lunes, 31 de agosto de 2015

Alemania, ¡qué envidia!

Mafalda: "qué mal está el mundo, suerte que está tan lejos".

A primeros de agosto, la Unión Europea y sus 28 Estados Miembro fueron incapaces de repartir los más de 40.000 demandantes de asilo que se encontraban en situación de emergencia en Italia y Grecia, hacinados y saturados, sin poder cubrir sus necesidades básicas,personas que se han jugado la vida en el Mediterráneo, como los cerca de 3.000 que la han perdido en la travesía del Mar de las culturas.

Entre tanto,  en Bruselas, como en un bazar,  los ministros de Interior de la UE de cada país, y España no ha sido precisamente una excepción, más bien lo contrario, han regateado el compromiso de sus países para resolver el drama de un número de personas  que no llega a representar el 0,007%.

Pero ha sido precisamente Alemania (y su canciller Angela Merkel) el país, que gracias a la actitud de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas, nos está dando un ejemplo al resto de los europeos por nuestra vergonzosa pasividad frente a este drama de los refugiados que llegan a Europa.

Deberíamos sentir envidia de ese ¡Alemania, Alemania! de la boca de los hombres, mujeres y niños refugiados, que se oye en las estaciones de tren de Budapest y de otras ciudades europeas, como un grito de esperanza, de la valentía de la canciller al visitar un conflictivo centro de refugiados, que  mirando a los ojos de manifestantes que la acusan de traidora, afirma: "No puede haber tolerancia con quienes cuestionen la dignidad de otra gente…No hay tolerancia hacia quienes no están dispuestos a ayudar, cuando, por razones legales y humanitarias, la ayuda es debida”.

Envidia de ver que la mayoría de la ciudadanía alemana apoya la política de solidaridad con los refugiados, como refleja una reciente encuesta de ZDF donde el 86% de los encuestados dice concebir a Alemania como “un país de inmigrantes” y un 60% afirma que su país podría ser capaz de acoger a los refugiados.

Envidia del papel activo que están teniendo la mayoría de los medios de comunicación alemanes en favor de la solidaridad con los refugiados, de  ver en las pantallas de nuestros televisiones a miles de alemanes en Dresde manifestándose para dar la bienvenida a los refugiados y desafiar a los neonazis que con su violencia intimidadora tratan de espantarlos, de esos balcones de tantas viviendas alemanas con pancartas de “bienvenidos los refugiados”, de las pancartas de apoyo y ánimo a los refugiados que se han visto en los estadios de fútbol este fin de semana, de los aficionados del Borussia de Dortmund que invitaron en su último partido a 220 refugiados a su estadio para expresar la bienvenida a la ciudad.

Envidia al ver el video de la selección alemana de fútbol donde afirman "Por supuesto que el tema nos concierne. Es importante para nosotros dar ejemplo. Debemos ponernos al frente como futbolistas, como selección alemana", "Somos personajes públicos, tenemos el deber de hacer algo... Como uno de los países más ricos del mundo estamos en la posición de ayudar". O la convulsión en las redes sociales de ese país, como el hashtag/refugeeswelcome, agitando y movilizando la solidaridad o ‘Flüchtlinge Willkommen’ ("Bienvenidos refugiados"), la  red para  poner en contacto a ciudadanos alemanes con habitaciones libres y personas refugiadas en busca de asilo. Envidia de la iniciativa que han impulsado algunos bares y cervecerías  con etiquetas y posavasos con el lema "no hay cerveza para los racistas".


Cuántos minutos de silencio más tendremos que seguir haciendo en memoria de los muertos encontrados en un camión de la autopista o por los centenares de cadáveres flotando en las aguas del Mediterráneo. Cuántas portadas más como las del cadáver de ese diminuto niño en brazos de un policía en una playa de Turquía, para decir basta a la "globalización de la indiferencia". Cuanto tardaremos en movilizarnos, porque el mundo no está lejos como dice Mafalda, sino que está aquí, cada día y cada noche con nosotros, para exigir y aportar soluciones. Por esto sí valdría la pena, gritar: ‘España, España, Catalunya, Catalunya’.

viernes, 28 de agosto de 2015

Catalunya, sus dos mundos y el 27 - S

Que Catalunya y los catalanes somos especiales, es un hecho irrebatible, no solo, porque, como dijo Francesc Pujols (1882-1962) y repetía el pintor Salvador Dalí, ‘llegará un tiempo en el que los catalanes, por el solo hecho de serlo, iremos por el mundo y lo tendremos todo pagado’, ni por el hecho que cada mes celebremos una efemérides o cada trimestre se afirme ‘que vivimos un nuevo acontecimiento histórico’. Ni tampoco porque tengamos tantas cosas que son más de lo que son, como el Barça más que un club, Montserrat más que una montaña, el Palau de la Música más que un auditorio, TV3 más que una televisión o La Caixa, mucho más que una entidad financiera. 

Somos tan especiales que dos importantes y muy respetables entidades, como Asamblea Nacional de Catalunya (ANC) y el Omniun Cultural, también son más de lo que son, aunque ambas juntas cuenten con menos de la mitad afiliados que cualquiera de los dos sindicatos, CCOO o UGT, en Catalunya. Así que cuando hablan o entran por la puerta de las instituciones, para algunos medios de comunicación y para las propias instituciones, son nada menos que la voz y la representación de la sociedad civil catalana.

Somos tan especiales que desde hace unos años convivimos dos mundos tan distintos que si los midiéramos por sus estados emocionales y sus percepciones, bien podrían parecer que habitan en galaxias distintas. Dos mundos, el independentista y el que no lo es, conviven sin prácticamente fricciones en la cotidianidad de la familia, del trabajo o de las amistades, algo que debe decirse y reconocer para acallar algunas las alarmas malintencionadas. Dos mundos diferentes, no porque cada uno de ellos pertenezca a diferentes estamentos y clases sociales o respondan a ideologías distintas, sino porque sienten urgencias y preocupaciones distintas dada su posición favorable o no a la independencia de Catalunya.

Por una parte, el mundo independentista, hipermovilizado y lleno de emociones, con la sensación de estar viviendo en plena y constante excitación colectiva. Un mundo formado por personas y colectivos que se sienten protagonistas de la historia pues han encontrado la explicación a sus males: más fácil que la tediosa lucha de clases o la confrontación de modelos económicos, sociales e ideológicos en los que se dividen las sociedades modernas y democráticas. Más fácil y movilizador, hoy, aquí, fuera de aquí y siempre a lo largo de la historia, por  haber encontrado la solución a estos males: un enemigo común.

