidad de reacción para construir un mensaje político claro, comprensible para su potencial electorado; un mensaje  que esperan aquellos que aspiran a una “Catalunya Gran” por su justicia social y solidaridad en una España hecha de singularidades potentes y sensatas, capaces de entenderse y de respetar el proyecto común, de aquellos que creen que las cosas pueden ser de otra manera y luchan por una Europa, España y Catalunya mejores que las actuales gobernadas por las derechas y al servicio de los poderosos. Y para ello, es imprescindible la amplia y comprometida movilización de la ciudadanía progresista de Catalunya el próximo 25 de noviembre.

viernes, 21 de septiembre de 2012

NO OFENDE QUIEN QUIERE


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO

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Partiendo de la máxima que "no ofende quien quiere sino quien puede" y por ello titulares como "Sindicalistas acarreados en 850 autobuses piden un referéndum" aparecido en El Mundo el domingo 16 de septiembre no tienen más valor que la reiteración de un línea editorial por todos conocida
El contenido del curioso artículo de D. Luis María Ansón, publicado en el mismo periódico el lunes siguiente día 17, titulado “Los liberados sindicales se manifiestan en Madrid”, merece una detenida lectura a pesar de que el tono y el contenido puedan provocar dudas sobre la propia firma del mismo: “Luis María Ansón es miembro de la Real Academia Española”. Los fundadores de ésta, que le asignaron la tarea de velar por “la propiedad, la elegancia y la pureza del idioma”, dudo que se sintieran demasiado satisfechos por esta nueva entrega del erudito firmante.
Las manifestaciones del pasado 15 de septiembre son calificadas por el erudito firmante con expresiones como “desfilaban aborregados”, “la responsabilidad del cierre de la mayoría de las medianas y pequeñas empresas, también de los EREs que se han multiplicado, corresponde a las centrales sindicales”, “me acordé enseguida de las manifestaciones de los sindicatos verticales de Franco” y otras lindezas por el estilo en las que destila de nuevo su ya conocido odio a las organizaciones de los trabajadores.
Sorprende sin embargo que como base de su diatriba diga “recorrí el domingo el paseo de la Castellana ...”, “los manifestantes del domingo …”. Sorprende que quien tan bien recuerda las manifestaciones franquistas no recuerde que la movilización promovida por los sindicatos y decenas de organizaciones sociales no se desarrolló el domingo, ¡sino el sábado!. Quizá lo que pasó es que fue efectivamente a pasear el domingo por la Castellana y confundió a otros paseantes con furiosos manifestantes rojos.
En cualquier caso, convendría que el Sr. D. Luis María Ansón acudiera a un especialista que le diagnosticara y tratara estos síntomas de estridencia insultante y falta de rigor, que le ayudara a entender que sus fobias le imposibilitan realizar una sosegada, sabia y constructiva reflexión, lo que sería más propio de su edad y supuesta experiencia, y de la que tan necesitada está hoy nuestra difícil realidad social. Digamos que si algún deporte necesitamos practicar –y ser los campeones-, es remar en la misma trainera y en la misma dirección, y no el común y destructivo tiro al plato, donde el insulto y la descalificación de brocha gorda son los rasgos básicos del discurso, como se desprende de este desafortunado artículo.
El sábado 15 de septiembre se llenó Madrid, el número lo podemos dejar al gusto del consumidor, de personas venidas de todos los rincones de España para expresar democráticamente sus inquietudes, problemas y preocupaciones, pero también para criticar, reclamar y exigir lo que consideran ha de hacerse para seguir construyendo una sociedad mejor. Madrid se llenó, el número lo seguimos dejando al gusto del consumidor, de gente de todo tipo, origen y condición: enseñantes, químicos, textiles, metalúrgicos, bomberos, empleados públicos, periodistas, estudiantes, parados, pensionistas......
Gente dispuesta al esfuerzo compartido, equilibrado, pero gente contraria a la actual política económica del Gobierno, que se niega a que le recorten los derechos sociales y laborales y a dar el visto bueno a que los sectores más débiles de la sociedad sean los que paguen los platos rotos de la fiesta. El sábado, la Castellana se llenó de gente buena y trabajadora, consciente del difícil momento que estamos atravesando, pero que se niega a quedarse callada, pasiva o inmóvil, gente normal como la que Sr. Ansón vio “el domingo en el paseo de la Castellana y otras calles”, y que observó con tanta atención el ilustre periodista pero sin querer entender nada, según se desprende de su violento articulo. Lo dicho, no ofende quien quiere.