Todos juntos movidos por la fuerza motriz del patriotismo: ricos y pobres, derechas e izquierdas, los  trabajadores y sus empresarios. Todos juntos, cargados de emociones sanas, nobles, llenos de ilusiones, viviendo en comunión ese momento trascendental de sentir un sueño, sobre el que gira y ha girado desde hace meses toda la vida social, mediática, política e institucional en Catalunya, como un circuito cerrado, retroalimentándose de sus propias redes sociales, de sus medios de comunicación, de sus imágenes, de sus noticias, de sus informes económicos, de su revisión de la historia, etc.  

Y en la otra cara de la luna, como en otra galaxia que está a años luz, el  otro mundo, la otra mitad, más o menos, de la sociedad catalana escéptica e incrédula que asiste distante a la excitación social que viven algunos de sus conciudadanos y la mayoría de las instituciones públicas catalanas. Ese otro mundo, el de catalanes y catalanas que viven con indiferencia las banderas esteladas en los balcones, en las rotondas o en el ayuntamiento de su pueblo o ciudad. Ciudadanos y ciudadanas que ni ven, ni oyen, ni leen los medios de comunicación independentista, que viven su cotidianidad ausentes de las efemérides y de esos grandes hechos históricos que dicen están sucediendo día a día. 

Dos mundos, que vivirán la próxima consulta electoral también de forma y movilización muy diferente, pues para el mundo independentista, estas elecciones son, también, más que unas elecciones: son un plebiscito y la última oportunidad, hasta la próxima,  para romper con el pasado y abrir la ventana a un nuevo amanecer. El 27 de septiembre para el mundo independentista es el primer paso para poner los cimientos de un nuevo estado independiente, dicen más justo y más moderno, más rico e  innovador, más social, más todo,

Por el contrario, para el no independentista menos movilizado, este 27 de Septiembre, es sólo, pero nada menos, el momento de evaluar la gestión del gobierno de Artur Mas y elegir quién gobernará y con qué políticas se gestionará la sanidad, la atención a las personas en situación de dependencia, el medio ambiente, la enseñanza, la vivienda, los derechos sociales, las políticas de igualdad, etc. 


Pero, lo más previsible, según sea el resultado electoral, en la noche del 27 de septiembre, es que una parte de la sociedad catalana podrá añadir una efeméride más a su particular calendario para seguir soñando, como puede soñar que está volando el que se tira del piso 90 antes de llegar al 2º piso. Para luego seguir, que no ha sido nada, hasta que llegue el famoso y anunciado choque de trenes. No vaya a suceder que se les joda el invento  porque al final fuera a triunfar la opción, que de verdad es muy mayoritaria en Catalunya (Metroscopia junio 2015), de una Catalunya formando parte de España reformada, pero con nuevas y garantizadas competencias, ya que Catalunya es mucho más, por suerte, que los intereses, en el fondo tan parecidos, que representan los señores Aznar y Mas. 

lunes, 20 de julio de 2015

¿Para qué? La independencia de Catalunya o una España en común.

En la formación para obtener la certificación internacional de coach, una de las primeras lecciones es conocer el valor de las preguntas y su capacidad para colocar a las personas en distintos procesos mentales. Se puede comprobar en dos preguntas que en apariencia parecen similares en la forma y sin embargo colocan a quién responde en direcciones temporales opuestas. Me refiero a ¿por qué?  y ¿para qué?.

El “por qué” lleva a buscar explicaciones históricas o  justificaciones condicionantes. El “para qué”, en cambio, nos lleva a un pensamiento totalmente diferente, nos despierta y traslada al futuro. El “por qué” suele ser más fácil de responder, es mirar atrás para encontrar las causas que nos han conducido a este momento. El “para qué” nos coloca en un espacio creativo que responde a un propósito, a  una razón de ser.

Precisamente en la respuesta a estas dos preguntas se observa el hábil y profundo cambio que Artur Mas ha imprimido en los últimos meses en su mensaje a los ciudadanos en entrevistas y discursos. Ha pasado de argumentar la independencia de Catalunya centrada en un mensaje cargado de razones pasadas, de identidades y derechos históricos, a un mensaje centrado en la respuesta a la pregunta de "para qué" la independencia. No hay por ello conferencia, entrevista o discurso de Artur Mas que no esté lleno de referencias a esa futura Catalunya independiente semejante a Dinamarca, Austria, Finlandia, incluso Israel, en innovación, Estado del Bienestar, educación, formación profesional, estructura industrial, o al I+D. 

Un mensaje que le permite a quien ha gobernado durante décadas Catalunya (y en parte, con su voto a los diversos gobiernos, también España), justificarse y deshacerse aparentemente de sus responsabilidades sobre las muchas y graves deficiencias y retrasos que padece hoy Catalunya en todas estas y otras materias. Justificación que obvia toda responsabilidad de las clases dirigentes catalanas en los déficits en medio ambiente, atención a la dependencia, formación profesional y educación, en el elevado desempleo, la deficiente estructura industrial o el retraso en I+D y, por supuesto, también en la corrupción, al presentar cuestiones tan graves como si su única razón estuviera en que los catalanes no hayamos podido desarrollar nuestras potencialidades de autogobierno al estar condicionados por el Estado Español. 

Ahí reside hoy la fuerza del discurso de Mas y a la vez la debilidad de aquellas fuerzas políticas que se oponen a la aventura de la independencia, dado que hasta hoy éstas solo han sido capaces de confrontar y oponerse desde el "por qué", casi exclusivamente desde razones jurídicas y constitucionales o de viabilidad que, por muy lógicas y racionales que puedan ser, nunca tendrán la fuerza que sería capaz de generar si respondieran al "para qué", con la visión y el proyecto de una Catalunya real y posible en una España renovada y moderna, capaz de respetar y explotar todas sus fortalezas de nuestra riqueza y pluralidad en Europa y en el mundo global. 

Responder a la propuesta de la lista de Artur Mas desde la visión de la pregunta "para qué seguir juntos Catalunya y España” y poder responder desde la defensa de un sólido, rotundo y posible proyecto de una España reformada y mejor que permita transportar y movilizar a todos aquellos ciudadanos y ciudadanas catalanes y españoles que defienden una sociedad más justa y un país con mejor formación, con más y mejor empleo, con mejor Estado Social, más industria e  I+D, etc.