lunes, 17 de septiembre de 2012

STOP AL TRABAJO PRECARIO. Horror en Pakistán


Joaquím González Muntadas
Secretario General de FITEQA-CCOO

La semana pasada se han producido terribles incendios en algunas fábricas de la industria de la moda en Pakistán, fábricas proveedoras de marcas internacionalesdel sector. Las noticias concretas que nos han llegado a través de nuestra Federación Sindical Internacional, IndustriALL Global Union, informan del incendio en ALI ENTERPRISE, fábrica del vestido en Karachi, donde han fallecido 290 trabajadores, y GOLDEN SHOES, fábrica de calzado de Lahore, donde los muertos han sido unos 25. El número de heridos es muy superior, así como el de trabajadores que se han quedado sin trabajo.

Como resultado de las pésimas condiciones de trabajo, entre ellas las de seguridad, muchas veces sin salidas de evacuación claras o de imposible utilización por la acumulación de material, incluso inflamable, no son los primeros incendios con similares consecuencias Muchos de los trabajadores han fallecido como consecuencia de las avalanchas y la asfixia que provocan los incendios. Es ésta una cuestión examinada en las auditorías de cumplimiento de los Códigos de Conducta de las empresas multinacionales, y de fácil diagnóstico. Pero el drama se repite.

Ahora desde nuestra Federación Sindical Internacional, también desde la OIT, se plantean diversos objetivos inmediatos: determinar las causas de los incendios y de las avalanchas, la corrección inmediata de las mismas en estas y en las demás fábricas, la indemnización de los heridos y de las familias de los fallecidos, así como nuevos puestos de trabajo para los supervivientes. Y que las instituciones y patronales pakistaníes se impliquen y comprometan en estas soluciones, junto con las multinacionales y las marcas que allí fabricaban sus productos.

Estas cuestiones han sido uno de los componentes de la intervención sindical en las redes de producción de los sectores de la industria de la moda. Una de las primeras ocasiones en la que intervinimos FITEQA CCOO de forma directa fue en ocasión del hundimiento de la fábrica Spectrum Garments Ltd. en Savar (Bangladesh) en 2005. De aquella experiencia arrancó una política de indemnizaciones y de prevención que sigue siendo una importante referencia. En estos momentos en Bangladesh, IndustriALL Global Union ha promovido, junto con diversas organizaciones entre las cuales destacan la OIT y la ONG Clean Clothes Campaign, un proceso para establecer una práctica de prevención y corrección permanente ante los incendios de fábricas textiles en ese país. En el marco de esta práctica sindical y su vinculación a todos los ámbitos implicados, es de destacar la convocatoria por la oficina de la OIT en España, el 18 de septiembre por la mañana en el CES, un importante y novedoso acto sobre la política de RSC en las cadenas de producción de las multinacionales del vestido españolas, Inditex y Mango en particular.

Un acto en el que las empresas, las Federaciones Sindicales y la Organización Internacional del Trabajo, profundizaremos en las soluciones adoptadas para cumplir con las normas fundamentales del trabajo y los convenios de la OIT, conscientes de que sólo la extensión de los compromisos de Responsabilidad Social a todas las multinacionales de todos los países y sectores económicos, promoviendo y verificando su cumplimiento en toda su cadena de producción propia y sus proveedores en todos los países, puede impedir que se produzcan tales catástrofes. Porque los incendios de Pakistán constituyen no sólo un drama para los trabajadores y las familias directamente afectados, sino una terrible señal de alarma para que el mundo empresarial y sindical, las instituciones, toda la sociedad, asumamos como propios estos problemas, unos problemas que son expresión también de la globalización. Asumirlos para avanzar en la afirmación de la necesaria globalización de todos los derechos, entre ellos los derechos básicos del trabajo, sus condiciones y su seguridad.