Ahí esta hoy el campo de confrontación de propuestas y discusión entre el si y el no a la independencia de Catalunya que propone Artur Mas. La confrontación no está entre aquellas fuerzas que defienden el derecho a decidir y la soberanía y las que no, esta lección o esta pantalla, como se dice hoy, pertenece al pasado curso o en todo caso el examen no es en este septiembre. 

Hoy el dilema está entre quienes apuestan por estar juntos o separados, en común o no. El debate real está, se quiera o no reconocer, en el sentido plebiscitario del próximo 27 de septiembre y más allá de las leyes y legalidades. ¿Quien será capaz de responder y emocionar desde la misma pregunta del  "para qué"?.



sábado, 4 de julio de 2015

¿Política sin partidos?

Es una evidencia irrefutable que España está viviendo un shock emocional, estético y, sobre todo, mediático, que anuncia un profundo cambio en las formas de hacer política. Sólo hay que observar la convulsa vida de los partidos políticos para comprobar que casi todos ellos disimulan sus siglas y difuminan su historia, usando en sus debates la reflexión común de reinventarse, refundarse, repensarse o incluso, en algunos casos, disolverse. 

Asistimos a la paradoja de que la no militancia política, ‘el independiente’, es exhibida por los propios partidos y candidatos como un mérito a la hora de presentarse a las elecciones políticas y formar parte de candidaturas, frente al afiliado y al militante. El súmmum de esta paradoja es la reciente propuesta del Oriol Junqueras (ERC) que propone ‘una candidatura sin políticos para las elecciones políticas catalanas del 27 Septiembre’ lo que, de concretarse, bien merecería entrar en el Libro Guinness. De igual forma, nos hemos acostumbrado a oír la primera persona del singular en los discursos de los dirigentes políticos en sus compromisos electorales, proyectos y decisiones de gestión,  como si no hubiera nada detrás de ellos y todo dependiera de la opinión y voluntad del cabeza de lista o del líder de la organización.

Mucho han cambiado las formas de hacer política desde las fuerzas políticas. Hasta ayer, sus militantes y simpatizantes vivían la política con un arraigado sentido colectivo y orgánico, desde la visión de transcendencia que proporciona trabajar y militar, para ‘anticipar el futuro’ para un modelo social. Hoy se impone el personalismo frente al colectivo y su organización. Se entiende que el éxito o fracaso de una candidatura responde esencialmente a la popularidad, la capacidad de identificación y la empatía que puede generar el candidato o candidata famoso, aunque sea improvisado (una monja, un catedrático, un torero etc.), más que la coherencia del programa que representa y más allá de la solvencia del partido que la sustenta. Algo así hemos visto con mucha fuerza en las elecciones del pasado 24 de mayo y mucho más lo estamos viendo en el trajín de la preparación de las elecciones catalanas del 27 de septiembre, o en las futuras elecciones generales.

La coherencia de los programas electorales y la credibilidad de sus propuestas no han sido, ni es previsible que lo sean en las futuras elecciones, los protagonistas en las campañas electorales, ni el eje de la discusión entre las candidaturas. El protagonismo ha girado esencialmente sobre comportamientos, emociones y pasiones. Por esto, por poner un ejemplo, se ha asumido y  no ha sido traumático para los votantes de la candidatura de Ahora Madrid que, en menos de quince días de tomar posesión del cargo Manuela Carmena, anunciara con nobleza y sin falsas excusas que  ‘renuncia a crear un banco público como iba en el programa de Ahora Madrid porque no era viable’, afirmando sin complejos y con absoluta claridad, que entiende el programa electoral como un conjunto de sugerencias englobadas en torno a grandes objetivos como son la igualdad, la lucha contra la corrupción y la transparencia.

Es una evidencia que una parte muy importante de la sociedad y sus electores ha depositado su voto respondiendo a la emoción y buscando una referencia y un ejemplo de ética social, valorando y juzgando los comportamientos personales más que el contenido y el cumplimiento del programa electoral. Por ello es tan determinante para su credibilidad viajar en metro, reducir el número de asesores y el criterio a la hora de contratarlos, la bajada de los salarios, y todo aquello que exprese otras formas de hacer y vivir la política.   

El discurso emocional, la simbología, la ambigüedad, los grandes conceptos abstractos que han generado energía social y  que alimentan sentimientos, priman sobre la definición programática. Y la batalla política actual  trata más sobre comportamientos y emociones que sobre programas, por lo que podríamos afirmar: ‘El combate no es por el centro, es por el corazón, el auténtico centro de la política’ (A. Gutiérrez Rubí). 

Lo importante es que los beneficios de este cambio que responde al ajuste de cuentas a décadas de política burocrática, de partidos cerrados y aislados de sus votantes, aporten renovación, oxígeno y participación de nuevos sectores en el compromiso por la cosa pública no sea a costa de destruir o debilitar a los partidos políticos y menos aún sea cruel e injusto con los miles de personas honradas que han trabajado en la política dando lo mejor de sí con profesionalidad durante décadas–. Esta positiva pasión por la política, además de beneficios, aporta el riesgo de que se trate sólo de formas, gestos y maneras, porque de ser así, sólo nos quedaría la política pasional dirigida por personalidades, que no es precisamente lo mejor para afrontar los grandes retos que debemos resolver como sociedad y país. 


miércoles, 24 de junio de 2015

El ´Piano del lavoro´, (CGIL) una experiencia de la que aprender

El primer sindicato italiano, la  CGIL, presentó una iniciativa hace más de dos años con el nombre de ‘Piano del Lavoro’ (Plan por el Empleo), que resulta una potente ofensiva sindical, social y política. Merece prestarle atención pues está siendo capaz de movilizar a una parte muy importante de la sociedad italiana en torno a su objetivo principal, conseguir aumentar el empleo y reducir la desigualdad a través de la innovación (1).

En torno a esta iniciativa están girando centenares de asambleas, reuniones de trabajo, mesas de negociación y seminarios por todo lo ancho y largo de este país, y en gran medida, se inscribe en la misma estrategia del "Nuevo Plan Marshall" que hace ya varios años el sindicato alemán DGB viene proponiendo, o el Plan Extraordinario de la Unión Europea para el crecimiento y el empleo que la Confederación Europea Sindicatos (CES) reitera que constituyen las políticas necesarias para remontar la crisis crear empleo.