Para exigir estos derechos para todos los trabajadores y trabajadoras del mundo, para combatir por el TRABAJO DECENTE, para decir STOP AL TRABAJO PRECARIO, y para decir NUNCA MÁS horrores como los vividos en Pakistán, están los actos y movilizaciones del 7 de Octubre convocados en todos los países. Una Jornada Mundial que es expresión de la máxima solidaridad cuando los trabajadores de los países más desarrollados hacen suyos la defensa de la libertad sindical, el trabajo con derechos, la seguridad y el respeto, para todos los trabajadores y trabajadoras del mundo. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

POLÍTICA INDUSTRIAL, HOY


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO
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El concepto de política industrial se podría definir como la acción política dirigida a apoyar que empresas y sectores se doten de capacidades y recursos que les permitan competir y afrontar la evolución de los mercados. En España, algunos como CCOO venimos repitiendo desde hace años la necesidad de un cambio de nuestro modelo productivo, afirmando que potenciar y reforzar la industria, como sector de la economía que añade valor a la materia prima, constituye la actividad con mayor capacidad de generar riqueza de forma sostenida.
En mayo de 2011 el Congreso de los Diputados aprobó la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación que en su preámbulo dice: “El modelo productivo español (…) se ha agotado, con lo que es necesario impulsar un cambio a través de la apuesta por la investigación y la innovación como medios para conseguir una economía basada en el conocimiento…”. 
En España se produce una coincidencia entre todas las organizaciones políticas, sociales y económicas, y un consenso entre todos los expertos, estudiosos o tertulianos, en torno a que no hay salida a nuestra dramática crisis económica si no somos capaces de conseguir un cambio profundo en nuestro modelo productivo, ya que su debilidad industrial y su bajo valor añadido explican nuestra debilidad competitiva y los alarmantes niveles de paro.
Existe también consenso en la necesidad de superar unas bases económicas agotadas, con un tejido productivo sustentado en demasiado empleo de baja cualificación profesional, en productos con escasa innovación y poco competitivos que dificultan su internacionalización. Una realidad que hace incompresible, y a la vez suicida, la histórica parálisis en la acción política de soporte a la industria que vivimos desde hace años. En ocasiones la acción simplemente ha impulsado políticas descoordinadas entre gobierno central y comunidades autónomas, dispersas, contradictorias e inútiles, que explican su poca efectividad.
Por ello, cuando desde el ámbito sindical reclamamos de las instituciones públicas que atiendan las necesidades, que son muchas, de las empresas y de los sectores industriales, lo hacemos sabiendo que cada período económico precisa de una política industrial especifica en función de los modelos de consumo, de las exigencias del mercado, de las debilidades y  necesidades de las empresas y sectores.
Hoy la primera urgencia es corregir lo que ha sido nuestro principal fracaso, un modelo productivo con baja cualificación profesional y escasa innovación, consecuencia del insuficiente esfuerzo empresarial en I+D+i –en especial desde el sector privado– y de una errática política formativa a todos los niveles.
Política Industrial hoy significa desarrollar nuevos y específicos instrumentos políticos que impliquen mayores inversiones en capital humano y en investigación, en desarrollo y educación a todos los niveles -formación profesional y universitario-, junto con el apoyo a la investigación pública y al I+D+i empresarial, precisamente lo contrario a las políticas de irresponsable recorte en estos campos cuando no tiene en cuenta una mejora de eficiencia en su uso.
Política Industrial hoy es favorecer, buscar y promover el crecimiento de la productividad y de la competitividad por medio de la innovación empresarial y del conocimiento, sabedores y conscientes, como ha escrito Juan Blanco, Secretario de Formación de la Federación de Industria CCOO, de que  "(…) si las cartas para la recuperación económica del país se juegan en el cambio del modelo productivo, éste no es posible con la actual estructura de la cualificación de la población activa”.
No hay urgencia mayor para nuestro futuro que el esfuerzo y la inversión en capital humano, un esfuerzo extraordinario similar al que hicimos durante veinte años, desde mediados de los 80 en capital físico, muy especialmente con algunas de las infraestructuras de transporte, que hoy constituye el único recurso estratégico. La formación profesional es el alimento principal de un patrimonio que no se puede considerar nunca acumulado de una vez por todas, considerando los tiempos actuales, tan acelerados y tan necesitados de innovación.
Es grave que sigamos recordando que nuestro futuro pasa por el conocimiento, la formación y la innovación, repitiendo el contenido del Libro Blanco sobre Crecimiento, Competitividad y Empleo de Jaques Delors que ahora cumplirá ya dos décadas, y que en su introducción nos emplazaba al esfuerzo de "Invertir en lo inmaterial y valorizar el recurso humano aumentará la competitividad global, desarrollará el empleo y permitirá conservar las conquistas sociales”. Una advertencia que vista nuestra realidad y sus resultados parece que otros países la entendieron mejor que nosotros, pues seguimos irresponsablemente recortando un año  más la inversión y recursos imprescindibles en I+D+i y en formación. Precisamente cuando más estamos necesitados de recuperar el tiempo perdido porque la mayoría del resto de los países siguen avanzando y con ello ampliando su diferencia competitiva.
No faltan Leyes ni Directivas, ahí están la Ley de Economía Sostenible, la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, la Estrategia de Lisboa, la Estrategia de Lisboa Renovada, etc., etc.  Todas girando como el burro del molino, pero sin financiación y reiterando espacios comunes: "invertir más en conocimiento e innovación; liberar el potencial empresarial, en particular de las pequeñas y medianas empresas;  invertir en el capital humano y modernizar los mercados laborales". Tanto papel y tanta estrategia para acabar en Reformas Laborales que refuerzan una economía sustentada en el empleo precario y desregulado, que desmotiva la participación de los trabajadores en la organización del trabajo al reforzar el autoritarismo, precisamente la antítesis de la innovación, y acabar reforzando lo más rancio y antiguo, reformando la legislación laboral en la misma dirección de lo que ha sido la causa de nuestros males económicos.
Porque si la Innovación es hoy el factor determinante de la Política Industrial y con ello de las mejoras de los procesos de investigación, fabricación y comercialización de los productos en las empresas, igual de relevante y decisiva y determinante es para la mejora de la competitividad de nuestra industria también la Innovación Social, la relacionada directamente con las relaciones laborales y con todo aquello que tiene que ver con los recursos humanos en las empresas y los sectores, por esto sigue siendo tan imprescindible redoblar esfuerzos para desarrollar el II AENC en el ámbito de los Convenios Colectivos, porque recuperar el Diálogo Social es también una pieza esencial para la defensa de la Industria y con ello del empleo.