El ‘Piano del Lavoro’ responde al firme convencimiento de que en Europa es necesario un New Deal que impulse el desarrollo y el empleo, pues no serán las conocidas políticas de austeridad quienes nos ayudarán a salir de la crisis, más bien lo contrario. Esta valiente iniciativa sindical recuerda, y en parte se inspira,  en aquella que con el mismo nombre ‘Piano del Lavoro’, lanzó, al final de la Segunda Guerra Mundial, Di Vitorio, secretario general del sindicato CGIL, con el objetivo de reconstruir el país y renovar sus infraestructuras (de la construcción, de las eléctricas, carreteras, infraestructuras ferroviarias e hidrogeológicas etc.), y volver a unir un país devastado. 

No es exagerado afirmar que en algunos países vivimos situaciones de clara emergencia, si atendemos a los niveles de desempleo y en especial al desempleo juvenil. Este Plan es una iniciativa que adquiere especial valor en unos tiempos tan necesitados de nuevas ideas e iniciativas capaces de innovar la acción sindical y que en muchos aspectos puede ser una buena experiencia de la que aprender. 

La primera, es la importante movilización que está consiguiendo implicar a amplios sectores de la sociedad italiana y a sus fuerzas económicas, institucionales y sociales, creando centenares de mesas de diálogo y negociación, generando ideas e iniciativas a poner en acción  en los diversos sectores productivos y en las empresas. Y que está impulsando el diálogo social descentralizado en ayuntamientos, universidades, gobiernos regionales, distritos industriales etc., dirigido a estudiar iniciativas y respuestas centradas en la creación de empleo, a comprometer prioridades y esfuerzos dirigidos hacia la innovación y el crecimiento económico.

La otra lección de esta potente iniciativa que es el ‘Piano del Lavoro’, es su fuerza multiplicadora por haber conseguido articular en torno al objetivo común de la innovación y el empleo, a diversos actores sociales, políticos e institucionales. Una realidad muy difícil de conseguir en España, donde la norma es la falta de coordinación entre nuestras instituciones y administraciones públicas, y la  constante ausencia de un eje vertebrador a la hora de desarrollar y construir políticas industriales. 

Nos enseña también lo importante y útil que puede llegar a ser un referente común en torno al que articular las diversas iniciativas y propuestas para las distintas mesas de diálogo y negociación, sean de negociación colectiva en las empresas o sectores, sean con los gobiernos  locales, autonómicos y central, para garantizar que lo que se acuerda sume y se potencie entre sí, y que las iniciativas y los esfuerzos se complementen como la única forma de multiplicar los resultados.

El ‘Piano del Lavoro’ se propone ser un motor de corresponsabilización social y participación de las fuerzas económicas, institucionales y de investigación en los territorios, y es una buena iniciativa, que nos recuerda, una vez más, que el trabajo es la verdadera riqueza, y el desempleo la vergüenza de las naciones. Y que es urgente un cambio de política en Europa porque necesitamos el tan reclamado Plan Extraordinario para el crecimiento y el empleo para los millones de jóvenes sin empleo. 



viernes, 12 de junio de 2015

12 de Junio, Día Mundial contra el trabajo infantil

"Ya no temo al patrón, él me teme a mí" (Iqbal Masih)


El 12 de Junio es el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, fecha en que la Organización Internacional de Trabajo (OIT) pone en primer plano la situación en la que viven y trabajan en el mundo más de 120 millones de niños y niñas de 5 a 14 años. En lugar de estudiar y jugar en la escuela y en los parques, fruto de la pobreza de sus padres, son explotados trabajando en condiciones inhumanas para obtener su sustento y el de sus familias. Niños sin infancia, que nos enseñan la cara más cruel del injusto reparto de la riqueza y  de una sociedad llena de desigualdades y conflictos, que obligan a centenares de miles de familias a huir de la inseguridad, física y económica. 

Este día Contra el Trabajo Infantil es una buena ocasión para recordar a Iqbal Masih, el niño pakistaní de 12 años que murió asesinado por los mercenarios pagados por los fabricantes de alfombras de ese país el 16 de abril de 1995, ahora hace 20 años. Iqbal Masih, cuando apenas tenía cinco años, fue vendido por su padre por 16 dólares a una fábrica de alfombras para poder pagar la boda de su hermano mayor. 

El Frente de Liberación del Trabajo Forzoso consiguió su libertad cuando Iqbal tenía diez años, y se convirtió en un activista y líder de otros miles de niños y niñas en la lucha contra la esclavitud. Fue el presidente de la sección infantil del Frente de Liberación del Trabajo Forzado de Pakistán (BLLFP), y muy pocas semanas antes de su asesinato, recibió el Premio Reebok de Derechos Humanos.

Ese niño, que de mayor quería ser abogado, luchó contra la esclavitud de unas condiciones de trabajo y de vida que él conocía bien por ser muy parecidas a las de otros miles de compañeros suyos, y su lucha no fue inútil. El alcance  mediático de su muerte y las fuertes movilizaciones de protesta en las calles de la India y Paquistán de niños descalzos, marcaron un antes y un después en la conciencia social mundial frente a la explotación infantil.

El conocido grito de Iqbal: "Ya no temo al patrón, él me teme a mí", resume el sentido de su lucha en la organización  de otros niños esclavos y su participación en campañas internacionales de apoyo. Una lucha que pocos meses después de su muerte se tradujo en nuevas y potentes iniciativas por todo el mundo contra la explotación infantil, como las amenazas de bloqueo de muchos países al comercio de objetos fabricados con trabajo infantil. Esto a su vez consiguió poner en marcha  proyectos de acción solidaria destinados a pagar a los padres pobres y ofrecerles otras alternativas que mandar a sus hijos pequeños a trabajar a las fábricas de alfombras, cristalería o ladrillos, minas etc.

Han sido muchos los avances que se han vivido en este campo, desde el asesinato, hace veinte años, de este joven luchador y sindicalista. Han  sido, y hay que decirlo bien alto, muy importantes los avances en la conciencia social y la lucha por erradicar una de las peores formas de explotación y abuso, que pone en peligro la salud, la seguridad y la educación, y que atenta a la más elemental  dignidad de las personas y  de toda la humanidad.

Queda mucho por hacer, empezando porque los Estados cumplan con las promesas que hacen en las convenciones y declaraciones internacionales, como dedicar mayor cantidad de recursos y atención a los planes de acción o incrementar el nivel de apoyo local, nacional e internacional para lograr una educación gratuita, obligatoria y adecuada a la que tengan acceso todos los niños y niñas. 


El Día Mundial Contra el Trabajo Infantil ha querido centrar el foco a exhortar a los Estados a respetar y hacer respetar las convenciones y leyes existentes sobre trabajo infantil y educación. Y en 2015 de manera muy especial, en conseguir una educación de calidad gratuita y obligatoria. En este día en el que la OIT  nos llama a la acción,  miremos hacia atrás para recordar, a los niños y niñas, hombres y mujeres, que desde diferentes frentes, sindical, social, económico, religioso o político, han luchado por impedir la explotación infantil. Y a ese niño héroe, que cuando tenía 12 años gritaba con razón: "Ya no temo al patrón, él me teme a mí" y  precisamente por eso, porque le tenían miedo, le asesinaron. 


martes, 9 de junio de 2015

El Celler de Can Roca, la fuerza de los valores para ser el número uno



Cuánta literatura, seminarios, conferencias y talleres para definir la misión y la visión de una empresa u organización. Cuántas presentaciones con citas de profesores de Harvard y power points con metáforas plagiadas para explicar los nuevos estilos de liderazgo o la innovación en la organización del trabajo. Cuántos libros de autoayuda en las estanterías que relacionan la importancia de generar compromiso con el éxito en las organizaciones. Cuántas declaraciones y discursos de cargos públicos sobre la prioridad de la formación permanente de los trabajadores o de convertir al ciudadano (cliente) en el centro de su razón de ser.

Sin ir más lejos, tenemos aquí, en Girona, uno de los mejores ejemplos de la excelencia en una organización como es El Celler de Can Roca. El mejor restaurante del mundo.

¿Qué explica esa excelencia y dónde están las razones y el secreto de su éxito? Si lo quieren saber lean el libro 'El Celler de Can Roca: generando valor en empresas de servicios', editado hace pocos meses por Librooks.

Lean el libro y conocerán un caso real en el que se muestra la importancia de saber valorar la tradición, como han hecho Jordi, Joan y Josep Roca. Cuidaron y respetaron el restaurante de sus padres: "no quisimos tocar el restaurante de nuestros padres por no originar un conflicto creando dos mundos que a la postre serían problemáticos". Comprobarán el valor de la humildad a la hora de construir la cooperación y la confianza con los proveedores como la mejor garantía de fiabilidad y calidad del producto.

El Celler de Can Roca es una experiencia real y cercana, un negocio tan material como es dar de comer a los demás. Enseña la importancia de invertir en innovación e investigación, con hechos tan reales como son las 12.000 horas dedicadas el pasado año. Nos muestra que la base de todo proceso de innovación es el inconformismo permanente. El inconformismo que permite promover el conocimiento interno y el intercambio de experiencias, activar el cuestionamiento de los  procesos y de los conocimientos adquiridos y provocar en la organización un estado de aprendizaje permanente.

Las razones que explican el éxito de este proyecto son muchas y profundas. Pero de todas ellas, la principal es el estilo de liderazgo y la gestión de las personas, que unido a un objetivo compartido constituyen  las bases imprescindibles que precisa todo Equipo de Alto Rendimiento. En algunas ocasiones, como en este caso, es tan simple como ser fiel a tus principios, tus orígenes y a lo que has aprendido de tus padres.

El liderazgo de los hermanos Roca conforma una dirección compartida por los tres desde la que afirman: "Tenemos la suerte de tomar las decisiones los tres y por unanimidad, tenemos que convencernos a nosotros mismos". Los tres opinan y colaboran en todo el proceso de generación de valor, a la vez que las responsabilidades están claramente determinadas: Joan en la cocina, Jordi a los postres y Josep en bodega.

Como en todo proyecto lo determinante para el resultado es cómo son tratadas las personas que lo componen y trabajan en él. Su éxito no se entendería sin su organización del trabajo y su gestión de las personas. Su excelencia no se entendería sin su arraigada filosofía de promover la participación de todos sus trabajadores más allá de la función o escalafón que cada cual tiene en la empresa.

Leyendo el libro de Carles Cabrera se entienden muy bien los porqués, las razones y el como una empresa familiar ha podido llegar a ser el número uno del mundo en su sector. Vemos como la razón principal, la que nos permite entender esta hazaña, la encontraremos en la fuerza que puede llegar a tener la visión y los valores en una empresa u organización.



Cuando esos valores, el ADN, como lo definen Jordi, Josep y Joan, son algo más que buenas palabras e intenciones. Cuando son valores compartidos, se obtienen resultados inalcanzables. Ya se definieron así hace 30 años en toda una declaración de principios: "Restaurante de estilo libre, de cocina en libertad, comprometida con la vanguardia, sin renunciar a la memoria de las diversas generaciones de antepasados de la familia dedicadas a dar de comer a la gente". 

lunes, 4 de mayo de 2015

La metáfora del conflicto de Coca Cola

A raíz de la larga y exitosa lucha que protagonizan algunos trabajadores junto a sus sindicatos para hacer frente al ERE que presentó en enero de 2014, se habla y se seguirá hablando del duro conflicto de la empresa Coca Cola Iberian Parthers. Como parte del nuevo Plan Empresarial de concentrar y reubicar su producción, esta empresa pretendía despedir, trasladar o prejubilar a cerca de 2.000 personas, a la vez que cerrar las fábricas de Fuenlabrada (Madrid), Alicante, Palma de Mallorca y Colloto (Asturias). 

Ha sido y es un conflicto laboral difícil. Tras año y medio, la empresa Coca Cola –y también sectores del mundo empresarial y representantes prestigiosos del mundo jurídico y académico--, podrán sacar algunas lecciones sobre la realidad de la gestión empresarial, muy especialmente cuando se abordan decisiones que afectan de forma dramática a la vida de muchos trabajadores y familias. 

La primera lección es que los conflictos mal resueltos tienen un elevado coste. En el caso de Coca Cola, una marca de consumo, está afectando de manera muy particular a su reputación social, pues ha pasado de ser una marca apreciada por la mayoría de la sociedad española con unos valores y emociones positivas, a ser vista hoy por amplios sectores de la sociedad  con desprecio, y a ser identificada con egoísmo y falta de sensibilidad hacia los derechos sociales.  

Este largo conflicto enseña el error de la dirección de Coca Cola al alardear de sus recursos económicos para comprar, si era necesario, todas las voluntades que garantizasen sus objetivos. Hoy la empresa sabe que se equivocaba debido a los costes económicos que debe asumir para reponer salarios y condiciones a golpe de sentencia tras sentencia. Unas sentencias que le obligan a revertir sus decisiones por considerarlas ilegales, y que le enseñan que nadie, por suerte para la Humanidad, tiene los recursos suficientes para comprar todas las voluntades que se oponen a su voluntad.