viernes, 31 de agosto de 2012

QUE EL ÁRBOL NO IMPIDA VER EL BOSQUE


Joaquim González Muntadas
Secretario General de FITEQA CCOO.

Justo al revés del conocido dicho, el título de este artículo advierte del riesgo de que lo general impida atender lo concreto, o dicho de otra manera, que la positiva y necesaria fuerza que está desplegando el movimiento sindical en el ámbito de la acción sindical sociopolítica, no nos puede hacer descuidar ni un ápice la acción sindical en la empresa, que ya de por sí es difícil y con resultados socialmente menos reconocidos.

Como la Reforma Laboral ha reducido los derechos del sindicato en las relaciones colectivas, al tiempo que se impone una importante disminución de medios para la acción sindical, corremos el riesgo de que la acción sindical general solape o diluya lo que debería ser también una actividad principal: la acción sindical desde la empresa, desde cada empresa, para la atención, reflexión  y dedicación a la organización del trabajo, la defensa del empleo, el tiempo de trabajo, el salario fijo y variable, la clasificación y promoción profesional, la formación, los derechos de información y de participación, la política de igualdad, el cambio tecnológico, la subcontratación y externalización de actividades, … 

Corremos el riesgo de profundizar, aún más, en la disfunción histórica que ha vivido el sindicalismo español: fuerte e influyente en la sociedad, donde ha obtenido evidentes e indiscutibles éxitos en las movilizaciones y en la concertación social, tanto a nivel estatal como autonómica, incluso local, pero un sindicalismo menos fuerte en los centros de trabajo y en los sectores, en los que se ha transformado muy poco la estructura y el contenido de los convenios colectivos.

La negociación colectiva no siempre ha sabido ser el instrumento real y suficientemente útil de regulación de las condiciones de trabajo en la empresa, en parte,  por la dificultad que hemos tenido a la hora de percibir, medir y calcular el cambio real vivido en la mayoría de las empresas, que han pasado del fordismo a la nueva empresa pos-fordista,  y ante el cual nuestra política reivindicativa y organizativa no ha sabido -en algunos casos no ha querido- adaptarse suficientemente, y ha creado muchos convenios colectivos poco eficientes en relación a los problemas reales de la empresa y de sus trabajadores.