Otra lección que podrá sacar la empresa cuando analice este conflicto es que a veces las presentaciones en power point ante el Consejo de Administración en la aprobación del Plan Estratégico Empresarial, con sus cifras, gráficos y algún modismo en inglés, están muy lejos de la cruda realidad de las personas y algunos colectivos que iban a ser afectados por el Plan, de sus historias y particularidades sindicales.

La siguiente lección bien podría estar dirigía a los prestigiosos consultores y asesores jurídicos que están explicando a sus clientes que hoy “todo el monte es orégano”, ya que la grave crisis económica y el desempleo, junto a la Reforma Laboral, les permitiría hacer y deshacer, con pérdidas o beneficios, prácticamente lo que les venga en gana, una vez desaparecida la autorización administrativa del expediente, y con ello han entendido, que ha provocado la devaluación de la negociación y el acuerdo con los representantes sindicales. 

Esa nueva visión a la hora de acometer el ERE parecía haber dejado en segundo plano el valor de las competencias de negociación de los representantes empresariales en la mesa de negociación, y convertir en el valor principal del negociador empresarial el conocimiento de los rincones y recovecos de la nueva Reforma Laboral. Algunos asesores explican a sus potenciales clientes, que el eje ya no está en la capacidad de conocer la realidad sindical y entender lo que piensen y sientan los afectados, como condición necesaria, junto con la voluntad de negociar, para el éxito de una negociación.

Un error que ha reforzado la creencia de que la Reforma Laboral, junto a la crisis y el desempleo, ha hecho desaparecer la capacidad de respuesta de los trabajadores y las trabajadoras. Un error que conduce a algunos sectores empresariales a confundir sus deseos con la realidad, creyendo que el sindicalismo y la fuerza organizada de los trabajadores es una pieza que está junto a la máquina de vapor en el museo de la historia. Pero el sindicalismo, aún necesitado de grandes y profundos cambios y reformas, existe, como nos muestra cada día la realidad en los centros de trabajo, donde, sin ser noticia en la mayoría de las veces, propone, negocia y acuerda cuando enfrente hay argumentos, sin prepotencias, ni soberbia, como ha sido y es la norma del sindicalismo español.

Sobre la soberbia, y también sobre la gestión de las victorias, quizá pueda serles útil a los protagonistas del conflicto cuando analicen, valoren y posiblemente corrijan alguna estrategia negociadora, recordar aquella conocida fábula sobre los dos gallos de Jean de la Fontaine (Siglo XVII) que dice:

En un gallinero vivían dos gallos, que compartían el lugar en paz y en armonía. Cierto día el granjero trajo al corral una gallina hermosa y altanera, de la que se enamoraron los dos, pasando de ser amigos a competir por la gallinita. Se enfrentaron en combate hasta que el más fuerte se fue del brazo de la gallina mientras el otro se retiraba los fondos del corral a llorar su pena. El vencedor subió al tejado para hacer alarde de su triunfo y comenzó a gritar para que los vecinos se enteraran de ello, con tan mala suerte que un buitre lo escuchó y se abalanzó sobre él, terminando con su vida y su soberbia. 

Así que, es de esperar que tras estos largos meses de movilizaciones que han culminado con la sentencia de nulidad del ERE dictada el pasado 15 de abril por el Tribunal Supremo sirvan para extraer las lecciones necesarias que ayuden a resolver este duro conflicto.  

viernes, 17 de abril de 2015

La danza del cambio entre CC.OO. y UGT

Un dicho cheroqui dice:
Escucha los susurros y nunca tendrás que escuchar los gritos”.

Ignacio Fernández Toxo, Secretario General de CCOO, afirmó hace ya bastantes meses, refiriéndose a su sindicato: “Debemos mirar más profundo, más hacia nuestro interior para ver cómo estamos haciendo las cosas y cómo debemos hacerlas. En la lógica de repensarnos, debemos caminar hacia una nueva ética militante”. Y lo ha repetido con idénticas o muy parecidas palabras en sus discursos y entrevistas. En su discurso en la 2ª Asamblea Confederal del pasado mes de marzo, Cándido Méndez, secretario General de UGT, afirmaba con la misma voluntad que UGT necesita “un cambio integral en la estructura del sindicato. Hay que cambiarlo desde abajo, hemos hacer del sindicato una organización más cercana a los trabajadores”.

La contundencia y radicalidad de estas afirmaciones expresan que la dirección de ambos sindicatos coincide en la necesidad de impulsar un cambio en sus estrategias y prácticas. Un “cambio profundo” que precisará de innovadoras reformas en sus estructuras, puesto que demanda nuevos procedimientos, nuevas normas y códigos más eficaces, como los que ya están debatiendo y aprobando estos dos sindicatos para garantizar el más absoluto rigor y transparencia en unas organizaciones especialmente complejas por su dimensión y sus descentralizadas estructuras.

El cambio que anuncian los líderes sindicales de CCOO y UGT va más allá de resintonizar algunos mensajes para adaptarlos a los actuales medios tecnológicos y de comunicación, van mucho más allá de actualizar y modernizar su imagen y lenguaje, mucho más que un cambio defensivo frente a las evidentes dificultades que vive hoy el mundo del trabajo y en particular el sindicalismo, como consecuencia de la crisis, la precarización, el individualismo etc… que añaden nuevas dificultades a la actividad sindical.

El cambio que anuncian aspira a ser transformador, ya que responde a la voluntad de “repensar y cambiar desde abajo” estas organizaciones, como afirman sus secretarios generales. Ello conlleva irremediablemente la necesidad de cambiar muchas creencias, así como, y de forma particular, las  actuales formas de relacionarse con sus afiliados y afiliadas, innovando las formas e instrumentos que estimulen y garanticen la participación y el protagonismo de la militancia. Nuevas formas de dirigir, de comunicar y de participar, que recuperen el valor, la emoción y el orgullo de la militancia sindical.

Un cambio para cuya gestión necesariamente deberán plantearse las mismas preguntas que todas aquellas organizaciones, instituciones o empresas que aspiran a impulsar un profundo cambio que mejore su función se deben responder: ¿cuál es la visión y la misión del sindicato hoy?, o ¿qué valores son los que comparte su militancia? Porque sin las respuestas a tales preguntas difícilmente una organización puede producir el cambio profundo que necesita, como afirma Peter Sege, autor de “La Quinta Disciplina” uno de sus éxitos relacionados con el cambio y el desarrollo organizacional, y del que he tomado prestado el concepto de “la danza del cambio” como título de este artículo.