Sabemos que para una parte de la sociedad, e incluso para algunos trabajadores y trabajadoras, los sindicatos son percibidos como organizaciones superadas por los profundos cambios habidos en el mundo del trabajo y con dificultades para adaptarse e innovar  propuestas  programáticas y organizativas nuevas. Y es precisamente ahora, en plena crisis económica e industrial, con los profundos cambios que se están viviendo en muchas empresas, cuando debemos desmentir esta percepción;  es  precisamente ahora cuando es más necesaria la presencia sindical en las empresas, ahora más que nunca es necesario cuidar y atender el desafío que supone tratar de mejorar las condiciones de trabajo y la defensa del empleo. Es preciso fortalecer la presencia del sindicato en el centro de trabajo, este es nuestro Talón de Aquiles, para que con ella, la acción general no deje sin atención o interés el trabajo sindical en la empresa ya que los cientos de convenios colectivos  aún pendientes de renovar son también una expresión de esta necesidad.

El gran esfuerzo movilizador que exige al movimiento sindical como contestación a la actual política económica y social, no puede dejar en segundo plano la actividad y razón de ser del sindicato en el centro de trabajo, precisamente, y hay que decirlo, donde no vivimos de la misma forma la crítica y las tensiones de la calle y de algunos medios de comunicación. El centro de trabajo donde la pregunta de para qué sirve un sindicato está menos planteada porque la respuesta deriva de la acción sindical diaria e incluso se expresa con contundencia por los trabajadores y trabajadoras con su afiliación y con su voto en las elecciones sindicales.

Al sindicalismo confederal no le faltan ni ambición ni recursos para estar a la altura de lo que los asalariados esperan legítimamente de las organizaciones sindicales pero, para poder ejercer el necesario liderazgo social, debemos atender también en los centros de trabajo toda la complejidad del mundo del trabajo, encontrando soluciones prácticas desde nuestra capacidad de organizar la afiliación en las empresas, y sustentando las secciones sindicales como el instrumento más sólido, eficaz y transformador en la representación de los trabajadores y trabajadoras.

jueves, 30 de agosto de 2012

Redoblar la acción sindical en un otoño caliente


Joaquim González Muntadas | Secretario General de FITEQA CCOO

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El sindicalismo español inicia este mes de septiembre un periodo de especial trascendencia para su futuro y para el de la clase trabajadora. Primero, a través de un amplio programa de movilizaciones previstas para el otoño: concentraciones, asambleas, marchas, referéndum y, previsiblemente, Huelga General, en un sostenido programa de contestación a la política del Gobierno de Mariano Rajoy, para cuyo éxito la militancia sindical se está organizando junto a centenares de organizaciones sociales y políticas, en defensa del empleo, de condiciones de trabajo dignas, de derechos sindicales y en contra de la política de recortes y el desmantelamiento del Estado de bienestar.
Segundo, e igualmente importante, el sindicalismo se plantea la apremiante necesidad de responder y afrontar, con inteligencia y eficacia, los profundos cambios legislativos, económicos y en el mercado de trabajo que hemos conocido, que condicionan de forma muy profunda la Negociación Colectiva y los cientos de convenios aún sin resolver. Estos cambios reclaman que en este frente hay que concentrar todos los esfuerzos para evitar el riesgo de que la acción general diluya la acción sindical en los centros de trabajo, ya que constituiría el mejor regalo que podría recibir la derecha de nuestro país y el mayor éxito que se cobraría la Reforma Laboral.
La Reforma Laboral pretende debilitar la fuerza de los convenios de sector al intentar convertirlos en una referencia devaluada y genérica, con escasa capacidad vinculante, donde lo negociado fuera del estricto ámbito de la empresa por patronales y sindicatos se presenta como pieza alejada de la realidad de la misma.
Necesitamos readaptar muchas propuestas, incluida la concepción de la propia acción sindical en la empresa, para que sin abandonar ni lo más mínimo el convenio sectorial, podamos corregir la extendida realidad de que en la gran empresa es el convenio de empresa quien regula en exclusiva las condiciones de trabajo, sin referencia al convenio de sector, mientras las empresas medianas y pequeñas tienen como única referencia el convenio de sector y sus mínimos salariales, sin negociación de condiciones colectivas al considerarse las mejoras sobre el convenio de sector como concesiones voluntarias del empresario, muchas veces individuales, y absorbibles en la mayoría de las ocasiones.
La peyorativa reforma de la Negociación Colectiva que ha representado la Reforma Laboral, modificando el equilibrio mínimo que exige el derecho del Trabajo en las relaciones empresa-trabajador, debería ser un estímulo para que el movimiento sindical proceda a una profunda revisión de la actual estructura de la Negociación Colectiva, donde los actuales convenios de sector se modifiquen para convertirse de verdad en instrumentos que faciliten unas relaciones laborales maduras en las empresas. La mejor garantía de que el convenio de sector tenga una eficacia general es que sea un instrumento útil, lo que hasta hoy, hemos de reconocer, no ha sido la virtud de la mayoría de los convenios de sector.
No es buen signo de nuestra Negociación Colectiva que en muchos convenios aún hoy sea novedad la superación de las categorías profesionales, la regulación de la movilidad funcional, la bolsa de horas en la gestión de la jornada irregular para afrontar las necesidades de adaptación puntual a la demanda, como tampoco es buen signo que en los convenios de sector sea novedad la regulación de conceptos como salario variable, individual o colectivo, que conviviendo con salario convenio y otros conceptos fijos, responda a objetivos medibles y objetivables. O que sea una novedad el desarrollo de los derechos sindicales no con formulaciones genéricas o simplemente de mejora cuantitativa sobre la legislación, sino de derechos pensados y formulados precisamente para abordar mayores niveles de participación para abordar precisamente estas cuestiones muy normalizadas en la mayoría de los países europeos.
Que todos o muchos de estos conceptos sean todavía nuevos en no pocos de nuestros convenios colectivos y, en cambio, sean una realidad a veces no negociada en muchas empresas, no hace sino expresar un déficit, y la necesidad de modernizar los instrumentos, estructura y contenidos de la actual negociación colectiva.
Por todo ello es necesario reafirmar la necesidad de una acción sindical con los pies en los centros de trabajo, para afrontar todas aquellas materias que deberían ser hoy más determinantes que nunca en las relaciones industriales y laborales, porque no afrontarlas, o abandonarlas atenazados por la crisis, supondría un grave retroceso en las condiciones de trabajo y en el propio papel y la función de los sindicatos.
Hay que situar, como recogen con claridad Los Criterios para la Negociación Colectiva y la Acción Sindical para 2012 y 2013 aprobados por la Comisión Ejecutiva de la Confederación Sindical de CC.OO el pasado mes de Julio, la necesidad de redoblar en los centros de trabajo la acción sindical sobre el derecho a la formación, la contratación, las políticas de igualdad, la conciliación, la salud laboral, el desarrollo de la carrera profesional... , unido a una contundente ofensiva por ejercer y ampliar al máximo los derechos de información, consulta y negociación de los representantes sindicales sobre la marcha y evolución de la empresa. Por difícil y compleja que sea, la negociación colectiva sigue siendo la responsabilidad y la actividad por excelencia de las organizaciones sindicales y, por ello, es tan prioritaria como las movilizaciones sindicales generales, como hemos visto y seguiremos comprobando en este próximo'otoño caliente'.


miércoles, 15 de agosto de 2012

RECLAMAR QUE "arrimen el hombro" NO ES CONCERTAR


Joaquím González Muntadas
Secretario General de FITEQA CC.OO


No tardamos ni tres meses desde las últimas elecciones en oír a los dirigentes del Partido Popular y del Gobierno de España reclamar a la oposición, en particular al PSOE, también a los sindicatos: "que arrimen el hombro". Una expresión muy gráfica y campechana que aún resuena de cuando, no hace todavía un año, los dirigentes del PSOE repetían la misma expresión con igual insistencia.  Traducido al lenguaje de la política española debe querer decir: "cuando yo estoy en el gobierno, por patriotismo la oposición debe apoyar sin rechistar mis medidas, unas medidas que no necesito, ni quiero, negociar con nadie". Pero esto no es proponer concertación ni nada que se le parezca.