Preguntas que aún no responden la mayoría de las opiniones que leemos y oímos sobre lo que deberían o no deberían hacer los sindicatos para afrontar sus dificultades. Opiniones, en su gran mayoría, centradas en el contenido de las reivindicaciones, de los programas y de las políticas, como si ahí estuviera el único o el principal déficit y, por ello, la solución a todos sus problemas.

El militante sindical sabe que no es ahí donde residen las principales dificultades a la hora de realizar su función. Que los problemas no están en el contenido de lo que hace el sindicato, que en la mayoría de las ocasiones es más de lo que puede. Sabe, por historia y experiencia propia, que no hay recetas mágicas o universales ante realidades tan diversas y cambiantes como es el mundo del trabajo en el que opera. Y más allá de su idealismo, que es muy necesario en la militancia sindical, intervienen múltiples factores y variables que determinan lo que proponen, defienden, negocian o acuerdan los sindicatos en las empresas, en los sectores o en la concertación social como la correlación de fuerzas, las leyes, los tipos de contratación, el tamaño de la empresa, si es pública o privada, los niveles de afiliación, el sector productivo, industria o servicios, la cultura empresarial, la unidad sindical, la situación económica, el paro, la precariedad, etc. etc.,

El militante sindical sabe que no serán las generalidades ni los radicalismos, tan comunes en la  política, pero tan minoritarios en el sindicalismo, hacia donde debe encaminar su práctica. Que lo que le debilita no es la responsabilidad y el sentido común – que en general han presidido la política sindical, como se confirma claramente, por citar algunos ejemplos, en la banca o las empresas del automóvil, donde ambos sindicatos han negociado medidas complejas y difíciles y donde los trabajadores y las trabajadores afectados reconocen su buen trabajo con el voto mayoritario en las recientes elecciones sindicales-. Ni les debilita firmar convenios colectivos, ERES, reformas para el sostenimiento del sistema de pensiones, acuerdos salariales con la patronal, e incluso negociar con un gobierno de derechas del PP las ayudas necesarias, aunque insuficientes, para los desempleados. Aunque estas prácticas puedan ser criticadas por muchos de los que coinciden con el sindicalismo en las calles en la movilización social, posiblemente porque sólo ven su función en las plazas y no en los centros de trabajo, no es ésto lo que ha debilitado su papel.

El cambio profundo y necesario para el sindicalismo está, como apuntan en parte sus líderes, en mejorar cómo se hacen las cosas y con quién: la innovación más importante en la mayoría de las empresas y organizaciones que han sabido generar nuevas formas de crear valor, donde se identifican las diferencias entre unas personas, instituciones y organizaciones y otras, reside, precisamente, en el cómo: cómo se dirige y se gestiona, cómo se construyen las opiniones y se relaciona el sindicato con su afiliación y con el conjunto de los trabajadores y trabajadoras; cómo se verifican los aciertos y se aprende de ellos, y cómo se corrigen los errores con humildad y valentía, cómo se valora el aprendizaje y la formación de sus cuadros.

Cambios que recuperen el valor y el orgullo para el conjunto de hombres y mujeres comprometidos con el sindicalismo de esa “nueva ética militante”, porque saben que no se puede pedir valentía y rebeldía sin ser valientes y rebeldes. Y porque no falta ni valentía ni rebeldía entre los miles de personas que forman estas dos organizaciones, CCOO y UGT sabrán realizar su danza del cambio para conseguir organizaciones capaces de escuchar los susurros. Lo necesitan los trabajadores y trabajadoras, la justicia social y la democracia española.


jueves, 19 de marzo de 2015

El buen trabajo del sindicato en la industria de la moda

El buen trabajo del sindicato en la industria de la moda

Joaquim González Muntadas
Director de Ética Organizaciones SL



La Federación de Industria de CCOO acaba de publicar un documento titulado: Sumangali - “Mujer felizmente casada”, donde se recogen cifras y ejemplos del último Informe de SOMO (Sitchting Onderzoek Multinationale Ondernemingen), un Centro de Investigación de Corporaciones Multinacionales holandés integrado por diversas organizaciones sociales, y se refiere la brutal explotación laboral a la que están sometidas miles de adolescentes. 



En síntesis, en este documento se denuncia la realidad que sucede en las fábricas de hilatura localizadas en Tamil Nadu -Estado con más de 72 millones de habitantes del Sur de la India-, donde se produce gran parte del hilo y tejido de algodón de este país. En ellas trabajan más de 100.000 mujeres menores de 18 años, contratadas en zonas pobres por “reclutadores” que perciben hasta 12 € por contrato. Estas trabajadoras son entregadas por sus propias familias a estos “reclutadores” en condiciones de “trata de personas”. Sus contratos de "aprendizaje" lo son por 3 y hasta 5 años, con salarios que no alcanzan los 50 € mensuales de los que se descuenta la comida y la vivienda (hasta 30 literas por habitación).



El objetivo fundamental de estas trabajadoras son los casi 800 € que cobrarán al finalizar el contrato, y que representará la apreciada "dote" para poder contraer matrimonio y, con ello, convertirse en "mujer felizmente casada" (1), “sumangali” en idioma tamil, el nombre con que se designa este modelo de contratación y que, aunque prohibido desde el año 2009 por la Corte Suprema de este Estado de la India, es aún hoy ampliamente practicado.



Han sido muchas las iniciativas impulsadas desde distintos frentes para erradicar esta brutal práctica de contratación, empezando por  la creación de un  “Comité de Acción Conjunta” de los 7 principales sindicatos que operan en la zona, apoyados por la Federación Sindical de la Industrias (IndustriALL Global Union) a la que pertenecen las Federaciones de Industria de CCOO y UGT. Estas iniciativas sindicales han unido esfuerzos con otras entidades e instituciones (como UNICEF), para la formación de colectivos de trabajadoras y trabajadores, de sindicalistas, directivos empresariales e instituciones locales, sobre los derechos humanos y del trabajo (salud, contratación, empleo), y se han orientado especialmente a conseguir el rechazo social y la erradicación total de las prácticas del Sumangali.



Desde las primeras denuncias, las Federaciones de Industria de CCOO y UGT, tomaron la iniciativa de conocer si nuestra industria de la moda, particularmente las grandes marcas españolas, en la fabricación de sus prendas, estaban aprovechando ese contrato Sumangali y la brutal explotación que supone, lo que supondría contravenir frontalmente todos los compromisos de RSC de las empresas y el Código Ético que el Sector Textil Confección español tiene suscrito con las organizaciones sindicales. 