También es cierto que concertar no está precisamente en la historia de nuestra de practica política, incluso a sabiendas que nuestros mejores resultados políticos han tenido su origen en el acuerdo y el compromiso, precisamente cuando los partidos políticos y/o los agentes sociales han dado lo mejor de sí al ponerse de acuerdo, superando una tendencia tan arraigada en nuestra historia como es la imposición y la descalificación. Esto, ahora, en la grave situación que estamos viviendo, lo único que genera es el hartazgo de la mayoría de la opinión pública, como se expresa insistentemente  encuesta tras encuesta.

Puede definirse con bastante precisión en qué consiste la "concertación", también en el ámbito político y social, con lo que es su propio origen musical, es decir "acordar entre sí voces o instrumentos musicales". O sea, practicar el difícil arte de hacer música juntos y, para ello, como en la concertación política, en primer lugar se precisa que al menos cada uno sepa tocar bien su instrumento. Después hay que saber, y tener voluntad, de tocar juntos, y, al final, lo más determinante, es decidir qué se va a tocar juntos, decidir la  partitura.

Seguir con la metáfora nos permite recuperar algunas enseñanzas útiles también para la concertación política, como son: 1) que hacer música juntos es una disciplina severa que no se improvisa, 2) que la autonomía, en nuestro caso de los sujetos políticos y sociales, no puede llevar a tocar todos la misma nota, porque no sería “concertar”.

Pero lo más común entre ambos espacios es que en los dos se precisa algo insustituible como es el liderazgo, el del Presidente de Gobierno para la concertación política como lo es para la ejecución del concierto el director de orquesta. Un director que (normalmente) no toca ningún instrumento, pero da el tiempo a cada uno y, sobre todo, sugiere la interpretación justa, los subrayados, los acentos, los tonos, el volumen del sonido, etc..

Dirigir la orquesta no es solo bracear y gesticular. Como no lo es tampoco, para impulsar un proceso serio de Concertación, sólo pedir, como hacen el Partido Popular y el Gobierno, al resto de las fuerzas política "arrimar el hombro" a la vez que descalifican y pretenden desprestigiar a todo y a todos los que están fuera de su ámbito ideológico. Éste no puede ser el camino.

Concertar no es, como hace el Gobierno, reclamar apoyos incondicionales,  abusar de Decretos Ley, sustituir la comunicación por dramaturgia. Ni tampoco querer explicar todos los fracasos endosando las responsabilidades a los demás para justificar su evidente incapacidad para gobernar la coyuntura, el empeoramiento día a día la situación económica y social de nuestro País. Concertar es, y lo sabe muy bien el sindicalismo porque es la esencia misma de su razón y de la negociación colectiva, llegar a un acuerdo asumido por las partes donde no basta con presentar exigencias, reivindicaciones, sino que hay que construirlo asumiendo cada parte, concesiones, renuncias, pero con un resultado y saldo final de avance positivo para todos y para cada una de las partes concertantes.

El Gobierno prefiere bracear y gesticular antes que hacer el serio sobreesfuerzo que representa liderar el diálogo social y político que demanda la actual situación y que exige la convivencia democrática. Son los pactos y los acuerdos los que expresan con más claridad que el poder es una realidad compartida y que se precisa reconocer tanto derecho como el propio a otros poderes o intereses sociales, para así poder tejer con el resto de las fuerzas políticas y sociales el necesario compromiso común para afrontar con rigor y solidaridad la grave situación de emergencia que estamos padeciendo y que exige el mayor esfuerzo de todos. Es lo que sigue reclamando la abrumadora mayoría de la ciudadanía. 

Solo así, con medidas adecuadas, compartidas y, sobre todo, equitativamente repartidas, será posible superar esta crisis y salvaguardar la cohesión social que día a día se está deteriorando de forma acelerada. Solo saldremos de ésta con el esfuerzo que resultaría de un Gran Pacto de Estado, como CCOO viene reclamando y por el movilizándose desde hace más tres años. Porque somos conscientes de que, aunque sea la opción más compleja y difícil, la experiencia nos enseña con ironía que todo problema complejo tiene también soluciones rápidas, sencillas, ... y además equivocadas. Hoy ya podemos añadir que, además de equivocadas, son también injustas, inútiles y de consecuencias dramáticas. Sólo cabe recordar que se trata de una realidad reversible porque si todos sabemos reaccionar a tiempo y el Gobierno abandona, o se le obliga abandonar con la movilización sindical y social, su actitud sectaria y prepotente que ha presidido su gestión hasta hoy, seguro que podremos salir de ésta.