Por ello es necesario dejar constancia, por el bien de nuestra industria y el buen nombre de sus marcas, que la respuesta, de todas y cada una de las grandes empresas de la moda de nuestro país, ha sido de un rotundo NO, "no trabajamos con empresas que usan este contrato", y afirman y garantizan que tienen formalmente prohibido a sus proveedores trabajar con empresas que practiquen el Sumangali. 



Ante realidades como ésta, o en relación a otras miles de realidades que en la economía global atacan los derechos laborales más fundamentales, adquiere especial importancia ante la RSC y los Códigos de Conducta, el trabajo y la función sindical, más allá de las cuatro paredes, de las grandes empresas del primer mundo y de las grandes marcas. Como vital resulta la intervención sindical para garantizar que los solemnes compromisos declarados en los Códigos Éticos y de Conducta de las empresas responden de verdad a los hechos, y no se queden sólo en grandes y poéticas declaraciones, como demasiadas veces aún sucede.



Por esto es bueno que se sepa que, si bien el sindicalismo español hoy puede  tener muchos defectos que reclaman soluciones urgentes, también es indudable, y es parte de su realidad, el importante trabajo que realizan en favor del trabajo decente en los sectores de la moda las dos grandes federaciones sindicales española, Industria de CCOO y FITAG UGT. Una actividad que merecería ser más conocida y reconocida, ya que hoy representa  un referente internacional, al ir claramente por delante de otros muchos países en iniciativas y en el empeño diario por concretar con las grandes marcas de nuestro país, acuerdos, compromisos e instrumentos de seguimiento que garanticen una producción limpia. Porque precisamente estos compromisos y estas prácticas serán la mejor garantía para un sector con mucho futuro si mantiene y refuerza su compromiso de seguir trabajando inspirado por las tres “E”: excelencia,  estética y ética que debería ser la seña de identidad de la moda española. 




miércoles, 4 de marzo de 2015

8 de Marzo: ¡Cuente con nosotras!

Se acerca el día 8 de Marzo, Día de la Mujer Trabajadora, y comienzan a ser destacadas, incluso en primera plana, las noticias  acerca de los informes, estudios, reportajes, discursos y debates que tratan sobre la discriminación y los déficits en igualdad de oportunidades que padecen amplios colectivos de  mujeres en la sociedad, en la familia y el trabajo. Conoceremos, de nuevo y a todo color, las estadísticas y gráficos que describen la realidad de las condiciones de trabajo y la doble carga de esfuerzo y responsabilidades en la que viven muchas mujeres en nuestro país. Volveremos a leer y escuchar los porcentajes de la injusta brecha salarial que padecen las mujeres en relación a los hombres en trabajos de igual valor, en muchas empresas y sectores económicos. Y comprobaremos, otro año más, que las mujeres cargan cada día más con el empleo precario, ahora agravados por los efectos de la crisis económica, como denuncian los índices de contratos a tiempo parcial involuntario de las mujeres, debido a la falta de empleo a tiempo completo y estable, por lo que no tiene nada que ver las comparaciones interesadas con los países del centro y norte de Europa.  

Este 8 de Marzo leeremos páginas enteras de opinión y veremos documentales y reportajes donde se explican y denuncian las inaceptables dificultades, a veces difusas, pero reales e implacables, que padecen muchas mujeres para progresar profesionalmente en sus empresas, donde tienen que soportar la maternidad como un estigma y con una clara e insalvable desventaja a la hora de asignar responsabilidades  y a la hora de acceder a la formación, aunque la igualdad de oportunidades esté escrita en “letras de oro” en las leyes, los convenios colectivos, o en los códigos éticos de las empresas. Seguiremos conociendo cifras y  estadísticas que nos mostrarán la clara desproporción en el reparto de los cargos directivos y ejecutivos entre hombres y mujeres en todos los ámbitos y niveles, algo que, además de injusto, es una permanente rémora para la mejora de la competitividad y eficiencia de nuestra economía y de las empresas. 

Pero también vale la pena resaltar que este 8 de Marzo de 2015 nuestros sindicatos defienden con fuerza la potente campaña de movilización mundial ¡CUENTE CON NOSOTRAS! que ha promovido la  Confederación Sindical Internacional (CSI) de la que forman parte los sindicatos españoles. Este año 2015 podría ser muy especial para el avance de  los derechos de igualdad de las mujeres en el trabajo y en la sociedad. ¡CUENTE CON NOSOTRAS es la invitación y el ofrecimiento -pero también la exigencia- de conquistar un mayor protagonismo de las mujeres. Es un grito que confirma la fuerza del lenguaje como primer paso de la acción, y su enorme poder capaz, en tan solo una frase de tres palabras, de recoger con más fuerza el contenido que pueda dar un discurso de 100 páginas. 

¡CUENTE CON  NOSOTRAS! Es un grito que debería ser oído en todos los rincones del planeta, una reclamación a todas las estructuras de poder, y al conjunto de la sociedad. Un grito que debería oírse en todos los centros de trabajo, ofreciendo la participación y el compromiso -pero también exigiendo protagonismo- de las mujeres sindicalistas de todo el mundo, dirigido los a gobiernos, a los responsables políticos, a los medios de comunicación, a los empresarios, y dirigido también a sus propias organizaciones. Una reclamación del cambio cultural que empuje a superar esas arraigadas convenciones sociales y creencias y cambiar esos patrones de pensamiento, pero también esos intereses económicos que generan y se sirven del mantenimiento de las desigualdades. Este año nos vuelve a recordar que este 8 Marzo debería impulsar el compromiso de todas las personas, mujeres y hombres en las empresas, para afrontar el reto de atender, remover y mejorar las relaciones laborales, la acción sindical y la negociación colectiva, para superar los conocidos obstáculos laborales, sociales, convencionales y familiares que impiden en tantas ocasiones ir mucho más allá de las buenas palabras y las buenas intenciones cuando se habla de igualdad de oportunidades y de derechos en el trabajo.



Este 8 de marzo  podría ser especial si las organizaciones y las personas responsables de esta valiente e inteligente campaña promovida por el sindicalismo internacional asumen en serio que se trata de algo más que unas  páginas de internet en decenas de idiomas o en miles carteles. Y podría ser especial, si ese grito es traducido en acción, iniciativas y propuestas que de verdad hagan avanzar la igualdad real de derechos.